Ya comenzó el anidaje de tinglares
En Puerto Rico, ya se ha avistado cuatro esta temporada.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 6 meses.
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La Playa Abacoa fue el lugar donde el primer tinglar de la temporada anidó en Arecibo, justo cuando dio inició el Mundial de Surf (ISA World Surfing Games).
“Hoy recibimos la primera”, celebró Myrna Concepción López, voluntaria de la organización Yo Amo el Tinglar.
Con el tinglar que anidó hoy en Arecibo, ya son cuatro a nivel Isla que han comenzado a llegar desde el mar a las costas de Puerto Rico, dando así comienzo a la temporada de anidación de tinglares, que suele extenderse entre finales de febrero a junio de cada año. Una se registró en Fajardo y las otras dos en Guánica, dijo Concepción López.
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“Es esta la cuarta tortuga en Puerto Rico (en anidar). Pero, en Arecibo, hoy recibimos la primera”, reiteró.
Según datos provistos por el censo del Programa de Especies Protegidas del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA) hasta el 15 de noviembre de 2023, durante la temporada pasada se registraron 1,480 nidos de tinglares, cifra que incluyó 115 en Arecibo. Añasco fue el pueblo con la mayor cantidad de nidos contabilizados con 235, mientras que Salinas, Vega Baja y Guayanilla reportaron solo uno.
Sin embargo, varios factores afectaron a las tortugas marinas en su proceso de anidación y eclosión, salida de la tortuga del huevo, durante la temporada pasada, especificó Concepción López. Lo más que interrumpió la eclosión de estas tortugas fueron las marejadas fuertes, el intenso calor y las lluvias.
“Podemos tener muchos nidos, pero quizás no mucho éxito en la eclosión”, lamentó.
La supervivencia del tinglar, cuyo nombre científico es dermochelys coriácea, es de suma importancia, pues al alimentarse de aguavivas y otros animales blandos marinos, ayuda a mantener el balance ecológico.
Por ende, Concepción López advirtió a la ciudadanía a evitar encender luces en las playas de noche, no conducir “four tracks” ni montar caballos en la arena, ni tampoco hacer fogatas. Todos estos elementos podrían ser seriamente perjudiciales para las tortugas y contribuir a su extinción. Si ya están en sus nidos, el uso de “four tracks” o las pisadas de caballos pueden compactar la arena y atraparlas bajo tierra, provocando así su muerte. Además, las luces las desorientan, por lo que no podrán dirigirse hacia el mar. Cabe mencionar también que la deforestación y la caza furtiva son elementos sumamente amenazantes para esta especie.
Sobre todo, de ver la eclosión de algún neonato, no se deberán tocar ni “ayudar” en su camino del nido hacia el mar.
“A veces, cuando llega una tortuga o salen las bebés la gente que no sabe empieza a meter manos, las llevan al mar en vez de dejarla solita, empiezan a molestarla. Molestar a una tortuga no es simplemente golpearla, molestarla es impedir que anide o impedir que llegue a su sitio. Eso también es molestarla, perseguirla, porque ella se asusta y si va a anidar en un sitio no anida. Por la conducta de uno, anidan en un lugar que no es seguro”, sostuvo.
Los tinglares son los reptiles de mayor tamaño, pues un tinglar adulto puede pesar hasta 1,700 libras. Sus aletas delanteras son mucho más largas que las traseras y, al extenderse, pueden sobrepasar los 9 pies de largo de punta a punta.
El tinglar se caracteriza porque es la única tortuga que no posee un caparazón duro. Por lo contrario, tiene una envoltura o tejido blando negro o marrón oscuro, con manchas blancas o cremas. Este tejido es como si fuera de goma, saturado de aceite para evitar que la falta de oxígeno le afecte mientras nada a grandes profundidades.