La última vez que coincidimos nos quedamos hablando un rato. Bueno, tú hablando y yo riendo. Todo el mundo en aquel pequeño shopping center supo de la conversación, pues tu volumen nunca es bajito y el mío no se queda atrás. Ya se comentaba sobre mi nuevo programa en Telemundo, por lo que ni corto ni perezoso me preguntaste: “¿Cuándo voy para el programa?” “Cuando tú quieras”, te dije. Tenerte de invitado es un lujo, además una ventaja porque no tenemos que hacer libreto, simplemente anunciar que llegaste y dejarte hablar. De inmediato me alertaste: “¡Vengo con show nuevo!” Cuándo no, siempre hay un show nuevo cocinándose en tu cabeza, que no para de crear y producir cosas nuevas.

Esa fue nuestra última conversación; unas semanas después quedaste recluido en el hospital con una “imprudente” pulmonía que sabemos vencerás y la cual estamos seguros te estás “vacilando” en este momento. Si algo nos has enseñado es a utilizar el humor para enfrentar los  momentos difíciles en la vida: como vacuna contra las enfermedades, ungüento para los dolores, estimulante para el ánimo, antidepresivo, musa e inspiración.

 Fuimos testigos de cómo enfrentaste la difícil situación con el Departamento de Hacienda con honestidad, apertura y responsabilidad. Muchos pronosticaron que no saldrías de aquella situación, pero no quienes bien te conocemos. Aclaraste las cuentas, hablaste de frente con tu pueblo, el que luego te contestó con un lleno total en el Choliseo, siendo el primer comediante puertorriqueño en atreverse a convocar un show a una plaza tan retante. Así eres y así nos has enseñado a ser. Debe saberlo bien claro esa pulmonía que se metió con la persona equivocada.

Vas a recuperarte, de eso estamos seguros, como también de que ahora mismo estás trabajando en el libreto de tu próximo stand up, en el que la pulmonía será protagonista. Ya me imagino el título: “Me metieron el tubo”, o cualquier otra barbaridad de las que siempre se te ocurren y tanto disfrutamos. Tu nariz nuevamente será tema de conversación y los médicos y enfermeras que tan bien te están cuidando harán su debut, ¡que no lo duden!

Hoy eres tema principal de todas nuestras conversaciones. Le estamos pidiendo a Dios con mucha esperanza por tu recuperación. Nuestro país necesita alegría, sobre todo en momentos de tanta dificultad y nadie sabe hacer reír a nuestra gente mejor que tú.

Aunque no estás en el Choliseo y sí en un cuarto frío, tu país te aplaude y te pide que te pongas de pie, que levantes el cuello que nunca has querido enseñar, que sientas que mides 6 pies, que nos digas que ya no tienes los huevos a peseta ¡y que tienes más ojones que nadie!

Si te levantas de esa cama te prometemos que cuando vuelvas a hacer con Raymond Arrieta el show “El Bello y la Bestia” cambiaremos el orden y tú serás el Bello. Me despido optimista de que pronto coincidiremos nuevamente. De seguro tendrás nuevas historias, pero la misma alegría y vigor de siempre.

Dios te bendiga. ¡Ah!, y recuerda que tenemos la fecha de la visita pendiente.