Sofrito a la carta en Canóvanas
Matrimonio se las ingenia desde una bicicleta para cultivar vegetales y confeccionar este condimento.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 5 años.
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El olor a recao, cilantrillo, ajíes y pimientos impregnan el ambiente en la finca donde, bajo una leve llovizna, Héctor Vázquez y Jennifer González ubican su food bike y preparan al momento un sofrito al placer del cliente, bajo la marca Productos Mi Gusto.
El comprador selecciona los ingredientes que quiere en el producto y en par de minutos se lo lleva fresco al hogar.
Sin embargo, el best seller de estos empresarios es el mojito que se usa sobre las carnes cocidas o vegetales, y cuya receta aprendió Héctor de un chef francés.
Suena muy simple, pero la historia de éxito detrás del matrimonio es como la de la mayoría de los visionarios, con altas y bajas, muchas puertas cerradas, algunas críticas y otros elogios.
Ambos chefs trabajaron por diez años en el hotel Ritz Carlton en San Juan y tras el huracán María fueron cesanteados.
Sin embargo, desde el 2014 vendían sofrito para hacer “un dinerito extra”. Lo distribuían en envases plásticos a familiares y amigos.
Al principio no fue fácil y Héctor aceptó que algunos se burlaban y le preguntaban: “¿y tú crees que puedes mantener tu familia con eso?’’.
Hoy sigue contestando en la afirmativa, y en aquellos días ya le daba “para comprar leche y pampers” para sus hijas.
La idea de hacer un sofrito a la carta -aunque llevaba años rondando en su cabeza- se hizo más persistente cuando dejaron el hotel.
“En ese momento (del despido) hubo frustración, porque teníamos dos nenas (ahora son tres), más la obligación de la casa…”, recordó Héctor, quien entonces se bandeó con dos trabajos a tiempo parcial.
Mientras tanto, comenzó a visitar los mercados agrícolas, y en el segundo que participó ofreció una ensalada de pollo con su sofrito que comenzó a popularizarse.
Fue precisamente en esos mercados que también le surgió la idea de establecer el concepto de food bike.
Aunque sufrió contratiempos con la confección, pues tardaron un año en prepararla, ya para agosto pasado la estableció en un centro comercial y pudo empezar con el sofrito live como le llamó a su idea de confeccionar estos condimentos.
Aunque el cliente ya puede comprar el sofrito listo, incluyendo el Supreme que tiene, entre otros ingredientes, cebolla roja y amarilla, pimiento de cocinar y hasta cúrcuma, también puede pedirlo con lo que le apasiona.
“Hacen el sofrito suyo, personal; todo es natural”, sostuvo Héctor al mencionar que también puede seleccionar entre aceite infusionado con tomillo y ajo, aceite de maíz o de coco.
“Cuando los clientes vieron esto fue un boom. Estaban supercontentos. La primera vez había una fila…”, dijo sobre el primer día que su esposa Jennifer tuvo que atender el negocio, porque él trabajaba.
“La gente está cogiendo conciencia de comer con menos preservativos y bajo en sodio”, dijo la chef y Héctor agregó que lo preparan “lo más natural posible”.
“La acogida ha sido espectacular”, reconoció el joven.
Actualmente, ambos laboran en un colegio, pero el sueño de Héctor es dedicarse por completo a su negocio.
Ya comenzó a sembrar recao para economizar, crear empleos y ayudar a otros agricultores.
Además del sofrito y el mojito, también comercializan el sofrito-mayo -un dip para frituras- y el pique tradicional.
Actualmente, distribuye sus productos desde Fajardo hasta Humacao.
En abril próximo establecerá su bike food permanentemente en el supermercado Econo de Altamira, en Guaynabo.
Para más información, visite en Facebook la página Productos Mi Gusto o llame a Héctor al (787) 624-9700.