Los milagros, como el amor, surgen inesperadamente y así lo ha podido experimentar en las últimas horas María Juliana Rivera Ramírez, una joven que supo esta madrugada que estaba embarazada cuando -tras presentar un fuerte dolor- parió en su hogar, asistida por su progenitora y unos paramédicos de emergencias médicas de Lajas-, a un hermoso bebé que ha llenado de esperanzas a su familia en tiempos en que la sociedad vive angustiada por la pandemia del coronavirus.

Esta historia “de película” comenzó poco después de las 12:00 de la medianoche cuando un fuerte dolor en el vientre y espalda baja despertó a María Juliana, una estudiante de medicina en la Universidad de Valencia, en España, que tuvo que regresar a la isla hace dos meses ante la preocupación surgida mundialmente por la pandemia de la COVID-19. Esta enfermedad se propagó rápidamente en la “Madre Patria” y ha causado 256,855 contagios y 26,070 muertes.

“El dolor no se me iba. Todo lo contrario, cada vez era peor pero y yo no quería ir al hospital por el revolú que está pasando con el coronavirus… así que fui al cuarto de mis papás y les dije: ‘no aguanto el dolor’… creíamos que era que estaba bajando piedras de los riñones”, contó la joven de 23 años a Primera Hora.

Destacó que pasó el rato esperando alivio, pero a eso de las 4:15 de la mañana recurrió a sus padres nuevamente y les dijo que el dolor era insoportable.

“Son momentos en los que se tiene que dar gracias a Dios porque traje al mundo a un bebé saludable en un momento en que pensaba que todo se estaba desvaneciendo. De esto se aprende que Dios nos pone lecciones y cosas en el camino que siempre vamos a poder sobrepasar y que las bendiciones siempre están y que los milagros ocurren. Y para nosotros -para mí y para mi familia- ese milagro se llama Ían José” - María Juliana Rivera

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“Le dije a mami que me dolía mucho y que quería ir al baño. Entonces, ella mira y ve que se asoma la cabeza del bebé… todos nos quedamos en shock porque de todo, lo menos que pensábamos era que estaba en labor de parto. Mientras, todo esto pasaba yo decía: ‘¿cómo es posible? Si todo ha estado normal (la menstruación) y yo nunca sentí nada raro. Es verdad que había ganado unas libras, pero se las achaqué al estrés de haberme mudado (a finales de septiembre) para España y al asunto de los estudios”, explica a Primera Hora, quien tiene una maestría en psicología y hace una semana culminó a distancia su primer año como estudiante de doctorado de neuropsiquiatría.

Los paramédicos Ángel Rivera y Shalimar Montaño asistieron al bebé y a su mamá.
Los paramédicos Ángel Rivera y Shalimar Montaño asistieron al bebé y a su mamá. (Suministrada)

Mientras todo ocurría, los progenitores de María Juliana llamaron al Sistema de Emergencias 9-1-1 a pedir ayuda para lo que a todas luces era el nacimiento del primer nieto de la familia. Ese pedido de auxilio llegó al despacho del Negociado de Emergencias Médicas en Lajas y el gran reto lo debían enfrentar los paramédicos Ángel Rivera y Charimar Montaño.

“Cuando ellos (paramédicos) llegaron el bebé acababa de nacer… mami sirvió de partera. De algo le sirvió haber visto tantos programas de partos en televisión… fue una campeona porque ayudó a salir al bebé”, destaca la recién parida tras agregar que el cordón umbilical fue cortado con una tijera de cocina.

El bebé permanecerá unos días en el hospital.
El bebé permanecerá unos días en el hospital. (Suministrada)

Una vez llegaron los paramédicos el ambiente -que era de bastante tensión, confusión y preocupación- tornó un matiz diferente porque los profesionales asumieron control del escenario “de una forma bien sensible”.

“El miedo de nosotros era saber si el bebé estaba bien porque no tuve los cuidados prenatales. Pero, ellos lo evaluaron y nos dieron esa paz de que, al momento, todo estaba bien”, recuerda María Juliana.

La paramédico Montaño también se emociona al hablar de lo acontecido.

“Cuando llegamos ellos casi no nos podían explicar lo ocurrido… al ver al bebé en los brazos de su mamá supimos que había nacido y lo que hicimos fue ayudarla a expulsar la placenta y mi compañero terminó de corta el cordón umbilical de la forma adecuada… el nene estaba llorando fuerte y eso era una buena señal. Además su temperatura y saturación era normal. Eso nos alivió a todos muchísimo”, cuenta Montaño.

Precisamente, el domingo inicia la Semana de Emergencias Médicas” en Puerto Rico un periodo en el que el gobierno y la ciudadanía deben reflexionar sobre el valor de estos profesionales de la salud en nuestra población. Son estos héroes la primera línea de respuesta cuando algún ciudadano necesita ayuda clínica, siendo claves entre la vida y muerte de una persona en necesidad.

Rivera, por su parte, destaca que en medio de todo el estrés con el que se trabaja desde hace par de meses a causa de la COVID-19 haber salido de la rutina para atender un parto le causó “paz y emoción”.

“Realmente, es emocionante… me encantaría saber luego de la muchacha y el bebé”, expresó sobre la paciente que fue llevada con la criatura al Hospital La Concepción, en San Germán.

Ían José pesó 6 libras y 5 onzas y midió 19 pulgadas.
Ían José pesó 6 libras y 5 onzas y midió 19 pulgadas. (Suministrada)

Aunque el niño – quien pesó 6 libras y 5 onzas y midió 19 pulgadas- está estable y saludable deberá permanecer por una semana en observación en el área de Neonatos de Cuidado Intensivo. A María Juliana, es probable que le den el alta mañana. A ambos - y al papá del bebé, quien la acompaña en el periodo de postparto- se les hizo la prueba molecular para descartar que tengan coronavirus.

Mientras trata de asimilar cómo su vida cambió para siempre hace un par de horas, María Juliana describe su presente y futuro como “un milagro de amor en tiempos de coronavirus”.

“Ya no es suficiente lo que estamos viviendo con lo de la pandemia del COVID y el mundo paralizado…hoy le añado otro capítulo a mi vida que jamás pensé vivir. Tener mi primer hijo de manera inesperada sin saber que estaba embarazada ha sido de película, literalmente. Es un momento que no tengo ni palabras para describir cómo fue qué sucedió o el nunca haberme dado cuenta (del embarazo). Pero son momentos en los que se tiene que dar gracias a Dios porque traje al mundo a un bebé saludable en un momento en que pensaba que todo se estaba desvaneciendo. De esto se aprende que Dios nos pone lecciones y cosas en el camino que siempre vamos a poder sobrepasar y que las bendiciones siempre están y que los milagros ocurren. Y para nosotros -para mí y para mi familia- ese milagro se llama Ían José”, dijo conmovida la joven madre al explicar que Ían es el nombre de su mejor amigo fallecido y José es el nombre de su papá.

Precisamente, el abuelo materno está “culeco” con el primer nieto de la familia y hacía gestiones para ir comprando las cosas que requiere el bebé para regresar a su hogar.

“Voy a ver si consigo un ‘carseat’ para sacarlo del hospital… es que esto fue tan inesperado, que imagínate”, dice José “Cheo” Rivera quien junto a su esposa Maritere Ramírez han llamado a todos los parientes para darles las buenas noticias. Mientras, ya se hizo un registro de regalos de bebé en Amazon para que los amigos y familiares que quieran puedan obsequiar al recién nacido.

“Chacho, yo estoy que no quepo… las cosas pasan por algo y un hijo siempre es una bendición no importa las circunstancias… relajando le dije a la nena que esa piedra de seis libras es la más grande que he visto en mi vida”, cuenta a carcajadas para relatar la tensión que tuvo por momentos pensando que su hija mayor -tiene otra de 15 años- estaba sufriendo de calcificaciones renales, una condición de la que él padece.

María Juliana tiene previsto regresar a España entre octubre o enero para retomar sus estudios doctorales, todo está en la agenda que la Universidad de Valencia determine para sus estudiantes y el panorama con la COVID-19 que haya a nivel internacional. Mientras, Maritere ya advirtió que desde hoy se considera “una mujer retirada” que dedicará gran parte de su tiempo a consentir a su nieto.