Dorado.- Le dijo "Papá".

Yamelis Mojica Rivera, la única sobreviviente de la tragedia familiar en la carretera PR-6693, sigue dando señales de mejoría al reconocer recientemente a su papá, aunque todavía está ajena al trágico final del resto de su familia.

Sus hermanas, madre y padrasto fueron sepultados ayer en el cementerio municipal en Dorado.

Alberto Mojica compartió a Primera Hora que Yamelis le dijo: "Papá". Al oirla sintió "mucha alegría", confesó. 

La niña, de 12 años de edad, sufrió fracturas en varias partes de su cuerpo, dijo Luis Pérez Otero, padre de Ángel Pérez Polanco, padrastro de la menor y una de las víctimas fatales de la tragedia que cobró la vida de seis personas, cinco de ellas de la misma familia. 

La niña también pudo decir su nombre completo y empezó a comer. "Dentro del dolor hay una alegría", compartió Mojica. 

Sin embargo, la menor de edad, quien se restablece poco a poco en el Hospital Pediátrico, aún desconoce el fatal desenlace, confirmó Pérez Otero. 

El viernes pasado, Pérez Polanco, de 30 años; Zuleika Rivera Negrón, de 27 años; Kamelis Pérez Rivera, de 3 años; Jineishka Pérez Rivera, de 5 años; y Yarelys Mojica Rivera, de 10 años, fallecieron tras sufrir el impacto de una Ranger Rover que era conducida por un hombre quien perdió el control del guía, en jurisdicción de Dorado, luego de que le dispararan desde otro carro y muriera. Yamelis iba en el carro y logró sobrevivir. 

Solidarios

Era evidente la abrumadora solidaridad de familiares, conocidos y ciudadanos que acudieron ayer al campo santo para decir el último adiós.

“El pueblo se identificó con el dolor de la familia. La criminalidad nos afecta a todos por igual, no importa la clase social ni el poder adquisitivo”, dijo Mónica Freire.

Los cuerpos de la familia fallecida en un accidente de tránsito en Dorado, descansan en el cementerio municipal del pueblo.

Algunos manifestaron su apoyo a la familia Pérez Rivera y Mójica con mensajes en sus camisas, uno de ellos decía: "Dorado está de luto. Descansen en paz. Ángel. Zuli. Golda. Pelúa. Pulguita". 

Los más allegados a los cinco también tuvieron la oportunidad de escribir mensajes sobre los ataúdes -uno azul, del padre, y los restantes blancos-, algunos de estos fueron: "Te amaré por siempre mi hermano. Gracias por hacerme parte de tu hermosa familia" y "Mi nieta bella. Dios te ama. Abuelita". 

Otras de las expresiones de amor será la designación de un parque en la comunidad San Antonio (Corea), en Dorado, con el nombre de Parque de Los Niños Los Ángeles, anunció el alcalde del pueblo Carlos López. En ese lugar, dijo, las cuatro hermanas solían jugar. El espacio tendrá un mosaico de ángeles y una tarja con los nombres de los seis miembros de la familia. También se le entregó a familiares una bandera de Dorado como símbolo de solidaridad.

Los cuerpos fueron colocados en nichos uno al lado del otro.

“Alguien diga algo”

 De otro lado, Pérez Otero agradeció la respuesta conmovedoramente fraternal de la ciudadanía hacia las familias afectadas porque ha sido "tremenda. Yo le agradezco al pueblo de Dorado y de Guaynabo por todo el apoyo que nos ha dado a la familia de nosotros en estos tiempos duros". 

También aprovechó para hacer un llamado de justicia hacia las víctimas inocentes de este acto de violencia, que sigue bajo investigación de las autoridades. "Yo lo único que pido es si alguien sabe algo que por favor que venga y diga algo porque de verdad se perdió una familia inocentemente, que no tenía nada que ver con los revoluces que habían en la calle. Por favor que alguien diga algo", añadió el padre y abuelo.

En esa misma línea, Mojica se hizo eco del "llamado de justicia"y pidió que los responsables "den la cara". 

De igual forma, el ejecutivo municipal envió un mensaje de indignación "a aquellos que están al margen de la ley: Respeten a las familias. Resuelvan sus problemas donde no le hagan daño a los niños y no le hagan daño a las familias”.

Al lugar también acudió el recien electo alcalde de Guaynabo, Ángel Pérez, tío de Pérez Polanco. Los gastos de los féretros y el embalsamamiento fueron costeados por la Asociación de Funerarios de Puerto Rico y las funerarias Toaville y Asencio, y los del cementerio por el municipio.