Transforma su pérdida en un acto de amor por el prójimo
Gilberto Limardo Rodríguez intenta superar el fallecimiento de su hijo a causa del COVID-19 ayudando a personas que por falta de recursos no pueden adquirir los productos para protegerse del virus.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 3 años.
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El abogado y reconocido líder cultural ponceño, Gilberto Limardo Rodríguez, jamás pensó que el COVID-19 estremecería los cimientos de su núcleo familiar pues estaba consciente del cuidado que tenían sus hijos y nietos para evitar contagiarse con la inclemente enfermedad.
Sin embargo, la noticia más terrible estaba a punto de penetrar en el corazón de este padre que con frecuencia tomaba café virtualmente con su primogénito de 43 años, quien, a pesar de haber echado raíces en el estado de Florida, siempre mantuvo un lazo estrecho con su progenitor.
Fue así que juntó a sus otros cuatro retoños para ver por última vez a su amado Titín, aunque fuese por videollamada, cual fuera su deseo tras permanecer por una semana recluido en un hospital a donde llegó con dificultad respiratoria pues aguantó los síntomas de lo que pensaba era un simple catarro.
A pesar del desgarrador desenlace, Limardo Rodríguez, que es el coordinador principal del tradicional Carnaval de Vejigantes de La Playa de Ponce, transformó su dolor en solidaridad con aquellas personas que por falta de recursos no pueden adquirir los productos para protegerse del coronavirus.
Todo para perpetuar el recuerdo de Gilberto Limardo Medina y autoayudarse a superar la pérdida al sembrar amor en los demás.
“Es algo… todavía lo lloro”, confesó el letrado que un mes antes del fallecimiento de su hijo mayor, también perdió a la madre de estos a consecuencia del COVID.
Esto, aunque llevaban muchos años divorciados.
“No sabemos qué pasó con mi hijo, él vivía en Florida, nos comunicábamos casi todos los días, porque a pesar de que estaba allá siempre estaba con nosotros, por lo menos tomábamos café juntos él allá y yo acá. Venía a todos los carnavales y cuando yo viajaba a Florida para los desfiles de allá, él también compartía conmigo”, mencionó al señalar que tanto sus hijos mayores y todos sus nietos se han vestido de vejigantes para honrar la tradición.
“Como bien dice (el refrán) en casa del herrero, cuchillo de palo, él había estudiado terapia respiratoria y aunque no lo estaba ejerciendo allá fuera, se enferma y piensa que era un catarro que se iba ya mismo y todo el mundo diciéndole que fuera al médico. Cayó el viernes con problemas respiratorios y estuvo una semana en el hospital”, lamentó el abuelo de nueve nietos.
Recordó la unión que siempre caracterizó a su familia ya que asumió el rol de crianza desde que eran niños.
“Asumí un rol protagónico en la vida de mis hijos pues su mamá se había ido para Chicago, y somos bien apegados. Éramos de hacer actividades juntos, estar en casa juntos, todos juntos, él y sus hermanos eran bien apegados”, señaló.
“Estando en el hospital, él pidió vernos todos y nos vimos por cámara. Pero nos ha afectado a todos bien fuerte, todavía lo lloramos. De hecho, las cenizas vienen ahora en abril y vamos a darle cristiana sepultura el 3 de abril aquí en la Playa de Ponce con mi mamá”, resaltó el fundador del periódico comunitario La Voz de la Playa.
Pero el recuerdo de no tener la posibilidad de escuchar su voz ni esperar más su visita a casa, convirtió la tristeza de este padre en un acto de amor por el prójimo, especialmente los más necesitados.
“Siempre en la vida busco el lado positivo de las cosas. Dije ‘bueno, mi hijo ya no está, no puedo virarlo para atrás porque es imposible’ y pensé ‘¿qué podemos hacer para honrar esa memoria?’ Y ahí creamos una corporación sin fines de lucro que se llama “Titín Limardo Foundation”, expuso.
“La idea era tratar de combatir el COVID de alguna manera orientando a la gente de que debíamos ponernos la mascarilla, distanciamiento físico, lavarnos las manos y empezamos entonces a recibir donaciones de mascarillas y productos de desinfección. Tengo buenos amigos, gracias a Dios, y de unos centros médicos y algunos hospitales recibí galones de cloro, mascarillas de un centro aquí en La Playa, gente desde Estados Unidos empezó a enviarme mascarillas”, recordó.
Dijo que tras siete meses del fallecimiento, la fundación ha repartido cerca de 12,000 mascarillas en unas bolsitas que contienen alcohol, jabón y otros productos de primera necesidad, dependiendo lo que haya en donaciones.
“Hacemos las cosas con el ánimo de que la gente se cuide, de que nadie más pase por este dolor, por esta enfermedad, especialmente dándole énfasis a las personas de la tercera edad porque pensamos que esa es una población vulnerable, todavía vulnerable”, mencionó al detallar que ha distribuido gran parte del material en centros geriátricos de la legendaria comunidad y otros sectores aledaños.
No solo eso, sino que parte del plan era contactar vía telefónica a los recipientes de estas ayudas con el objetivo de llenar otro vacío que dejó la pandemia en los adultos mayores que, al igual que su padre de 90 años tuvo que encerrarse para minimizar el riesgo de contagio.
“Hicimos un plan en el momento crítico donde teníamos un listado de las personas que nosotros le dábamos el servicio, le llamábamos y hablábamos un rato con ellos. Eran personas que estaban solas en las casas porque algo que no vemos, muchas de estas personas mayores se quedan viviendo en Puerto Rico y sus hijos se van para Estados Unidos y a veces ni los llaman, son personas solas”, argumentó.
“Tuvimos la satisfacción de que pudimos impactar a esas personas mayores de 75 años o más, que estaban totalmente solas y una llamada de Titín Limardo Foundation les daba ánimo, le daba esperanza de que las cosas podían cambiar. O sea, combinamos la entrega de mascarillas con el apoyo a estas personas de la tercera edad y creo que nos vamos a quedar ayudando a esas personas”, reveló.
A un año de la pandemia del COVID-19 en Puerto Rico, Limardo Rodríguez asegura que continuará con esta cruzada de amor.
“Como la cosa ha cambiado estamos pensando identificar por lo menos 15 a 20 familias de personas mayores, que, aunque no lo creas lo único que reciben son los cupones porque no trabajaron para el Seguro Social y lo que reciben son $150 o $130 de cupones y los chavos no le dan para comprar mascarillas y pensamos seguir la fundación ayudando a esas personas”, acotó.
“Definitivamente cuando decidimos crear la fundación, realmente estábamos tratando de llenar un vacío e inmediatamente lo que pensamos que esto nos podía ayudar a nosotros como personas. No nos íbamos a poner a llorar ni a sufrir, sino que íbamos a hacer algo en nombre de él para perpetuar su legado, perpetuar su recuerdo, pero a la misma vez llenarnos nosotros y cubrir ese vacío que nos estaba dejando mi hijo. Esa ayuda personal que uno hace, lo que hace realmente es ayudarse a uno mismo”, subrayó.
Asimismo, habló de aquellos que aún dicen que el coronavirus no existe y andan por la libre exponiendo sus razones.
‘Bueno para mí es tan real que perdí a un hijo”, mencionó dejando ver sus ojos llorosos.
“Aunque mi hijo no está conmigo, en alguna medida está vivo en mí porque estoy haciendo algo que él le hubiese gustado hacer”, concluyó.
Para colaborar con esta organización sin fines de lucro en la Playa de Ponce, puede llamar al 787-298-6407 o escribir un correo electrónico a: lavozdelaplaya.com.