El temor a las inundaciones a causa del poderoso huracán Irma en “gran parte” del pequeño municipio costero de Cataño, donde residen alrededor de 28,000 personas, es una de las principales preocupaciones del alcalde Felix “El Cano” Delgado.

El ejecutivo municipal indicó que el barrio de La Puntilla es particularmente preocupante debido a que el alto oleaje afectaría las casas cercanas a la costa.

También teme que la convergencia entre el agua de las alcantarillas y el mar provoque inundaciones en áreas residenciales que ya de por sí son propensas a estas.

“Las alcantarillas desembocan en el mar y ese impacto del agua del mar (hacia la costa) no va a permitir el escape de esa agua, que se supone que baje al mar, lo que provocaría las inundaciones”, explicó Delgado a Primera Hora durante un recorrido por el centro del pueblo y el barrio Vietnam.

Relacionadas

Según el funcionario, el suelo ya estaba saturado en horas de la mañana de hoy, por lo que las próximas horas de lluvia podrían comenzar a generar las inundaciones.

Las áreas más vulnerables son: La Puntilla, Barriada Juana Matos, la PR-5, Parcelas y Puente Blanco, donde el caño La Malaria ya había subido de nivel.

“Miren el nivel del mar y no ha llovido todavía de manera constante; cuando empiece a llover tres o cuatro horas ya se podrán imaginar donde estará el agua si la lluvia continua fuerte”, dijo desde el caño San Fernando que colinda con los barrios de Puntilla, Vientnam y El Pueblito.

Destacó que ahora lo importante es que no se pierda ninguna vida.

El escenario después del huracán, ¿qué implica para usted?, preguntó este diario.

“Muchas situaciones que vamos a tener que atender como las casas, enseres de las personas, la infraestructura del pueblo, (pero) más bien de las casas porque lo del municipio prácticamente está en buenas condiciones”, dijo.

“Cuando la cosa se ponga fea…”

La infraestructura de muchas de las casas de ese pueblo es de madera, indicó.

Una de ellas pertenece al ciudadano Juan Romero Román, de 62 años y residente del casco urbano. Su fragilidad es tal que ya a eso del mediodía de hoy, mucho antes de los fuertes vientos de Irma, una parte del techo de zinc de su casa se desprendió. Aún así no se quiso ir. “Cuando la cosa se ponga fea me meto en casa de la vecina”, le dijo el hombre a Delgado.

Otra residente que resistió abandonar su casa es Mercedes Almarzán, una mujer embarazada que tiene previsto dar a luz a su niña Victoria el 11 de septiembre. El plan de esta enfermera de profesión es mudarse a la casa de dos pisos de la vecina en caso de que el área se inunde u otra emergencia.

“La vecina me va a ayudar y me va a dar hospedaje cualquier cosa que pase”, dijo la madre primeriza, de 24 años de edad.

Periodista: ¿Tienes alguna preocupación por tu embarazo?

“Bueno sí, un poquito de ansiedad porque es la primera vez que paso una tormenta, nunca la había pasado, y pues vamos a ver qué pasa… Si yo veo pues que hay una emergencia pues entonces tomaré una segunda alternativa”, indicó la mujer.

A las 3:00 de la tarde aproximadamente el número de refugiados en Cataño sumaba 175 personas. Las personas fueron buscadas en guaguas escolares con la asistencia de la Guardia Nacional y las policías Estatal y Municipal y se hacía saber de su presencia a través de guaguas de sonido.

Delgado también atendió llamadas como del alcalde de Toa Baja, Bernardo “Betito” Márquez, quien quería saber si podía contar con los servicios del su Centro de Diagnóstico y Tratamiento en caso de que su municipio lo necesitara. “¿Cómo te ayudo hermano?”, fue como Delgado inició la llamada.