“Tata” se corona como “la dueña de la plaza” de Guayama
La vivaracha mujer se destaca por ser una mano amiga en la coordinación de actividades y en dar la mano a los necesitados
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 2 años.
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Guayama. A Migdalia Miranda Ortiz le llaman “Tata, la dueña de la plaza” porque siempre recibe a quien visite las inmediaciones de la Plaza de Recreo Cristóbal Colón de Guayama, cual embajadora innata de la Ciudad de los Brujos y del Guamaní.
La mujer de 69 años se convirtió en un personaje reconocido del casco urbano de su pueblo, pues desde hace muchos años tomó la batuta de las actividades diarias que transcurren en la plaza pública, incluso reparte almuerzos a los adultos mayores y a personas sin hogar que deambulan por el lugar.
De hecho, la popularidad de “Tata” no se mide a raíz de su humilde procedencia, sino que a ella la conoce gran parte de la ciudadanía guayamesa, que le saluda efusivamente al pasar.
Resulta que la sexagenaria sale a pie de su casa a las 8:00 de la mañana y se queda en la plaza hasta las 6:00 de la tarde; casi un turno de 10 horas y lo hace de manera voluntaria.
“Yo brego aquí en el pueblo, siempre estoy al día con la comida de los deambulantes, esto es todos los días, eso no falla. Todos los días se le da comida a todo el mundo, al que llegue. ¿Qué más quieren? (Vengo aquí) hace par de años”, contestó la vivaracha fémina cuando se le preguntó sobre su rutina en la plaza pública.
“Yo siempre estoy en el pueblo, desde jovencita. Me gusta hablar con la gente, reparto el almuerzo… es comida de todas clases, y los sábados traen el desayuno y yo los reparto. Lo traen de la escuela de inglés”, relató al señalar una estructura aledaña al lugar.
Otra de sus tareas es leer el periódico con sus amigos de la plaza que se sientan junto a ella en uno de los banquitos, justo detrás de la fuente.
Asimismo, recordó que crió a cuatro hijos que, “ya están casados… tengo tres nietos”.
“Yo era deportista, daba deportes en el parque recreativo y trabajaba en Vicente Palés, una escuela. No era atleta, sino que caminaba y camino todavía. Hay que hacer ejercicio, no se puede quedar uno amontona’o”, asintió.
Entretanto, recordó que luego del paso del huracán María (2017), se tiró a la calle para ver cuánto había sido el daño ocasionado a la emblemática plaza pública, que se caracteriza por su frondosa arboleda.
“Muy triste… pa’ María aquí esto fue un destrozo; mira los palos. Esto se quedó sin hojas, pero ya todo se arregló. Esta plaza tiene unos árboles preciosos”, dijo evidentemente orgullosa.
De otra parte, resaltó las peripecias que enfrentan las personas a las que asiste con un plato de comida caliente. Claro, tampoco juzga la necesidad de aquel que hace la fila para aprovechar la repartición de alimentos.
“Aquí to’ el mundo tiene necesidad. Todos vienen a buscar la comida. Los que juegan dominó también participan”, señaló.
Finalmente, “Tata”, la de la plaza de Guayama, aseguró que continuará con su acostumbrada faena hasta que su cuerpo lo resista.
“Tú preguntas por ‘Tata’ Miranda y te dicen enseguida quién es… la dueña de la plaza. Llego por la mañana y me voy a las 6:00 de la tarde a cocinar, a colar café y a ver novelas. Aquí soy feliz”, acotó.