Por José Báez Rivera / Ex representante del Partido Popular Democráctico

Diecisiete años y medio perdidos en dramas, dignos de un libreto de Netflix. Acusaciones de uso de drogas ilegales, escoltas innecesarias, abuso del poder, estribillos, eslogan y respuestas pre-potentes a la prensa, entre otros “plots”. Y como si lo anterior fuera poco, hasta en peleas con taxistas continentales ambos han coincidido. Él en Washington D.C. y ella en Nueva York. 17 años y medio beligerantes, caprichosos, llenos de confrontación, insaciable apetito por fondos públicos, incluyendo los prestados y los federales. Ambos protegidos por guerrillas de fanáticos incondicionales expertos en la ciencia oscura de la polarización social.

Con egos tan o más grandes que la estatua de Colón. Ambos activos en la política partidista desde la década de los 90 con trayectorias bien parecidas. Primero como asesores gubernamentales, luego como legisladores estatales y finalmente como los autores de los últimos 17 presupuestos sanjuaneros y las deudas que los financiaron. No solo vieron de cerca cómo se hinchaba la deuda pública, sino que fueron propulsores de la misma.  

Ambos torcieron el aparato municipal a su imagen y semejanza, endiosándose en el camino. Uno pretendió ser estado de la unión y la otra jugando a ser república. El primero con rotulitos en inglés y ella con eslogan “patrios”. Llámese tolerancia colaborativa, resiliencia u obra de Papito Dios (¡Como ellos dirían!) los sanjuaneros hemos tolerado 17.5 años esta tortura.

17.5 veranos acechados por un guaraguao y picoteados por un pitirre, es suficiente para darnos cuenta que hemos sido víctimas de sus caprichosas personalidades corrosivas. Los sanjuaneros nos debemos 20 años de progreso y tienen que comenzar ya. No hay excusas para reducir la dependencia de fondos federales, eliminar la dependencia al Fondo General, eliminar la duplicidad de servicios ya provistos por el Gobierno Central, reducir los vehículos oficiales, reducir o eliminar los puestos de confianza, reducir el gasto público, reducir el excesivo consumo energético, eliminar las escoltas, recuperar el casco de Río Piedras y sobre todo, reducir o eliminar contribuciones sobre bienes muebles, inmuebles, arbitrios de construcción, patente municipal e IVU municipal.

¡Yaaaa! No quiero al más disidente ni al más partidista, al más estadista ni al más soberanista, al más capitalista ni al más socialista y mucho menos al(la) próximo(a) bendito(a) gobernador(a). ¡Quiero a un(a) alcalde(sa) coño! ¿Eso es mucho pedir para la capital de Puerto Rico?