Sor Magna y su vocación que salva vidas
Religiosa orocoveña impulsa formación de nuevos educadores en Roma.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 1 año.
PUBLICIDAD
OROCOVIS. Sor Magna Mayela Martínez Jiménez jamás pensó que su amor por la educación, desde las primeras etapas de vida, la llevaría a Roma, Italia, para aportar en la formación de otros educadores que, eventualmente, implementarían lo aprendido en sus respectivos países.
Sobre todo, que tendría la oportunidad de ampliar una visión educativa que comenzó en su natal Orocovis, cuando apenas iniciaba su vocación religiosa bajo el Instituto Hijas de María Auxiliadora, Salesianas de Don Bosco, y donde logró importantes cambios, tanto en niños y adolescentes de su pueblo, como en el entorno comunitario en la Barriada Morales de Caguas y Barrio Obrero en Santurce.
Sin embargo, fue su viaje a Haití, luego del terremoto de 2010, un evento que transformó su perspectiva sobre las escuelas y su relevancia en la respuesta a emergencias, unido a otros pilares como la salud, seguridad y alimentación que están reconocidos a nivel internacional.
Esto ya que Sor Magna, de 51 años, realizó su tesis doctoral en el tema y expuso su propuesta ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), con la intención de defender el derecho a la continuidad educativa en tiempos de emergencia.
“La educación salva vidas”, expone la religiosa católica al hablar de un modelo práctico que desarrolló a raíz de su experiencia en la hermana isla caribeña.
Recordó que su primera visita a Haití fue para llevar los suministros que donaron residentes de Orocovis y de pueblos aledaños, que se desbordaron en solidaridad para ayudar a paliar el sufrimiento de ese pueblo.
“Ahí vimos que no basta con mandar cosas, si no hay lugares donde los niños puedan estar seguros porque los padres tienen que afrontar la realidad. Ahí nos dimos cuenta de que la educación no es considerada un elemento importante porque no salva vidas; así dicen”, relató la hija de Juan Enrique Martínez y Ana Delia Jiménez.
En tanto, resaltó que, cuando estaba a punto de culminar la tesis de su doctorado en Liderazgo y Gerencia Educativa de la Universidad Ana G. Méndez, decidió iniciar una nueva investigación basada en la continuidad educativa durante las emergencias.
“En eso, empecé a estudiar a profundidad el tema y fui a la ONU a exponer algunos procesos de colaboración para la autogestión de la continuidad educativa, aun en situaciones de emergencia, porque la educación salva vidas. No es un favor, es un derecho y es una obligación del estado ofrecer a cada niño la seguridad, todos los procesos relacionados al derecho que tienen. Incluso, la continuidad educativa en situaciones de emergencia. Se tiene que cambiar todo un proceso cultural que tenemos”, aclaró.
De otra parte, mientras Sor Magna dirigía el Colegio María Auxiliadora en Barrio Obrero, en Santurce, una comunidad compuesta mayormente por inmigrantes, ocurrió el desastre del huracán María, pero sus planes de ayudar en la reconstrucción del sector quedaron en el tintero.
Esto porque la orocoveña fue llamada a unirse a 22 religiosas salesianas de los cinco continentes, quienes se trasladarían a Roma a completar un proyecto de espiritualidad. Aunque al principio se negó, rápidamente acogió la propuesta que luego se convirtió en plataforma para conocer el aspecto educativo en distintos países.
“Hablar sobre la situación juvenil en un grupo así y tener noticias de primera mano, no por lo que sale en los periódicos, hablar de la educación y de distintos temas importantes, es un tesoro. Era un curso universitario que estábamos haciendo, algunos cursos los hacíamos en la universidad e íbamos a los lugares como Francia, Ginebra, era en los libros y en el contexto”, resaltó.
No obstante, su misión en la Pontificia Universidad Auxilium apenas comenzaba, ya que el 8 de marzo de 2020 fue invitada a colaborar como profesora en la facultad de Ciencias de la Educación.
“Colaboro en el área de la pedagogía, ayudo en las actividades de la escuela, y tengo estudiantes de distintos países. Tengo la oportunidad de preparar estudiantes que se preparan para ser maestros o dirigentes de escuelas, de distintas partes del mundo”, señaló la orocoveña, oriunda del sector Sana Muerto.
“Nunca hubiera pensado que podía aportar para África, China, India, Oceanía, jamás en mi vida. Es una oportunidad que al mismo tiempo te da satisfacción. Tuve que empezar de cero, pero me alegro poder colaborar. Lo hago con toda mi fuerza, pongo todo mi empeño y la experiencia con los estudiantes es muy linda”, admitió.
Una de sus experiencias pedagógicas fue a través de un curso para formar desertores escolares, pero “hablar de la prevención y la deserción escolar de la India, es muy distinta a la de África y a la de América; muy distinta a la de Europa”.
“Dentro de ese proceso, una profesora de universidad tiene que publicar, tiene que escribir y eso no era lo mío. Mi campo eran los muchachos de Barrio Obrero, los muchachos de la Barriada Morales, siempre en el marco educativo, pero en otras facetas”, argumentó.
Así, rescató su tesis del 2012, a través de una publicación titulada “La educación en manejo de emergencias”, la cual presentó en Puerto Rico ante el Foro Nacional de Escuelas Católicas, así como al comisionado del Negociado de Manejo de Emergencias (Nmead), Nino Correa, y el secretario del Departamento de Educación, Eliezer Ramos Parés, entre otros.
“Es un granito de arena esta aportación, pero un granito de arena pudiera hacer la diferencia. Elegir una comunidad donde pueda poner el plan de emergencia compartido y sea multiplicado en otras comunidades. Si nosotros no hacemos planes de emergencia juntos, solos no podremos sobrevivir todas estas emergencias que se avecinan”, concluyó.