Toda una vida vendiendo frutas en la plaza Las Delicias de Ponce
Con su abundante cabellera blanca, pero con su acostumbrado respeto hacia los demás, Edwin Ruiz de 59 años atiende con amabilidad a todos sus clientes.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 10 años.
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Ponce.- Llegar a la plaza Las Delicias a pasar un día en familia, hacer diligencias o hacer sus compras siempre es agradable, pero estar allí y no escuchar un saludo de Edwin Ruiz es casi imposible.
Este vendedor ambulante ha dedicado prácticamente casi toda su vida a vender frutas en las calles cercanas a la plaza y todo el que hasta allí llega ya lo reconoce como parte importante de este entorno ponceño.
Hoy, con su abundante cabellera blanca, pero con su acostumbrado respeto hacia los demás, este hombre de 59 años atiende con amabilidad a todos sus clientes.
“Empecé vendiendo juguetes de cuerda, luego manzanas, chinas y aguacates”, sostuvo el hombre, aunque no recordó cuántos años lleva exactamente.
Manifestó que su jornada de trabajo comienza a las 7:00 de la mañana y puede extenderse hasta las 4:00 de la tarde, pero que si logra vender todo lo que lleva se retira tempranito a su hogar.
Mencionó que de todas las frutas que ha vendido en la que más tiempo ha permanecido es con las chinas, las que vende mondadas en bolsas o individuales. Con su rústica pieza de pelar el jugoso cítrico, este demuestra que lo puede hacer hasta con los ojos cerrados y se caracteriza por la rapidez como lo hace.
“Soy un chinero neto, ya tengo clientes que vienen todas las semanas”, comentó el vecino de La Playa de Ponce.
Este recordó que en sus inicios tuvo problemas con la policía porque no lo dejaban vender en las calles, pero que con el tiempo todo mejoró. Actualmente, goza del apoyo de la alcaldesa María Meléndez Altieri, quien le permite estar en la esquina de la calle Isabel y el Paseo Atocha.
“Es chévere escuchar a la gente decir que venían a comprar chinas cuando pequeños y ya son hombres”, dijo entre risas.
Asimismo, reiteró que gracias a su honrado trabajo y a los frutos de su esfuerzo ha podido ofrecerle a sus hijas de 18 y 16 años el sustento de todos estos años.
“Algunos se burlan o me dicen cosas, pero yo aprendo cada día de todo”, añadió Ruiz.
‘Güin’, como le conocen sus allegados, aseguró que le gusta su trabajo, que lo hace con responsabilidad y que al mismo tiempo no esconde quién es ni su forma de ser.
“Mientras Dios me dé salud seguiré aquí”, indicó el vendedor mientras vendía aguacates a varios clientes.
Por su parte, Ángel Santiago, amigo de la infancia del chinero de la plaza, lo describió como un excelente ser humano, buen amigo y trabajador.
“Siempre voy donde el está y comparto un rato”, expresó el amigo.