Un paraíso para impulsar la producción agrícola y la conservación natural
El Recinto de Utuado de la Universidad de Puerto Rico cuenta con variedad de arbustos, animales y la siembra de productos orgánicos, lo que lo convierte en un aliado para la naturaleza
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 6 meses.
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Utuado.- Las 118 cuerdas de terreno que hoy acogen al recinto de Utuado de la Universidad de Puerto Rico (UPRU) eran parte de una finca en la que se producía café y caña. Según André Sanfiorenzo Gil de Lamadrid, ecólogo y profesor de Tecnología Agrícola, de estas más de 100 cuerdas, los edificios del campus ocupan solo 40. En cambio, la mayor parte del terreno, 78 cuerdas, propician el espacio perfecto no solo para la producción de una agricultura sustentable, sino también para la preservación de áreas verdes y el albergue de animales vitales para mantener ecosistemas saludables y generar frutos.
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Sanfiorenzo Gil de Lamadrid compartió que, desde 2016, la UPRU cuenta con la certificación del Departamento de Agricultura Federal (USDA), que avala que no se utilizan químicos para la producción de café, los viveros y las plántulas.
“Se siembran y cosechan aproximadamente 50 cultivos, entre los cuales se encuentran vegetales y frutos de árboles como cacaos, guanábanas, aguacates, chinas, toronjas y moras”, mencionó el educador.
A su vez, el campus cuenta con el huerto Conuco, que le brinda la oportunidad a los estudiantes de generar su propio alimento mediante la siembra de productos orgánicos.
Marisol Dávila Negrón, profesora de Agricultura Sustentable y fundadora del proyecto, expuso que Conuco promueve la importancia de la soberanía alimentaria y la agricultura ecológica. Por tal razón, en el proceso agrícola, utilizan composta, estiércol y realizan el control de plagas manualmente.
“Aquí todo es agroecológico. Estamos convencidos de que el alimento saludable viene de la producción ecológica. Si nosotros queremos comer saludable, tenemos que producir orgánicamente sin utilizar plaguicidas y material sintético”, añadió Dávila Negrón.
Por otra parte, Joshua Rodríguez Acosta, estudiante a cargo del huerto, sostuvo que la gran variedad de hortalizas, tubérculos, habichuelas y hojas que siembran y cosechan ayuda a contrastar con esa cifra de 10% que el Departamento de Agricultura indica que se produce a nivel agrícola en Puerto Rico.
“Entendemos que lo que producimos es un montón. Tanto así que podemos dividir los productos y tenemos que seguir buscando personas para repartir porque se saca mucho”, verbalizó el alumno.
Aunque los productos se recolectan para la alimentación del estudiantado, Rodríguez Acosta reveló que le gustaría que en el futuro puedan exportarlos a los mercados e incluso crear un mercado en el recinto.
Conuco, que comenzó en 2016 como parte de una propuesta para el desarrollo de un programa de servicio comunitario para promover la agricultura sustentable, también reúne esfuerzos para educar en las escuelas del país.
Dávila Negrón compartió que, en los inicios del proyecto, se crearon treinta módulos para dar talleres en escuelas a grados elementales hasta que, en 2018, se incluyeron 30 nuevos módulos diseñados para educar en línea a nivel intermedio y superior. Quienes deseen hacer un huerto pueden acceder a la página del recinto de Utuado para estudiar el material.
Rodríguez Acosta añadió que, anualmente, visitan alrededor de 15 escuelas entre los pueblos de Utuado, Lares, Jayuya y Adjuntas. El estudiante explicó que, además de impartir talleres en escuelas y contar con herramientas digitales para la educación sobre la creación de un huerto, reciben en la UPRU a los interesados en preparar sus propios espacios para la siembra.
Por su parte, el profesor Sanfiorenzo Gil de Lamadrid resaltó que, tanto Conuco como los proyectos de siembra general de la institución, responden a la necesidad de educar y hacer “una agricultura diferente que no evoca gases de efecto invernadero como la agricultura tradicional”.
“Muchas de las emisiones que han causado el calentamiento global y, por ende, el cambio climático, están asociadas a la agricultura tradicional por el uso de insumos externos, sintéticos que utilizan energía y petróleo para producirse. Como una alternativa, se ha adoptado la agroecología que combina los conocimientos agronómicos con la ecología y el conocimiento tradicional, y hace un tipo de agricultura diferente que enfría el planeta y, en lugar de emitir, absorbe gases de efecto invernadero”, detalló el docente.
Por otra parte, Sanfiorenzo Gil de Lamadrid reveló que, de las 78 cuerdas utilizadas para la agricultura y preservación de áreas verdes, cinco forman parte del hábitat de una yunta de bueyes que se utilizan para arar la tierra. Además, el recinto alberga gallinas ponedoras y recibe polinizadores que se suman a las iniciativas para reducir los efectos del cambio climático al ser esenciales para el desarrollo de una agricultura ecológica.
De igual forma, el ecólogo manifestó que la UPRU cuenta con bosques secundarios, que poseen alrededor de 300 especies de árboles, que ayudan a reducir las temperaturas que generan las emisiones de gases de la población del casco urbano que queda cerca del recinto.
Además, el profesor comentó que un fragmento del terreno forma parte de la cuenca del Río Grande de Arecibo, y que “el tener un área reforestada cerca ayuda a regular el flujo del agua”.
“Cuando llueve, los bosques absorben el agua y le van liberando poco a poco al río. Si fuese otro tipo de suelo como un uso agrícola intensivo, esa agua iría muy rápido al río y eso es lo que causa las inundaciones en la parte baja de la cuenca. Tener un área reforestada va a reducir las inundaciones en la parte baja de la cuenca y, por ende, el daño económico que producen los fenómenos naturales que van a ser más frecuentes con el cambio climático”, señaló el profesor.
Arbustos que abrazan el campus, animales necesarios para la producción de alimentos y una variedad de frutos orgánicos convierten al territorio de los guaraguaos de la UPRU en un espacio ecoamigable para el planeta, apostando por la educación, la preservación y la práctica de acciones que reduzcan los gases de efecto invernadero.