Son tantas las razones. Son pocos los exentos.

El sinhogarismo arraiga miles raíces. De acero son aquellos que lo sobreviven; humanos como ningún otro y con historias de superación inigualables.

Y es que el sinhogarismo afecta a 2,096 personas en Puerto Rico, todas con razones diversas que explican el por qué llegaron hasta ahí, según el último informe del Conteo de Personas Sin Hogar que efectuó el Departamento de Vivienda Federal (HUD) a principios de año.

“Las situaciones son diversas. Es alarmante que más de la mitad está en la calle por primera vez. No podemos normalizarlo. Una noche que una persona duerma en la calle es demasiado”, comentó Yessica Mojica Figueroa, presidenta de la Junta de Directores del Continuo de Cuidado CoC PR-503, colectivo de proveedores de servicios para personas sin hogar que busca prevenir y erradicar el sinhogarismo en 54 municipios.

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Es un mito que el sinhogarismo es un fenómeno urbano. Otro mito es que el sinhogarismo se limita a personas con problemas de sustancias. La población sin hogar es diversa y para que las estrategias del gobierno, y desde el tercer sector funcionen, hay que visibilizar el problema y eliminar la visión estigmatizada de que el sinhogarismo se limita a las personas con uso problemático de sustancias o con condiciones de salud mental que vemos en las calles o debajo del puente. Ese es uno de los rostros más visibles, pero la realidad es mucho más cruda. Necesitamos mirar la realidad a la cara”, subrayó.

De las 2,096 personas, el 55.4% enfrentaba esta situación por primera vez, un aumento significativo en comparación con el 51% registrado hace dos años. El informe también destacó que el 37% de los desamparados tienen 55 años o más, de los cuales el 14% son personas mayores de 65 años, la mitad quienes también viven el sinhogarismo por primera vez.

Específicamente, se identificaron 541 mujeres sin un techo seguro. El 61% de estas féminas también enfrenta el sinhogarismo por primera vez y 27.1% son víctimas de algún tipo de violencia, con la mitad de ellas cuidando a hijos menores de 18 años.

“Los datos indican que más de la mitad de las personas que están durmiendo en la calle están sin hogar por primera vez. Estos son los nuevos rostros de la exclusión: personas muy jóvenes, mujeres, personas que viven en áreas rurales, adultos mayores, personas que transicionan de sistemas, personas con problemas crónicos de salud, personas como tú y como yo que quieren echar para adelante y vivir una vida mejor”, detalló Mojica Figueroa.

“No hay nada como estar certero de que tienes a dónde llegar”, expresó Kadilys Alejandro Pérez, quien lloró al ver su entrevista durante el foro “Enfrentando el sinhogarismo: retos y soluciones”.
“No hay nada como estar certero de que tienes a dónde llegar”, expresó Kadilys Alejandro Pérez, quien lloró al ver su entrevista durante el foro “Enfrentando el sinhogarismo: retos y soluciones”. (Suministrada)

Es con el fin de afrontar esta problemática que la entidad sin fines de lucro Coordinadora Moriviví -que atiende a esta población en pueblos del sur, este, oeste y las islas municipios de Vieques y Culebra- organizó el foro “Enfrentando el sinhogarismo: retos y soluciones” realizado este miércoles en el Ateneo Puertorriqueño, en San Juan, para conocer las políticas públicas y planes de gobierno de los candidatos a La Fortaleza para eliminar el problema en Puerto Rico.

“El sinhogarismo no es solo una consecuencia de la falta de vivienda, sino el resultado de la interacción de múltiples (retos) sociales”, puntualizó Keilyn M. Vale, principal oficial de la Coordinadora Moriviví.

Al foro fueron invitados los cuatro candidatos a la gobernación: Jenniffer González Colón, del Partido Nuevo Progresista (PNP); Jesús Manuel Ortiz González, del Partido Popular Democrático (PPD); Juan Dalmau, del Partido Independentista Puertorriqueño en alianza con Movimiento Victoria Ciudadana (PIP); y Javier Jiménez, del Proyecto Dignidad (PD).

Solo Dalmau asistió.

“En qué y con quién invertimos nuestro tiempo dice mucho”, estimó Mojica Figueroa. “El sinhogarismo tiene solución. Es un (asunto) de voluntad”, recalcó.

Es posible levantarse

Kadilys Alejandro Pérez, con apenas 21 años, vivió gran parte de su vida pernoctando en el vehículo con su padre.

Y es que la venta de la casa que compartía la familia de Kadilys, cuya dinámica describió como “bastante normal”, coincidió con la muerte súbita de su progenitora, afectando seriamente la salud mental de su papá, quien en ocasiones dormía en la plaza pública de Naguabo.

Kadilys Alejandro Pérez
Kadilys Alejandro Pérez (Suministrada)

“El techo seguro, genuinamente, es algo tan necesario. No hay nada como estar certero de que tienes a dónde llegar cuando sales de la universidad”, expresó entre lágrimas en un vídeo de la campaña “Los rostros del sinhogarismo” de la Coordinadora Moriviví, que busca humanizar a esta población que han conseguido ayudas a través de organizaciones y agencias.

Tras vivir con la mejor amiga de su mamá por varios años, llegó el momento en que Kadilys se tenía que mover, rememoró. Pero, al no contar con un techo seguro, se le imposibilitó obtener un empleo y, así también, el adquirir un lugar para vivir. Gracias a una profesora universitaria que informó su caso al Departamento de la Familia, la joven ahora tiene una casa en donde puede pernoctar mientras completa sus estudios.

“Esa ansiedad es algo que uno constantemente carga al día a día. Saber que hay un lugar a dónde volver, que es mío, que puedo cerrar las puertas, pues verdaderamente es algo que tú no te das de cuenta que es una necesidad hasta que lo pierdes”, dijo entre llanto.

En el caso de María Rivas, de 51 años, el sinhogarismo se convirtió en su realidad luego de su diagnóstico de cáncer.

Además de que fue víctima de violencia doméstica, se vio en la obligación de dejar de trabajar limpiando casas, agotando su dinero. La afabilidad de un matrimonio que conoció en la iglesia a la que pertenecía le aseguró un cuarto para vivir hasta que fue referida a la entidad no gubernamental Casa de la Bondad, Inc. que le dio una vivienda.

María Rivas
María Rivas (Suministrada)

“Yo hoy en día miro y digo, wao, el miedo de uno quedarse en la calle y o el miedo que, dentro de todo ese proceso que estaba viendo yo terminara hasta en mi carro viviendo, era algo que me preocupaba muchísimo, por la delicadeza de mi tratamiento de cáncer no era para que estuviera expuesta por ahí”, recordó en los vídeos de Coordinadora Moriviví.

“Puedo sonreír y (estoy) tranquila. Tengo esperanza y muchos deseos de seguir viviendo y de seguir echando hacia adelante y esta pequeña voz que tengo aquí, pues les (puede decir) a otras mujeres que están en lo mismo que puedan tener la misma oportunidad. No tenemos que recibir maltrato o no tenemos que aguantar violencia, porque no (tengamos) a dónde irnos”, exhortó.

Otras personas que únicamente cuentan con las calles como sus hogares han sobrevivido luchas desde su infancia, como es el caso de Glorimar Ortiz Betancourt, riopedrense de 60 años.

Glorimar Ortiz Betancourt
Glorimar Ortiz Betancourt (Suministrada)

Recordó una crianza en un “hogar disfuncional”, el cual a llevó a probar la marihuana, sustancia que la introdujo a la heroína y hasta la anestesia de caballo.

Fueron 38 años de mi vida en las calles. Estuve sin hogar, estuve durmiendo en las aceras. Esas noches en la calle fue bien triste. Lloré muchas veces. Varios hombres trataron de quitarme la vida. Llegué, pues, a dónde uno llega, a la prostitución”, relató.

Pese a su condición de vida, Glorimar siempre procuró por el bienestar de las personas cercanas a ellas. Y, en medio de un mar de gente que la llegó a tratar “como basura”, buscó de Dios. Fue entonces que se acogió al programa De Vuelta a la Vida II, de la Administración de Servicios de Salud Mental y Contra la Adicción (ASSMCA), y se le consiguió un apartamento y recibió orientación a integrarse a la comunidad.

“Le doy gracias a Dios que hoy en día soy parte de dónde me recibieron, donde me enseñaron una mejor calidad de vida, me enseñaron a ser responsable conmigo, con mi salud, con mis citas de los cupones, salud mental, medicare, todo eso y estoy bien agradecida. Hoy en día, quiero, necesito y es mi pasión seguir llevando esa voz a donde pueda llegar y decirle a esta juventud, a los adultos, a mi gente, yo soy parte de ellos todavía, y les quiero decir a través de mi testimonio que hay ayuda, que la debemos buscar, que es una decisión de cada uno de ustedes, pero la ayuda la hay, porque nosotros los usuarios no sabemos cómo trabajar con los problemas que nos llegan, con las situaciones de la vida”, comentó que, gracias a esta ayuda, la reciente muerte de su hijo por una sobredosis de heroína “no me tumbó”.

“Estoy aquí para decir, para llegar a muchas vidas, que no, no se dejen morir, que hay ayuda y esta va a ser mi pasión hasta que me vaya con Dios”, agregó.

De manera similar, Raúl Calderón Rivera, de 61 años, le dio un nuevo significado a su vida al salir de la cárcel.

No fue un proceso simple y es uno que aún fomenta, pero su rehabilitación se la debe a Transformación Real, programa al cual fue introducido dentro de la institución carcelaria, y Guara Bí, del Departamento de Salud.

Raúl Calderón Rivera
Raúl Calderón Rivera (Suministrada)

“Me cansé del uso de las drogas, como dice el dicho, verdad, que (me cansé) de ser la lata que todo el mundo patea”, dijo tras enjugar sus lágrimas.

De verdad he sufrido mucho. Son 38 años que la he hecho una prisión…(pero) voy a seguir luchando para eso y para mi rehabilitación, que estoy bien enfocado en eso. Ellos están dispuestos a ayudarme a buscar un trabajo, para yo seguir hacia adelante para yo buscar un apartamento donde yo, pues, me olvide de ese Raúl, porque me cansé”, reiteró.

Jackeline González García, por su parte, vivió “muchos años” guareciéndose dentro en una pequeña casa de madera, sin algún servicio esencial. A veces comía, a veces no.

Jackeline González García
Jackeline González García (Suministrada)

Los años que vivió en condiciones infrahumanas no la han detenido. La fémina, de 58 años, ha comenzado a aprender a leer y escribir y, a través de la Corporación Milagros de Amor, tiene un trecho digno.

“Yo (les) agradezco un montón a ellos, porque (a) ellos les gusta ayudar a las personas sin hogar. Ahora estoy yo en un sitio mejor. Tengo agua, tengo luz, tengo dónde dormir, tengo dónde asearme, tengo dónde comer calientito. Estoy tranquila. No se me meten ratones adentro, ni nada de eso. Tranquilita. Eso es lo que yo no tenía. Estoy segura ahora, gracias a Dios y gracias a Milagros de Amor”, manifestó risueña.

Presenta sus soluciones

Un ambiente sombrío, acompañado con sollozos silenciosos del público, arropó al Ateneo Puertorriqueño, mientras que desde una pantalla se presentaron los testimonios de Raúl y Kadilys.

La emoción se apoderó también de Dalmau, quien celebró la valentía de Raúl y Kadilys y, con voz entrecortada, reconoció que “abrirse no debe ser fácil”.

El candidato por el PIP, Juan Dalmau, se conmovió con los testimonios de las personas que estuvieron sin hogar.
El candidato por el PIP, Juan Dalmau, se conmovió con los testimonios de las personas que estuvieron sin hogar. (Suministrada)

Esto para mí fue un encuentro que reafirma mi compromiso para atender el problema del sinhogarismo”, reaccionó el candidato a Primera Hora tras finalizar su participación en el foro.

“(El sinhogarismo) es un problema social donde hay que atender lo que son factores sociales determinantes, que tiene que ver con pobreza, tiene que ver con falta de acceso, tiene que ver con atención médica, salud mental, lo que tiene que ver con nutrición adecuada, acceso a educación, el atender casos de violencia de género, violencia contra la niñez. O sea, se trata de un proyecto mucho más amplio que meramente buscar una residencia. No basta con tener una infraestructura material, hay que tener una infraestructura social”, apuntó.

A preguntas de los moderadores del foro, los periodistas Leysa Caro, de El Nuevo Día, y José Carlos Sánchez, de Telemundo, Dalmau catalogó como “un grave error” el criminalizar a personas sin hogar, tal como lo ha hecho el estado norteamericano de Florida.

No tener un hogar no es un crimen. Lo que hay que tener es una política social que atienda las raíces del problema”, acotó adelantando que el posible embate del huracán Milton en el estado podría dejar a varios cientos sin un hogar y expuestos a criminalización.

También, auguró que será “intolerante a la idea de que tú puedes mover gente de un municipio a otro” ante pueblos que “están incurriendo en la práctica de migrar” a personas que buscan hogar en su pueblo, por lo que incursaría legislación para evitar lo que consideró una posible violación a derechos civiles.

Precisamente, esta fue la interrogante de Glorimar, quien le cuestionó cómo trabajaría la falta de apartamentos disponibles.

Respondió que rehabilitaría las estructuras vacantes y manejaría de manera más efectiva los fondos de recuperación. Aunque el candidato citó a este diario que estadísticas apuntan a que las casas vacantes suman a cerca de 262,000, el Buró del Censo de los Estados Unidos de 2020 contabilizó 257,625 en Puerto Rico.

Juan Dalmau, afiliado al PIP, fue el único candidato a la gobernación en asistir al foro, moderado por los periodistas Leysa Caro y José Carlos Sánchez.
Juan Dalmau, afiliado al PIP, fue el único candidato a la gobernación en asistir al foro, moderado por los periodistas Leysa Caro y José Carlos Sánchez. (Suministrada)

A Primera Hora, especificó que haría un inventario de los hogares vacantes y las rehabilitaría, recordando que el problema con los estorbos públicos fue que, en algunos municipios, “se contrató a empresas privadas que se dedicaron a desplazar a personas viviendo en propiedades que fueron declaradas estorbos públicos, después esas personas no tenían oportunidad de tener nueva vivienda”. Propone que esas empresas privadas ya no sean intermediarias “por estar pendientes al lucro”.

Condenó, además, la Ley 22, capítulo de la Ley 60 que rige la concesión o denegación de incentivos por el Gobierno de Puerto Rico, pues pretende eliminarla.

Durante el foro, Sigfredo Ramos -quien alguna vez estuvo sin hogar- le preguntó a Dalmau cómo facilitaría que personas ya excarceladas, como él, puedan integrarse a la fuerza laboral.

“De verdad he sufrido mucho”, lamentó Raúl Calderón Rivera, quien no pudo contener las lágrimas al ver el vídeo de su entrevista durante el foro “Enfrentando el sinhogarismo: retos y soluciones”.
“De verdad he sufrido mucho”, lamentó Raúl Calderón Rivera, quien no pudo contener las lágrimas al ver el vídeo de su entrevista durante el foro “Enfrentando el sinhogarismo: retos y soluciones”. (Suministrada)

Ante esto, Dalmau aseguró que expandiría el programa de educación desde las cárceles y estimularía a que empresas privadas tengan programas específicos para exreos, incentivándolos para estimular este reclutamiento.

Aclaró que el crear la Defensoría de Personas sin Hogar, expuesto en su plan de gobierno como la entidad que sustituirá el Consejo Multisectorial en Apoyo a la Población sin hogar y que será una de tres adscritas a la Unidad de Equidad e Inclusión del Departamento de Derechos Humanos que pretende crear, busca “ver el ser humano como un sujeto de la gestión gubernamental”, por lo que plantea que la defensoría sea “un indispensable interlocutor” entre los reclamos del tercer sector frente al gobierno. Dijo que no demonizaría a las entidades de base comunitaria como “antagónicos”.

“Que no sea una procuraduría más…que se nutra de las experiencias que se han tenido por los que han estado en primera fila, en primera trinchera en la lucha de las personas que no tiene lugar”, clarificó.