Son las seis de la mañana, ya el sol se asoma por la plaza y comienza a calentar los alrededores. Los placeros ya abrieron y acomodan sus verduras, frutas y otros productos para comenzar su día. Ya comienzan a llegar los clientes fijos que día a día hacen su parada para comprar temprano su ensalada de frutas para llevársela al trabajo o su batida para iniciar el día. Veo algunos estudiantes saliendo con sus empanadillas en mano rumbo a las escuelas cercanas a la plaza.

Dando la vuelta veo al billetero hablando con uno de sus clientes quien ya temprano hizo su compra en la plaza para el almuerzo, y según afirma “hoy se come bacalao guisao’ con viandas”.  También le cuenta, que sigue jugando su “billetito” para ver si con la suerte “se pega con algo”.

Mas adentro me encuentro a uno de los comerciantes de la zona, dueño de uno de los sobre 40 restaurantes y cafeterías que existen en la Placita. Dice que llegó temprano para comprar verduras y condimentos que necesita para su menú del día el cual incluirá sopas y carne guisada. Me dice que uno de los placeros le hace su escogido temprano y se las guarda para cuando el pase a recogerlas.

Ya a media mañana continuo mi caminata por los alrededores y comienzan a llegar decenas de suplidores con su mercancía para abastecer a los comercios los cuales comenzarán a recibir su mayor clientela a partir del mediodía y luego en la tarde. Uno de ellos comenta que se ha podido mantener a flote con los negocios de la placita y que a diferencia de otros años, su empresa no tuvo que despedir empleados este año.

Ya son las doce del mediodía, dentro de la variedad de lugares que tengo para almorzar escojo uno de unas amistades. Allí encuentro un grupo de empleados públicos de las oficinas cercanas que aprovecharon su hora de almuerzo para celebrar el cumpleaños de una compañera. Luego de almorzar algo criollo entro a otros restaurantes para saludar a otros compañeros comerciantes. En ellos me encuentro con conocidos empresarios, abogados  y ejecutivos quienes regularmente visitan La Placita para realizar sus reuniones mientras almuerzan.

Entre saludo y saludo ya va entrando la tarde y comienzan a llegar los clientes regulares que tras culminar su día de trabajo pasan por La Placita. Vienen a pasar un rato ameno con sus compañeros de trabajo o amistades, compartir anécdotas, sus planes para el fin de semana, y disfrutar de la excelente coctelería que se ofrece en la zona.

Ya entrando la noche, veo familias, grupos y parejas caminando por La Placita. Vienen a cenar en alguno de los reconocidos restaurantes que ofrecen una gran variedad gastronómica. Ya sea por la comida local o internacional, la diversidad de platos exquisitos, o la experiencia de los reconocidos chefs, el ambiente que permea es uno que invita a sus visitantes a volver una y otra vez.

Mientras me voy retirando doy una última vuelta por La Placita. Veo jóvenes, adultos, personas de la tercera edad, de todas clases sociales, razas, en fin un mundo de gente compartiendo sin preocupaciones, pasándola bien, tal vez olvidándose por un momento de las situaciones difíciles que viven día a día en su rutina diaria.

Pero me llama la atención un grupo de cinco jóvenes adultos que están con una cámara y equipo de grabación filmando a las personas que están bailando en la esquina de los salseros. Con curiosidad me les acerco y pregunto para que es la filmación. Me contestan que son de Chile, que están de vacaciones en Puerto Rico y que la han pasado tan “brutal” en  La Placita y otros lugares de la isla que desean documentarlo todo y llevar a su país su “bonita experiencia” de cómo es la cultura puertorriqueña y como compartimos sanamente como pueblo.

Ya finalmente me marcho a mi casa. Pensando en que por más de 107 años de existencia ese pequeño sector en Santurce sigue siendo un ejemplo de superación para muchos en nuestra isla.

Somos todos un pequeño sector que aporta día a día a la economía, al turismo, al empresarismo, a la creación de empleos, a la oferta gastronómica, al entretenimiento sano, y a la recuperación de nuestro país.

Un grupo de empresarios que cogidos de la mano, unidos y con un fin común hemos logrado que nuestro sector se mantenga a flote, contrario a otros centros urbanos alrededor de nuestra isla que han desaparecido tras haber sufrido el embate de la mala planificación de sus municipios. Con esmero damos vida a este rincón de la Isla y el pueblo viene a disfrutar de esa celebración de vida.  Mañana es otro día de trabajo y al repasar en mi mente todas las caras del día solo puedo decir “LA PLACITA DE SANTURCE VIVE!”.

Nitza Morán es la actual presidenta de la Asociación de Comerciantes de La Placita de Santurce.