A la hora de buscar dinero, no cabe duda de que empeñar una prenda de oro o un reloj de marca recocida puede ser un gran resuelve. Pero, ¿qué tú crees de dejar en garantía un caballo o una silla de ruedas? 

La crisis económica ha llevado a que las personas en el mundo entero traten de ver de dónde sacan un poco de dinero para sobrevivir. En este sentido, las casas de empeño se han convertido en una alternativa muy conveniente. Pero no siempre llevan joyería o equipos electrónicos. En ocasiones, la economía apretada los lleva a ser más creativos. 

“Hoy mismo me llamaron para empeñar una cama de posiciones”, mencionó Giselle Acevedo, empleada de la casa de empeño Monte Piedad, en Bayamón. “Obviamente le dije que no”, aclaró de inmediato. La joven comenta que también ha recibido propuestas para recibir como garantía lavadoras, juegos de cuarto y “equipo de barbería, como los ‘trimmers’ para rasurar, que por el Departamento de Salud está prohibido aceptarlos”. Acevedo, quien observa que el asunto de empeñar ha cobrado más auge ahora que en años anteriores, señala que también le han propuesto empeñar silla de ruedas, estufas y hornos microondas, los que ha rechazado. 

Por su parte, Ariel Pérez, empleado de la casa de empeño La Solución, en Quebradillas, expresó que “una vez me llamaron para empeñar un caballo, pero les dije que no  porque, imagínate, es un ser vivo, que come y hay que atenderlo. Además, me gustan los animales y no iba a aceptar eso”. 

Pérez analiza que “la crisis económica en estos momentos es tan grave, que mucha gente está tratando de empeñar hasta sus casas”, propuesta que ha tenido que rechazar. Pero los casos más extremos incluyen “personas que me han dejado sus espejuelos, los que tienen puestos, para que les dé dos o tres pesos para resolver”. Igual ha pasado “con cedés y hasta películas (en DVD), que las han dejado para que les de unos dólares para echar gasolina”. El empleado comentó que algunos de sus clientes más necesitados han sido pensionados del Seguro Social, “que me dicen, imagínate, lo que recibo no me da para comer, menos para comprar medicinas”. 

Alberto González, de la casa de empeño Chardimgo, en Carolina, recordó que en una ocasión una persona le ofreció en garantía “una máquina de derretir queso, igual a esas que tú ves en el cine, para los nachos. La cogí porque era un cliente local, porque si hubiera sido un desconocido, no la hubiera aceptado”. Por lo demás, comentó que prefiere comprar oro en vez de empeñar mercancía porque, en su experiencia, “eso ya no tiene mucha salida”. 

¿Qué se les ha ocurrido empeñar?

Silla de ruedas

Espejuelos 

Máquina de derretir queso

Animales (gallinas, caballos)

Horno microondas

Artículos de barbería (trimmers)

Cedés

Películas en DVD

Casas