Louise Bice, de 34 años, se convirtió en madre de una hermosa niña con unos ojos azules muy grandes, un rasgo que la destacó dentro de sus familiares y amigos llevándose todos los halagos. Sin embargo, comenzó a padecer de una extraña enfermedad.

Según reveló The Sun, Aretria Bice tuvo un crecimiento normal durante sus primeros seis meses de vida, recibiendo expresiones de admiración por sus ojos grandes y azules.

Lo que desconocía su familia es que esta pequeña comenzaría a sufrir de una grave enfermedad, que fue descubierta luego de que uno de sus ojos se volviera “lechoso” y la bebé gritara de dolor al mínimo contacto con el sol.

Relacionadas

Tras percatarse de esto, sus padres acudieron de manera urgente a un centro médico para conocer lo que afectaba a su hija, llevándose un diagnóstico devastador. Aretria tenía un glaucoma congénito bilateral.

Esta enfermedad causaba que la menor de, apenas seis meses de vida, tuviera una presión extrema sobre el nervio óptico que causaba una hinchazón en sus ojos.

Aretria tuvo que ser sometida a dos cirugías urgentes. En una de ellas, se le insertó un tubo para drenar el exceso de líquido; sin embargo, no funcionó y la bebé quedó con una afectación que la hace llorar sangre.

“De sus ojos salía sangre. Me sentí como si hubiera salido de una de esas películas de terror”, relató su madre Louise Bice que, de acuerdo al diario The Independent, proviene de Mansfield, Nottinghamshire, en Inglaterra.

Aretria y su madre Louise.
Aretria y su madre Louise. (El Tiempo / GDA)

Mientras sus padres esperan que la menor sea sometida a una nueva cirugía, solo esperan que pueda recuperar su vista.

“Sus ojos no volverán a encogerse, pero tenemos la esperanza de que en algún momento las cosas se estabilicen para que su visión no empeore”, añadió.

Mientras los padres de Aretria esperan a la nueva cirugía, se detectó que la menor es extremadamente miope y solo puede ver objetos que se encuentren a ocho centímetros de distancia, por lo que debe usar gafas de manera permanente.

“Ella usa gafas las 24 horas del día. Incluso, tiene que usarlas por la noche porque, si se despierta y no puede ver, tiene miedo. Ha tenido tantas cirugías que tiene un miedo terrible a los hospitales y llora incluso con el olor”, detalló.

Louise teme que, si no se encuentra pronto una solución al problema de la acumulación de líquido en los ojos de su hija, ella quedará ciega.