“Yo trato de ser fuerte”
Residentes de la barriada Morales en Caguas, intentan mantener la serenidad por sus hijos ante los daños causados por el huracán María.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 8 años.
PUBLICIDAD
La pestilencia se aprecia desde afuera. Ese olor característico a fango y humedad mezclado con los desperdicios de comida fermentada inunda las calles de la barriada Morales, en Caguas, una semana después del paso del huracán María por Puerto Rico.
En dichas condiciones, los residentes de unas 40 viviendas en la comunidad se las arreglan como pueden para empezar desde cero, una tarea que se vuelve más compleja cuando en la familia hay niños pequeños.
La preocupación de no tener un techo adecuado para proveer los cuidados necesarios a su niña de meses de nacida, es lo que abruma a Miguel Morales, de 44 años, así como el ver bajo lodo todo lo adquirido con el esfuerzo de muchos años.
Relacionadas
“Lo más que me duele es la incomodidad. (Pausa, respira profundo y se enjuga las lágrimas). De cierta manera, me da tristeza por el esfuerzo que uno ha hecho para poder tener lo de uno. Es lo que realmente uno se lamenta porque lo demás uno lo puede volver a tener otra vez, pero el esfuerzo de tantos años. Uno, poquito a poco, va construyendo el hogar de uno, y de momento, pasa esto, y lo perdiste todo. Pero nada, por lo menos, esto nos une. Yo trato de ser fuerte”, expresó.
“Estamos pasando un poquito de sacrificio porque yo tengo una bebé pequeña. Tengo que estar buscando agua, hielo. Los alimentos, hay unos que tienen que estar fríos… Hacer las largas filas… Ahora mismo en Caguas, que nadie está haciendo hielo, un amigo mío que tiene un negocio, me da hielo”, indicó.
Miguel tuvo que desalojar su hogar en pleno azote del ciclón tropical con su niña al hombro y uno de sus perros en el otro brazo.
El agua, al sujeto de 5’10” de estatura, le llegó a mitad del pecho cuando el caño que cruza por detrás del centro comercial Las Catalinas se llenó de troncos, ramas y desperdicios y obstaculizó el flujo de agua, lo cual causó que el cuerpo de agua se saliera de su cauce e inundara su casa y las de decenas de residentes.
De la misma forma, Carmen Campos, de 44 años, intentaba mantener hoy el sosiego para no preocupar a sus dos hijos, mientras hacía todo lo posible por quitar las manchas de barro de alguna ropa.
“Delante de mis hijos yo no he llorado porque yo vivo sola con ellos. Yo tengo que ser fuerte. Yo siempre he sido bien luchadora”, expresó con la voz quebrantada.
Esas eran las primeras lágrimas que derramaba ante uno de sus hijos, según afirmó.
“Yo mis hijos siempre les he dicho que somos ricos, que somos millonarios porque yo fui al campo de misioneros hace muchos, y en esas islitas yo vi mucha necesidad. Yo venía sin nada de ropa. Eso fue lo que yo les enseñé a mis hijos, que no tenemos casa propia, pero tenemos ropa, comida”, continuó.
Al igual que Miguel, Carmen esperó hasta el último momento para salir de su hogar, aferrada a la idea de poder salvar de la furia del fenómeno atmosférico, lo mayor posible.
Sin embargo sus esfuerzos fueron inútiles, pues hoy sus pertenencias dañadas formaban una montaña de basura las afueras de su casa y otra de escombros en el interior.
Yamil Colón Almenas, coordinador general del Consejo Integral Comunitario de la Barriada Morales, indicó que sobre 40 viviendas allí perdieron el techo. Entre ellas, 30 sufrieron inundaciones de más de 4 pies.
Algunos de los vecinos, hoy continuaban los trabajos de recogido de desechos vegetales para devolverle un poco de vida a las calles.
A juicio del líder comunitario, esa es la mejor manera de devolverle un poco la normalidad a la comunidad, y así evitar que los residentes caigan en un estado de tristeza mayor.
“No caer en la desesperación es bien importante para nosotros levantarnos porque si no, va a subir la criminalidad, los comercios van a sufrir, va a sufrir el vecino…”, sostuvo.
Entretanto, los niños hoy se mantenían activos en la cancha jugando baloncesto, mientras otros coordinadores ayudaban a los damnificados a llenar la solicitud para el reclamo de ayuda económica a la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, en inglés).
Otros daños reportados en el vecindario como consecuencia de María incluyen al Centro Multiusos y en la Escuela Segunda Unidad Diego Vázquez, donde el agua entró y afectó varios salones.