Sigue la escasez de medicamentos para tratar el déficit de atención e hiperactividad
Expertos advierten que cuando la población pediátrica deja de recibir sus dosis, empiezan los riesgos de abandono escolar, entre otros problemas.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 1 año.
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Desde el otoño pasado, agencias federales y médicos han advertido sobre la escasez de medicamentos que son parte del tratamiento a personas diagnosticadas con el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), un problema de suministro que aún no se ha resuelto y que tiene consecuencias preocupantes en pacientes puertorriqueños, particularmente, en niños, adolescentes y jóvenes.
En octubre de 2022, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) anunció la escasez de sales mixtas de anfetamina, el componente principal del medicamento Adderall, fármaco utilizado para controlar los síntomas del TDAH. Aunque algunas empresas trataron de minimizar los retrasos en la fabricación de la medicina, lo cierto es que no hay suficiente oferta para seguir satisfaciendo la demanda del mercado estadounidense a través de esos productores, advirtieron tan reciente como el 1 de agosto Robert M. Califf, comisionado de la FDA, y Anne M. Milgram, directora de la Administración de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA).
“Como líderes de la FDA y de la DEA, reconocemos el importante papel que desempeñan los estimulantes recetados en el tratamiento de afecciones como el trastorno por déficit de atención e hiperactividad o la narcolepsia. La falta de disponibilidad de ciertos medicamentos en los últimos meses ha sido comprensiblemente frustrante para los pacientes y sus familias”, expresaron los funcionarios en la publicación en la que explicaron que, si bien las agencias no fabrican medicamentos ni pueden exigir a una compañía farmacéutica hacerlo o que produzcan más, sí están colaborando con los involucrados para prevenir el impacto de la escasez.
Pero, ¿cuál es el escenario en Puerto Rico, especialmente, en la población pediátrica?
En entrevista con Primera Hora, los psiquiatras de niños y adolescentes Dimas Tirado Morales y Eric Martínez confirmaron que la insuficiencia de medicamentos se ha hecho palpable en la isla y, aunque hubo una mejoría durante el verano -atribuido a que durante este periodo muchos padres y madres optan por no medicar a sus hijos- lo cierto es que con el regreso a clases la situación vuelve a agudizarse con el aumento de demanda.
“Mejoró en verano, porque muchos pacientes no estaban en medicamentos, pero ahora que están de vuelta a la escuela, han empezado a tener problemas (en las aulas) y los padres están sacando citas para regresar a los medicamentos. Realmente, la escasez ha sido una pesadilla tanto en Puerto Rico como en Estados Unidos y lo sé porque también trabajo para (la ciudad de) Philadelphia. El problema aquí es que, para colmo, hay un estigma horrible con estos medicamentos. Está la impresión de que mucha gente los usa para abusar, venderlos o desviarlos, pero en el caso de niños y adolescentes hablamos de un fármaco que les ayuda mucho en su calidad de vida. Entonces, los padres se ven en este problema de escasez y se frustran porque afecta mucho la salud de sus hijos... tengo una mamá que fue a más de 10 farmacias buscando medicamento y cuando lo encontró en otro municipio, la que tenían disponible era de otros miligramos a la recetada”, explicó Tirado Morales, quien realiza consulta privada y a hospitales en el área oeste y suroeste de la isla.
Según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), se estima que 6 millones de niños y adolescentes entre 3 a 17 años han sido diagnosticados alguna vez con TDAH, lo que es el equivalente a un 10% de esta población pediátrica. Sin embargo, es entre los 6 a 11 años (10%) y 12 a 17 años (13%) que se diagnostican más casos, precisamente, en el periodo en que están en la escuela. Los varones (13%) tienen más probabilidades de recibir el diagnóstico en comparación con las niñas (6%).
Tirado Morales acentuó que los pacientes con TDAH necesitan ser reevaluados por un psiquiatra y que no todos necesitan medicamentos. Pero para aquellos que requieren la medicina se les afecta el desempeño en su vida cotidiana cuando los descontinúan de cantazo.
“Pero hay muchos que sí se benefician de los fármacos que se les conoce como estimulantes y, comercialmente, se consiguen bajo nombres como Aderall, Ritalin, entre otros. Hay otras alternativas de tratamiento, pero sabemos por estudios que los estimulantes están en esa primera línea para atender a los niños y adolescentes con ADHD”, acotó el psiquiatra.
Por su parte, el doctor Martínez, destacó otro problema en el escenario: “no solo es escasez y te lo digo sin que me quede nada por dentro. La reforma (Plan Vital) y otros planes médicos lo que les cubre a estos pacientes son medicamentos baratos o genéricos, cuando saben que hay tratamientos más sofisticados que se administran una sola vez al día y son más efectivos. Pero como son caros, no los administran a estos nenes. Así que se quedan sin uno y sin el otro ante la falta de suministros”.
“Este problema de escasez empezó en la pandemia cuando se afectó la producción de estos y otros fármacos. La situación es que, cuando estos niños dejan de tomar estos medicamentos -y más ahora que empezó la escuela- empiezan los riesgos de abandono escolar, problemas de conducta y hay casos que terminan en hospitalización de lo descompensados que están”, precisó Martínez, director de la unidad especializada en salud mental en el Hospital San Jorge, en San Juan, única institución en Puerto Rico que atiende hospitalizaciones parciales o intensivas de niños entre 5 a 12 años.
De manera similar se expresó hace unas semanas a través de Facebook la pediatra Glory Serrano, al hacer la advertencia de la falta de medicamentos, a la vez que ofreció a los progenitores algunos consejos.
Por ejemplo, reiteró la importancia de consultar con el médico y pedirles recetas de cara al regreso a clases. En ese sentido, hizo la salvedad de que algunas farmacias han expresado que hay cubiertas de planes médicos que solo aceptan prescripciones de psiquiatras o neurólogos.
Serrano también hizo hincapié en observar cualquier efecto secundario que presenten los pacientes con el consumo de los fármacos, particularmente, si su médico sustituyo el que utilizaba antes.
“Siempre ofrecer desayuno antes del medicamento, ya que puede suprimir el apetito”, expuso la pediatra.