Mayerling Espinosa, de 34 años, estuvo a punto de perder la vida durante la despedida de del año 2009, en medio de un incidente de violencia física con su pareja. Sus hijos, una niña que en ese momento tenía nueve años y un varón de tres, alertaron a los vecinos, quienes entraron a la casa e intervinieron en la agresión.

“Perdí tres uñas de raíz. Ellos (sus hijos) llamaron a los vecinos y abrieron la puerta para que entraran y me lo quitaran de encima”, relató Espinosa.

Tras el incidente, la mujer sometió una orden de protección que hizo que su compañero desalojara la vivienda. Fue así como llegó al programa de Referimiento y Ayuda a Mujeres Abusadas del Municipio de Carolina (RAMA), un proyecto mediante el cual la Policía Municipal ofrece seguridad y apoyo psicológico y legal a víctimas de violencia de género.

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“Cuando pisé RAMA, me dije ‘otra cosa más, un programa más’, porque a uno le da vergüenza hablar de esto. Pero luego me di cuenta de que es un espacio de paz y apoyo que tenemos nosotras y nuestros hijos. Aquí me enseñaron las herramientas para bregar con eso y enseñar a mis hijos a hacerlo”, dijo la mujer, que a través del programa logró obtener trabajo con el Municipio.

La coordinadora del proyecto RAMA, Isabel Fontánez Alicea, explicó que desde el 2009 la iniciativa funciona mediante una alianza con la Policía Municipal y el Tribunal de Carolina, que permite que las sobrevivientes de violencia de género con órdenes de protección expedidas en el centro judicial carolinense reciban vigilancia diaria. La seguridad puede incluir rondas preventivas o, si así ellas lo solicitan, la visita de un agente para tomarles la firma y asegurarse de que no se haya producido ninguna violación a la orden de protección o incidente sospechoso.

¿El resultado? Desde que inició el proyecto conjunto, en el Municipio de Carolina no se han registrado asesinatos de mujeres con órdenes de protección, destacó Fontánez Alicea. La funcionaria explicó que fue el crimen de Élida Ríos Montañez, ocurrido en abril de 2009, el detonante para la creación del programa de protección personalizada. Ríos Montañez cayó abatida en Carolina mientras huía de su pareja, a quien le había anunciado poco antes el fin de la relación.

Después de esa tragedia, el único asesinato de una mujer en medio de un incidente de violencia doméstica que se ha reportado en el municipio ocurrió el 2 de abril de 2010 y la víctima fue Carolyn Sánchez Ortiz, quien no tenía una orden de protección contra su esposo. Este caso también conmocionó al país cuando la jueza Inés Rivera Aquino halló culpable a Leslie Javier Álvarez de asesinato atenuado, un delito que conlleva una pena de hasta ocho años y que permite la probatoria. El asesinato en primer grado, de lo que se le había acusado, conlleva una pena de 99 años de cárcel. Álvarez había confesado el crimen.

A nivel isla, desde el 2009, en 73 de los 84 asesinatos por violencia de género las víctimas han sido mujeres.

Mientras, RAMA y el programa de vigilancia de la Policía Municipal han dado seguimiento a 1,233 órdenes de protección y, actualmente, la División de Órdenes de Protección tiene bajo su lupa 320 órdenes, explicó Fontánez Alicea.

De esas, solo 156 mujeres ingresaron voluntariamente al programa de apoyo de RAMA, que incluye intervención en crisis, asesoría legal, terapias grupales y la canalización de servicios como vivienda, empleo y educación. “Pero el servicio de seguridad preventivo se les provee a todas”, reiteró Fontánez Alicea.

“Cada vez que se expide una orden de protección, el tribunal hace llegar copia a la Policía y la Policía hace los trámites con una profesional especializada”, agregó la coordinadora de RAMA, que funciona con un presupuesto anual de $115,000 de fondos combinados.

La División de Órdenes de Protección tiene tres agentes especializadas en hacer ese primer enlace con la víctima y establecer el plan de seguridad personalizado, que podría ser solo de rondas o de toma de firmas, de lo que se encargan otros nueve agentes municipales.

“Las visitan todos los días para verificar que el agresor no haya ido a la casa. Nuestros policías han evitado incidentes y han arrestado agresores. Hubo un caso que lo cogieron a las 4:00 a.m., porque venía de otro pueblo y se le trepaba al alero de la casa”, aseguró Fontánez Alicea.

Cuatro años después de haber dado el primer paso para abandonar el patrón de maltrato en que se vio sumida durante una década, Espinosa asegura que está preparada para compartir su lección con otras mujeres que puedan estar en situaciones similares.

“El primer error está en callar, pensar que la situación es por culpa nuestra. Un padre es indispensable en la vida de un hijo, pero es mejor tener una mamá hecha y derecha y no una vida de turbulencia. Hay formas de salir. No te puedes callar porque, si callas, le estás dando herramientas para seguir sobre ti”, puntualizó.

Recorrido con Ruben Flores por casas de participantes del programa de violencia doméstica. Flores le da seguimiento y se asegura de que se sientan seguras.

Vital romper el silencio

Ese fue el caso de Yanira Benítez, quien también se despojó se su ciclo de maltrato con la ayuda del programa carolinense. Benítez convivió por seis años con el papá de sus primeros dos hijos. El hombre, según relató a este medio la mujer de 29 años, la aisló –mediante maltratos y abusos– de su familia, amistades y trabajo, al punto de que vivía encerrada junto con los niños, que ahora tienen 10 y ocho años.

“Me aislé de todo, tanto así que yo vivía en Canóvanas y no sabía salir caminando de donde yo vivía. Me hizo creer que yo no tenía a nadie. Cuando lo conocí, yo estudiaba y trabajaba. Estudié cosmetología porque él me dijo que las mujeres importantes en su vida estudiaban cosmetología”, relató la joven de 29 años junto a su bebé de un mes de nacido, fruto de una nueva relación.

Benítez reconoce que, a pesar de la violencia, intentaba quedarse con su pareja porque quería que el niño y la niña crecieran junto a su padre. Fue durante una visita a una oficina médica, en la que no dejó jugar al niño, que todo cambió. “El nene me amenazó con decirle al papá que me matara con una pistola. Ahí decidí irme y romper el ciclo”, relató la joven, que por varios meses se refugió en albergues para sobrevivientes de la violencia de género.

Eventualmente, construyó una casa sobre la vivienda de sus abuelos en Carolina y solicitó una orden de protección porque el hombre continuaba acechándola e intentaba manipularla para que regresara con él.

“No me pegaba ya, pero seguía teniendo una gran influencia en mí emocionalmente, pero gracias a la ayuda del programa pude superarlo. Pude rehacer mi vida con otro hombre, y ahora tengo un bebé de un mes”, expresó con orgullo.

Pero Benítez asegura que en algo su ex compañero tenía razón. “Él me decía que si lo dejaba, me iba a quitar los nenes y no iba a tener una casa como la que tenía, y en eso tenía razón, tengo una casa mejor. Estoy feliz, el esfuerzo valió la pena. Ahora tengo otra manera de vivir, tengo mucho más”, destacó.

El caso de Élida Ríos

  Élida Ríos Montañez murió baleada por su compañero, José de León,  el 22 de abril de 2009, frente a un negocio de piezas de autos en la avenida Sánchez Castaño, en Carolina. Su cuerpo,  arrodillado, quedó entre un poste del alumbrado eléctrico y una caja de transformadores.

  Ese día Élida, de 30 años, viajaba junto a su asesino en un vehículo cuando comenzó una discusión. Ella huyó, pero él la alcanzó y le arrebató la vida a tiros.

  Su muerte propició la creación de la División de Órdenes de Protección de la Policía Municipal de Carolina, que está adscrita a RAMA.

Para ayuda

Solicite asistencia de las autoridades de Carolina. Puede llamar a:

Programa de Asuntos de la Mujer (787-701-2395)

Policía Municipal (787-769-4000)

La Fiscalía de Carolina (787-752-5020)

La Unidad Especializada de la Policía de Puerto Rico (787-757-7500)

Centro de Ayuda a Víctimas de Violación (787-765-2412) o, si se trata de una situación de vida o muerte, al Sistema de Emergencias 9-1-1

Oficina de la Procuradora de las Mujeres, a la línea de orientación 24 horas, siete días a la semana, al 787-722-2977 / 787-697-2977

http://www.mujer.gobierno.pr/