“Sin abejas no hay nada”
Daniel Pérez Moró se ha dedicado por 36 años a la apicultura y a educar sobre la importancia de cuidar estos insectos.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 3 años.
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Moca. Daniel Pérez Moró se inició en la apicultura por iniciativa propia a sus 18 años, cuando comenzó a educarse sobre la importancia de las abejas para la humanidad. Sin pensarlo dos veces, decidió cambiar sus estudios universitarios en administración de empresas por agronomía y estableció su primer apiario.
Ya han pasado 36 años de ese momento, pero la pasión de Daniel por la preservación de estos insectos se mantiene intacta. El agrónomo ha trabajado ininterrumpidamente con las abejas en su finca ubicada en el sector Hidalgo del barrio Cuchilla, en Moca, sin imaginar que se convertiría en la empresa Apiario Puente Real Inc., en la que labora junto con sus dos hijos.
“Las abejas están catalogadas como el ser vivo más importante del planeta. Sin abejas no hay polinización, sin polinización no hay agricultura y sin agricultura no hay comida. Dependemos del mayor polinizador; las abejas”, enfatiza Daniel al recibirnos en la finca en la que cada diez días se adentra, con su particular indumentaria y ahumador en mano para darle mantenimiento a sus 50 colmenas, elevadas a tres pies del suelo y dispersas en las cinco cuerdas de terreno.
Unas pocas bocanadas de humo sirven para romper el patrón de defensa de la abeja y abrirle paso a destapar cada cámara de crías. Con sumo cuidado el agrónomo verifica los diez cuadros que hay en su interior para velar que no haya ninguna plaga, recolectar miel y aplicar cera. El zumbido de las abejas aumenta, mientras las obreras entran y salen de la colmena con sus patitas amarillas llenas de polen. Se observan huevos, larvas y hasta abejas recién nacidas. Cada uno tiene su función en la colmena.
Aquí viven “libres y tranquilas” las abejas, dice Daniel, quien considera que la apicultura “es un arte”, pues, aunque no requiere de un cuidado diario, “conlleva pasión, compromiso y educación”.
En el Apiario Puente Real se produce miel 100% natural, jalea, colmenas, abejas reinas y cera, entre otros productos que van directamente de la finca al empaque.
“No hay otro producto que tenga las propiedades que tiene, por ejemplo, la miel, porque es producto de una gama de flores, plantas y árboles, y eso te da una diversidad de tantos nutrientes. Además, se le atribuyen beneficios para la salud como antibiótico y contra las alergias”, agrega Daniel, quien considera que su misión principal hoy día es educar sobre la importancia de mantener vivas las abejas y que más jóvenes se interesen en la apicultura.
“Para nosotros es un orgullo... Lo más que nos satisface es educar, ver que las nuevas generaciones puedan aprender de esto y que lo sigan desarrollando, que sigan cultivando las abejas”, dijo.
Esa misión la ha emprendido junto con su familia, pues cuenta con el apoyo de sus dos hijos, Diego y Daniel, quienes trabajan con él para duplicar sus colmenas y cumplir con la meta de abrir su finca al público para enero de 2022.
En lo que eso ocurre, Diego, de 14 años de edad, se encarga de documentar y publicar contenido sobre el Apiario Puente Real en el canal de YouTube y la página de Facebook de la empresa. En las redes sociales comparte información sobre el comportamiento de las abejas y consejos para su cuido.
Mientras que Daniel, de 16 años, refuerza la labor educativa que ha emprendido su papá. “Sin las abejas no hay nada”, concluye el joven apicultor, quien está enfocado en crear conciencia sobre el gran impacto de estos insectos en nuestro planeta.