Las condiciones que se registran en la Isla a causa del cambio climático, como el calor extremo y las amenazas de una devastación causada por un huracán, hacen urgente que la comunidad se active en la preparación de los planes de mitigación para minimizar los impactos adversos que estas condiciones pudiesen dejar en la Isla, a juicio de directivos del Colegio de Ingenieros y Agrimensores de Puerto Rico.

En una mesa redonda realizada en la sede del gremio, en Hato Rey, para discutir los efectos en la infraestructura de los huracanes y el cambio climático que se experimenta, los expertos esbozaron cómo las medidas de acción para estar preparados para emergencias deben empezar en el hogar y en la comunidad.

Sin ser una sorpresa, apuntaron a que el sistema eléctrico es el menos preparado para soportar una ola de calor o tan siquiera unas lluvias en general.

Además, reconocieron que la Isla está mejor preparada que lo que estuvo en el 2017 cuando azotó el potente huracán María. No obstante, apuntaron a que un nuevo embate de un huracán representaría que se tenga que “empezar de nuevo”.

“Tenemos que acostumbrarnos y tenemos que prepararnos para eso, para minimizar ese impacto. Porque si su casa no se afecta, a lo mejor, el río se salió de sitio y por ‘default’ se le metió en el patio. En María abrieron las compuertas de (embalse) La Plata. Mientras no estaban abierta las compuertas de La Plata, Levittown estaba pasándola. A la que abrieron las compuertas, el agua llegó al techo del primer piso y eso lo vimos en vídeos”, comentó el presidente del gremio profesional e ingeniero electricista, Faustino González.

Por ello, el funcionario alertó a la importancia de estar preparados tanto en tiempos de calor, como en periodos de lluvia excesivas y, en el peor de los casos, para un huracán.

“Es empoderamiento. Yo no me puedo sentar a esperar que el gobierno llegue a mí. Tengo que tomar lo que es mi entorno, mi hogar, mi comunidad y mi pueblo. Entonces, vamos a trabajar con eso, en conjunto con el gobierno, con la empresa privada, con los que tengan que intervenir para hacer el pueblo más resiliente y que todos los servicios se mantengan ante un evento que sabemos que puede llegar en cualquier momento y que nos permita recuperarnos, suplir nuestras necesidades básicas”, manifestó.

Las medidas a tomar pueden ser tan simples como dar mantenimiento a los aires acondicionados que instaló en su hogar para asegurarse que esté bien sujeto y que los fuertes vientos huracanados no se lo lleven, o mucho más amplio como lo sería conocer los peligros que pudiese enfrentar la comunidad.

La ingeniera ambiental, Hanna Rodríguez Morales, explicó que, si se observa que de camino a su casa hay una empresa que tiene un tanque con algún componente químico, el ciudadano debe indagar en el municipio o en cualquier otra agencia cuáles son los planes de acción que se han delineado para tratar alguna emergencia causada por el mismo. Tendría que conocer las rutas alternas o cómo enfrentar la situación.

Participar de reuniones comunitarias, según dijo la experta, es una buena alternativa para involucrarse en estos temas de seguridad que pudiesen afectar durante el embate de un huracán o cualquier otra emergencia. Aludió a que, en la actualidad, la Agencia federal de Manejo de Emergencias (FEMA, en inglés) organiza este tipo de encuentro comunitario.

Talleres y simposios organizados para grupos como el Colegio de Ingenieros también es una alternativa, según se señaló durante la mesa redonda.

Pero, los expertos coincidieron en que la acción debe comenzar desde su entorno inmediato, o sea, desde el hogar.

El primer vicepresidente del Colegio de Ingenieros, el agrimensor Carlos Fournier, comentó, por ejemplo, cómo su vecina cortó una palma que medía 40 pies, ya que en el caso de un huracán podía caer sobre otra propiedad.

Identificó también como un error crear un patio de cemento y colocar grama artificial encima para evitar tener que cortar la grama. Sostuvo que esto podría provocar que no haya drenaje del agua y que la vivienda propia o la de su vecino se inunde en tiempo de lluvia excesiva.

Las construcciones ilegales y que no cumplen con los códigos de construcción, o la deforestación también fue identificada por el agrimensor como errores que puede cometer un ciudadano que afecta tanto al hogar como a la comunidad en general.

González comentó, de hecho, que un árbol que dé sombra al hogar puede disminuir entre 5 a 10 grados de temperatura en tiempos de calor. También puede ayudar a la absorción del agua y a evitar la erosión, según ejemplificó.

Desde una perspectiva enmarcada en el cambio climático, donde se registran temperaturas cálidas y de repente ocurren lluvias intensas, tal y como ocurrió en el pasado mes, los profesionales destacaron cómo esta acción ciudadana es trascendental para contrarrestar ambos efectos.

El agrimensor explicó que las temperaturas calurosas que se han registrado desde hace varios días “hace que se expanda y se comprima (el suelo). Después, cuando vienen las lluvias, pues aumenta mucho la erosión. Ahí vienen los derrumbes”.

Los directivos del Colegio de Ingenieros, por ello, destacaron la importancia de consultar voces expertas y participar de la preparación de los planes de mitigación que se realizan en los municipios para estar preparados.

“Hay que conocer nuestra realidad y la del entorno”, demarcó la ingeniera ambiental.

Sobre asuntos del hogar, según dijo, se debe conocer aspectos tan genéricos sobre de dónde viene el agua o por dónde discurre la tubería que hace posible recibir el preciado líquido.

De manera comunitaria, los expertos criticaron, por ejemplo, que la Legislatura no vaya a tomar acción ante las recomendaciones que hizo el grupo asesor del cambio climático formado por el gobernador Pedro Pierluisi.

“Tenemos como comunidad que se estar empoderados, exigiendo”, destacó González.

De paso, el presidente del Colegio de Ingenieros reconoció que la comunidad ha avanzado en hacerse sentir.

“Ha habido cierto esfuerzo en comunidades de tratar de hacer cambios, pero a nivel general eso no se ve”, dijo.

Ante este escenario, se recalcó que “participar” en ese plan de mitigación es la mejor recomendación que se le puede hacer a la ciudadanía para poder afrontar emergencias y minimizar los daños, indicó Rodríguez Morales.

“Proteger esa propiedad y tengo que hacerlo con tiempo y no antes del huracán”, es la otra recomendación que realizó el agrimensor Fournier.

Viviendas aclimatadas

Por otro lado, González expuso que como pueblo se debe repensar la construcción de viviendas que ayuden a lidiar con el calor que también afecta a la Isla en esta temporada de huracanes.

Comentó que desde hace años se construyen viviendas con techos de ocho pies de alto, cuando es recomendables techos de hasta 12 pies para minimizar el impacto de estas altas temperaturas dentro del hogar.

Habló también de construcciones que promueven la ventilación cruzada y que tomen en cuenta la necesidad de tener árboles en la cercanía de la vivienda. Paredes o techos verdes, de moda en Europa, también pudiesen ser utilizados en la Isla para aplacar la sensación de calor dentro de construcciones de hormigón.

A largo plazo, se habló de utilizar nuevos materiales para la construcción, que no sea el concreto que retiene el calor. Se habló de bloques de barro, como los utilizados en Latinoamérica o hasta vidrios aislante del calor.