Sismos no asustan a visitantes de La Parguera
Comerciantes y turistas intentan retomar la normalidad tras los terremotos y la pandemia del coronavirus.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 4 años.
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Lajas. Tal parece que los sismos registrados ayer en el área de La Parguera no ahuyentaron el ánimo de los puertorriqueños, quienes hoy abarrotaron la zona en busca de recreación.
Desde por la mañana se apreciaba un ambiente movido que fue creciendo en la medida que pasaban las horas, pues a mediodía ya era difícil conseguir un estacionamiento. De un lado a otro desfilaban visitantes con neverita en mano; algunos con la intención de tomar un bote y visitar la variedad de cayos, mientras otros se paseaban entre kioscos y restaurantes para degustar las delicias culinarias distintivas del sector.
A juicio de varios comerciantes, este 4 de julio prometía un buen movimiento económico, que estuvo rezagado durante los primeros meses del año, tanto por la actividad sísmica como por las restricciones de la pandemia por coronavirus.
“Entiendo que la gente se ha acostumbrado a los temblores porque cuando sucedieron, yo no estaba, pero mis ayudantes dijeron que todo estaba normal y ayer por la tarde esto estaba lleno. Al principio de los temblores, la gente se iba corriendo y La Parguera quedaba pelá, pero ahora uno que otro sale corriendo, pero la gente se queda”, confesó Francisco Feliú Acosta, propietario de un kiosco de venta de pinchos.
“(El movimiento económico) es distinto porque con las cosas que están pasando, con el COVID y los temblores, no todo el mundo se atreve salir y compartir y disfrutar del verano, pero sí, (ayer) había bastante movimiento, no igual a un fin de semana de julio, víspera del 4 de julio, pero había bastante movimiento”, agregó.
Mientras que el dueño del restaurante Puerto Parguera, Javier Pagán, describió el panorama que vivió cuando sucedieron los temblores del pasado viernes. “Fueron bien fuertes, había bastante público, (las personas) se asustaron y como que se levantaron, pero después volvieron a la normalidad. Gracias a Dios, pues todo después fluyó lo más bien y los clientes se quedaron tranquilos”, relató.
“Este verano no se ha visto mucho turista estadounidense como en otros años por la situación de la pandemia, las restricciones que hay en el aeropuerto, pero gracias a Dios tenemos bastante turista local. Los temblores de diciembre a febrero afectaron mucho, casi nadie venía a La Parguera, pero ahora la gente se está acostumbrando”, reiteró al señalar que cuenta con un protocolo en caso de que surja un evento mayor.
Cabe destacar que ninguna de las tres compañías propietarias de botes reflejó merma en sus respectivas clientelas, a pesar de la cercanía del epicentro donde se están registrando los recientes temblores.
Heriberto Santana, quien trabaja con una de estas empresas, aseguró que cuando se registraron los movimientos telúricos muchos visitantes “se fueron, pero llegaron otros”. “(Los temblores) se sintieron ‘gufeaos’. Algunos clientes míos se fueron asustados porque cogieron miedo, pero no fue una pérdida extrema. Veo el movimiento normal, no se ha afectado”, admitió.
Asimismo, destacó que está preparado de ocurrir algún otro sismo y orienta a sus clientes que “en caso de que las condiciones del tiempo nos traicionen, de surgir cualquier tipo de emergencia, se les busca, sí o sí, porque lugar donde se les deja, lugar donde se recoge”, acotó.
Otro de los comerciantes de La Parguera mencionó que gran parte de los visitantes ha optado por consumir sus alimentos fuera de los establecimientos porque se sienten más seguros. “Mucha gente no se va, están acostumbrándose, piden que si pueden poner las mesas en la parte de afuera porque se sienten más seguros. Siempre que viene la gente los aconsejo de que estén en sitios donde no tengan techo, que estén al aire libre y no corran”, dijo Alberto Cancel, cuyo negocio se dedica a la venta de piraguas.
De hecho, algunos entrevistados coincidieron en que el temblor registrado el viernes cerca de las 4:30 de la tarde se sintió más fuerte que el terremoto del 7 de enero. Aun así, los visitantes se mostraban confiados y aseguraron que no temen de que puedan ocurrir más réplicas.
“No estaba aquí cuando los temblores, llegué hoy y no me asusta porque sé cómo responder”, mencionó, por su parte, Yomarilys Rivera, quien estaba a punto de tomar un bote con su familia para disfrutar de las bellezas naturales que ofrece la zona.
Ramona Rodríguez, quien también llegó con sus amistades desde Bayamón, destacó que pasó un pequeño susto con el evento telúrico, pero eso no la disuadió de continuar con sus planes para el fin de semana.
“Pensé que la casa se caía. Pero creo que esto es algo con lo que se tiene que aprender a vivir día a día. El mundo es del valiente y tenemos que estar ahí, siendo valientes y no salir corriendo y creyendo que Dios está aquí para ti. No va a pasar nada. Nada que Dios no quiera”, apuntó al destacar que se quedarían en el suroeste, ya que era la primera visita tras la secuencia sísmica que comenzó el 28 de diciembre de 2019.