Su paso por la UPR en Aguadilla le preparó para ir tras su meta: “Para mí no hay obstáculos”
El tecnólogo veterinario Carlos Rodríguez Maldonado, quien nació con el síndrome de Nager, recordó su paso por la institución aguadillana y el impacto que tuvo en su vida estudiantil y profesional
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 6 meses.
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En los laboratorios del Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico (RCM-UPR), Carlos Rodríguez Maldonado destaca no solo por su conocimiento como tecnólogo veterinario, sino también por la inspiradora trayectoria que lo llevó hasta allí. Este exalumno de la UPR en Aguadilla nació con una enfermedad congénita poco común, pero la que ha enfrentado sostenido de su filosofía de vida: “Nunca vi el impedimento, siempre me vi como una persona normal que podría lograr lo que se propusiera”.
Rodríguez Maldonado, de 42 años, nació con el síndrome de Nager, un desorden genético que provoca deformidades en los huesos faciales, pérdida de audición en ambos oídos, falta de pulgares, antebrazos cortos y movimiento limitado en los brazos. A lo largo de su vida, ha atravesado por poco más de 20 cirugías reconstructivas, algunas realizadas en Puerto Rico y otras en los Estados Unidos.
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Según contó, la crianza que le dieron sus padres fue clave en su desarrollo.
“Haber nacido en un núcleo familiar cristiano ha sido fundamental, así como tener padres perseverantes que nunca me han limitado, que siempre me mencionaron que las limitaciones están en la mente”, contó Rodríguez Maldonado.
Fue con esa mentalidad que entre los años 2002 hasta 2005, Rodríguez Maldonado cursó estudios en el departamento de Ciencias Naturales en la UPR en Aguadilla. De su experiencia en el recinto aguadillano, contó que algo que le impactó positivamente fue el “ambiente familiar” que encontró.
“Yo quedé encantado”, dijo sobre el calor humano que recibió desde su primera visita, una de las razones por las que se mudó de su Naranjito natal a Aguadilla tras ser admitido.
Como estudiante de diversidad funcional, se benefició del apoyo que recibió, incluyendo la presencia de una anotadora en sus clases. La asistencia fue crucial cuando decidió solicitar ingreso al Recinto de Ciencias Médicas de la UPR, donde el profesor de biología Moisés Cordero se convirtió en un aliado, asistiéndolo en su entrevista de admisión.
“Yo era el hombre orgulloso de Aguadilla”, recordó con una sonrisa al hablar de la entrevista para ingresar al programa de Tecnología Veterinaria del RCM, a la que asistió acompañado por sus padres. Entre las preguntas que le hicieron ese día recordó una en particular: “¿Crees que tu diagnóstico puede ser una limitación para tratar animales grandes, como caballos o vacas?”.
Su respuesta reflejó su determinación: “Las limitaciones se encuentran en la mente. Les demostré que, para mí, no hay obstáculos”.
Al completar sus estudios en Tecnología Veterinaria en el RCM en mayo de 2007, Rodríguez Maldonado fue entrevistado para laborar como técnico en un laboratorio de investigación del mismo recinto. Desde julio de 2007, ha contribuido en diferentes laboratorios del RCM hasta el día de hoy, que se desempeña en el Bravo Lab.
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