Señalan a Salud por “inacción” contra la prevención del coronavirus
Llaman a la acción ante secuelas del COVID-19 prolongado.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 2 años.
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“Nunca nos pudiéramos imaginar que estuviéramos peor ahora que cuando comenzamos, desgraciadamente”.
Así lamentó la neumóloga pediátrica e inmunóloga Brenda Mariola Rivera Reyes en conferencia de prensa virtual, donde ella y sus colegas salubristas, científicos y médicos señalaron la inacción del Departamento de Salud para continuar intentando frenar la propagación de contagios al COVID-19.
Esta dejadez, según los expertos, sirve como tierra fértil para el desarrollo de otras condiciones salubres que está creando un grave problema de salud pública, gracias a los efectos a largo plazo del coronavirus, específicamente el COVID-19 persistente.
“El Departamento de Salud se rindió en lo que es la prevención. Alzó las manos”, consideró el médico primario y epidemiólogo Alberto Rosario.
De acuerdo a los Centros para el Control de Enfermedades (CDC, en inglés), el COVID persistente- también conocido como COVID-19 de larga duración, COVID-19 posagudo, secuelas posagudas de la infección por el SARS CoV-2, efectos a largo plazo del COVID-19 o COVID-19 crónico- son afecciones posteriores al contagio del virus que incluyen una amplia variedad de problemas de salud nuevos en una persona.
La sintomatología del COVID persistente, que pueden aparecer al menos cuatro semanas después de la infección, incluyen: cansancio o fatiga que interfiere con la vida diaria, fiebre, síntomas respiratorios y cardiacos, dificultad para respirar o falta de aire, tos, dolor de pecho, palpitaciones fuertes, dificultad para pensar o concentrarse (“neblina mental”), dolor de cabeza, problemas para dormir, mareos al ponerse de pie, sensación de hormigueo, alteraciones del gusto o el olfato, depresión o ansiedad, diarrea, dolor estomacal, dolor muscular o en las articulaciones, sarpullido o cambios en los ciclos menstruales, entre otros.
“No es simplemente cuentos de que la gente se siente mal. Es que los datos científicos que se ha estudiado en estos pacientes lo validan”, resaltó Marcos J. Ramos Benítez, investigador y experto en enfermedades infecciosas.
Ramos Benítez aludió a estudios científicos que han identificado remanentes del RNA del virus en el tejido de aquellos que se han contagiado que permanecen por largos periodos de tiempo. Detalló que algunos presentaban el RNA en sus cuerpos hasta un año después de la infección. Al tener el tejido dañado, los órganos, compuestos por tejidos, tendrán efectos permanentes.
“Algunos han visto (el RNA del virus) en el intestino delgado, hay otras personas que lo han visto en áreas, obviamente, en el pulmón, lo han visto en riñones, en hígados, incluso en el cerebro y parte de lo que se ha visto en el cerebro es cómo afecta lo que nosotros le llamamos el ‘white matter’ del cerebro y hay otras evidencias que el sistema nervioso se puede ver afectado, porque se puede mantener inflamado de manera crónica”, explicó.
A nivel isla, aún se desconoce exactamente cuántas personas de aquellos que, desde el 2020, se han contagiado con el virus sufren de COVID persistente. Según la epidemióloga y microbióloga Fabiola Cruz López, Salud había anunciado que gestionaba para crear un registro de los mismos casos positivos que se reportaron. Pero, aún no existe.
“En Puerto Rico no tenemos el informe de esos datos, pero si nos basamos en los informes de otros países del mundo, hay un número de entre el 5% hasta el 30, 40% de personas infectadas que van a desarrollar algunos de los síntomas. Ahora, si esto se lo añadimos que, cuando comenzó la pandemia teníamos alrededor del 30% (de la población con) una condición crónica, si le vamos a añadir toda esta carga, es impresionante”, analizó Rivera Reyes.
También criticó que el menaje de prevención de parte de Salud ha perdido auge, a pesar de que se desarrolló la variante Ómicron que es más contagiosa que las variantes anteriores, y que aún no existe una clínica de COVID persistente.
Esta mañana, la agencia registró un 31.41% en la tasa de positividad, cuyo porcentaje deriva de la cantidad de pruebas moleculares positivas del total de pruebas realizadas en un periodo de siete días, que actualmente son 2,648 pruebas en promedio.
Mientras, reportó ocho muertes adicionales por el virus que corresponden a cuatro personas no vacunadas y otras cuatro vacunadas, tres con la dosis de refuerzo, e informó de 367 pacientes hospitalizados, que se dividen en 324 adultos y 43 pediátricos.
“Estamos viendo un reporte de 4,000 casos diarios y esto no es de la semana pasada, esto es que ya llevamos varias semanas dentro de esta misma carga”, analizó López Cruz, quien es la fundadora y exdirectora del Sistema Municipal de Investigación de Casos y Rastro de Contactos (SMICRC) a principios de la pandemia.
Ausente la respuesta de Salud
Debido el panorama actual, los expertos recomendaron que la agencia vuelva a requerir el uso de mascarillas en espacios públicos y cerrados hasta que la positividad esté cerca del objetivo de control de contagios (3%) y a que se priorice la educación en salud pública sobre COVID persistente (qué es, cómo recibir ayuda y tratamientos), la elegibilidad y acceso a tratamientos para la COVID-19, la importancia de la medicina preventiva, la importancia de recibir el refuerzo para tener la vacunación al día y la importancia de la prevención de COVID-19 y los riesgos de no tomar medidas de prevención, en especial para poblaciones de alto riesgo (personas con enfermedades crónicas, mayores de 65 años).
“La raíz del problema que estamos viendo ahora mismo (es que) la respuesta de salud pública realmente está ausente en el país. Salud Pública no (son) restricciones. Salud pública mucho menos es solamente hablar de tratamientos y de vacunas. Salud pública y la base de salud pública para nosotros requerir que el pueblo tome decisiones individuales, nosotros tenemos que proveerle las herramientas y son las herramientas del conocimiento”, señaló López Cruz.
“Cuando (el Departamento de Salud) pasó sus esperanzas a decir ‘no se va a hacer restricciones, porque ahora hay tratamiento, porque tenemos antivirales, porque tenemos monoclonales, pues no hay que hacer tantas restricciones’, pues yo me doy cuenta de que habían dejado de hacer lo que es salud pública, porque eso no es salud pública. Eso es como yo decirle a los pacientes ‘tú eres pre-diabético, pero no te preocupes a que te compliques, porque mira, tenemos insulina y si te complica los riñones no te preocupes, porque tenemos diálisis’. Pues, ahí, yo te estoy fallando como médico, porque la labor como médico es prevenir a que lleguen a utilizar los medicamentos. Yo entiendo que el Departamento de Salud falló en esa parte, de hacer salud pública”, sostuvo Rosario.
Exigieron, además, que se retome la publicación de informes explícitos, que revelen las regiones de mayor incidencia de casos y los contextos en las cuales surgieron estas infecciones, entre otros detalles relevantes.
También, recomendaron que se lleven a cabo proyectos educativos con organizaciones de base comunitaria y otras entidades para una educación amplia y accesible a diferentes segmentos de la población para que la educación no se limite a las redes sociales.
“El COVID no es como un catarro. En su fase aguda pudiese confundirse con un catarro, (pero) en su fase crónica los riesgos que tenemos son muchos mayores que lo que (es) un catarro y nuestro sistema de salud pública no está preparado. Nuestro sistema de salud pública y de servicios dirigidos, en términos de especialistas también, no está preparado para la ola en la incidencia de casos de enfermedades crónicas que vamos a tener en estos futuros meses sumado a las problemáticas sociales que estamos teniendo con las crisis económicas que ya podemos ver venir”, agregó López Cruz.