Mientras miles disfrutan en las diversas actividades asociadas a las Fiestas de la Calle San Sebastián, un grupo de oficiales de la Policía Municipal de San Juan permanece acuartelado en un espacio secreto desde donde monitorea las imágenes que captan 127 cámaras ubicadas en distintos puntos del Viejo San Juan.

Basta con presionar un botón, para que los vigilantes puedan registrar el rostro de una persona, su vestimenta, qué hace y con quién anda.

Pendientes a los movimientos sospechosos, los policías pueden notar cuándo ha ocurrido un incidente, ya sea una pelea, una agresión, un desmayo, una caída o cualquier otra situación que amerite la atención de las agencias de seguridad.

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Incluso, quienes violen la ordenanza municipal que prohíbe ubicar publicidad en sitios históricos, pueden ser detenidos, si alguno de los oficiales que vigila los monitores se comunica para movilizar policías destacados en la calle.

“Si hay situación en una de estas áreas, nosotros lo identificamos para mandar refuerzos. Uno puede visualizar a una persona claramente y mediante radio se comunica”, explicó el policía Luis Vázquez durante una visita que hizo este medio al centro de vigilancia. “Desde acá nosotros podemos ver cosas que el policía en el ‘field’ no necesariamente ve”, apuntó.

Los vídeos que se registran allí bien podrían servir de evidencia en la investigación por la comisión de un delito, estimaron los agentes. Sin embargo, hasta el sábado en la tarde, solo habían ocurrido situaciones médicas que fueron identificadas a través de los monitores.

En el centro de monitores laboran tres agentes de forma permanente y el equipo tiene una rotación para disponer de recursos durante las 24 horas.

La alcaldesa de San Juan, Carmen Yulín Cruz, precisó que este año el municipio cuenta con 60 cámaras adicionales a las que contaba para el año pasado. Muchas han sido colocadas en los edificios municipales de la vieja ciudad, pero otras tantas se ubicaron en las residencias de los vecinos que lo permitieron.

Luego de las fiestas, “se desactivan de inmediato y luego se quitan”, indicó la ejecutiva municipal.

Además de este lugar de vigilancia, el municipio ubicó desde el miércoles pasado un centro de mando provisional en la parte posterior al Teatro Tapia. Hasta allí se transfieren las llamadas que se reciben en el Sistema de Emergencias 9-1-1 sobre situaciones ocurridas en el área de la isleta de San Juan, reduciendo el tiempo de respuesta a unos dos minutos, según indicó el director de la Oficina Municipal de Manejo de Emergencias, Nazario Lugo.

Se trata de un centro de comando unificado, en el que coincide personal de agencias municipales y estatales, que también cuentan con el apoyo de la Guardia Costera, que vigila el movimiento de la lancha de Cataño en la bahía.

“Hemos atendido pacientes con bajones de azúcar, personas que se han caído caminando e intoxicados con bebidas alcohólicas”, indicó Lugo sobre la actividad hasta la tarde del sábado.

Sobre el número de intoxicados, estimó que el número ha bajado este año.

El jueves atendieron a 16, de los cuales dos no habían cumplido la mayoría de edad, y el viernes se reportaron 18 casos, siendo uno de los perjudicados un menor de edad.

Estas cifras, según la alcaldesa, son mucho más bajas que las del año pasado y responden a una fiscalización más intensa en los negocios.

“Contamos con ‘mistery shoppers’ (personal aliado al municipio que se hace pasar por consumidor) que nos hacen saber si se están vendiendo bebidas a menores. Esas personas (que vendan alcohol a menores) serán multadas”, aseguró Cruz.

Los casos de menores ebrios están siendo reportados al Departamento de la Familia y a la Administración de Servicios de Salud y Contra la Adicción (Assmca), que cuentan con personal en los cinco centros de salud ubicados en la zona.

El centro de mando estará operando hasta el lunes, 19 de enero.