Mi amigo Raymond Arrieta comienza pronto su nuevo  show de comedia que ha bautizado “Raymond y sus amigos”. Estamos todos pendientes y deseosos de que le vaya bien, se lo merece

 Pero además de sus talentosos amigos del nuevo show de los sábados, entre los que se destacan Jorge Castro y René Monclova,  hay un grupo enorme de amigos de Raymond que nos estamos preparando para acompañarlo en lo que para él representa su más importante compromiso: la caminata en beneficio del hospital Oncológico de Puerto Rico.

 No tienes que conocer personalmente a Raymond, si te apuntas para  la caminata, considérate su amigo. Para él la caminata es mucho más que un evento de recaudación de fondos, se ha convertido en un compromiso de vida. La seriedad que le pone a su entrenamiento no es distinta a la que Miguel Cotto, Javier Culson, Mónica Puig o cualquiera de nuestros atletas presentan cuando tienen grandes compromisos: dieta estricta, régimen fuerte de ejercicios, carreras y caminatas. Cero vinito y nada de jangueos por varias semanas.

Caminé el año pasado el tramo desde Manatí a Bayamón por la carretera Número 2, entre una multitud de gente, al son de música tropical que salía de una gran “tumba coco”, capitaneada por Millo y Carmín, los padres de Raymond. Comencé entusiasmada a “quemar” la suela de los tenis, que por cierto, a mitad de ruta ya clamaban por un relevo. 

El ambiente que prevalece enardece la adrenalina y  suprime el cansancio. Asimismo, la alegría, los cálidos  saludos, besos y abrazos, alimentan de entusiasmo y energía tanto al espíritu como al  cuerpo.

Este año esperamos que la caminata sea nuevamente el centro de reunión de los viejos y nuevos amigos de Raymond. Entre ellos, el conductor que baja el cristal de su auto para echar un menudo o algunos pesitos como aportación mientras todos lo celebramos, porque la meta de recaudo se convierte en una aspiración colectiva. También los que tranquilos esperan sin coraje en el pequeño tapón que pudiera crearse en algunos puntos de la ruta. 

Son tantos los buenos amigos de Raymond. El que de su casa saca una poco de agua fría para compartir con los caminantes; la señora que al verlo pasar le  “echa” sus bendiciones enviando buena vibra a la causa que se respalda; los voluntarios que hacen posible la compleja organización a lo largo de la ruta. A estos, súmele los pacientes de cáncer y familiares que se personan al evento para dar su testimonio de necesidad y esperanza; los empresarios que separan presupuesto para dar un auspicio de amor y los funcionarios de gobierno y políticos bien intencionado que facilitan la coordinación.

 Allí llegarán los leales e incondicionales “camaradas” que nunca fallan:  zanqueros, artistas, deportistas, jóvenes, viejos, ciudadanos comunes y corrientes. Hasta una desorientada perrita realenga se unió a la caminata el pasado año y terminó en un cálido hogar.

En fin, he aquí una buena oportunidad para hacerte pana Raymond. Solo tienes que ponerte las tenis y sacar un ratito de tu tiempo. La pasarás bien y al final, aunque cansado y adolorido, sentirás la ENORME satisfacción de haber caminado junto a un gran ser humano por una buena causa.