Un ejecutivo de la compañía que realiza los servicios de limpieza en el Hospital de la Universidad de Puerto Rico en Carolina señaló el miércoles que no fue hasta abril o mayo de este año que le informaron que en esa intitución había un brote de la bacteria Acinetobacter baumannii, no empece a que desde el verano del 2012 se habían registrado casos de pacientes contagiados.

Armando Ortiz Rijos, gerente de categoría de la empresa North Janitorial Services, hizo esas declaraciones en medio de una vista pública de la Comisión de Salud y Nutrición del Senado, que dirige el representante José Luis Dalmau Santiago y que investiga la situación en el centro hospitalario amparado en las resoluciones del Senado 472 y 474.

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Ortiz Rijos apuntó que en algún momento entre abril y mayo de este año acudió a una reunión junto a funcionarios del hospital, entre los que mencionó a la epidemióloga del centro hospitalario, la enfermera Ana Caraballo Padilla, en la que se les alertó sobre la presencia de la Acinetobacter baumannii y se les dieron instrucciones sobre cómo realizar la limpieza en el hospital para tratar de cortar la cadena de infección.

Entre las instrucciones, que según Ortiz Rijos no les fueron entregadas por escrito, se les ordenó a hacer más limpieza y utilizar equipo desechable, entre otras.

El gerente de categoría indicó que una vez supieron de la presencia de la bacteria, se reunieron con los técnicos de limpieza para informarles todo y reiterarles que siguieran el protocolo de limpieza.

El empleado de North Janitorial Services apuntó que ni en la reunión en la que le informaron de la presencia de la bacteria, ni en otra posterior, le dijeron que la bacteria solo había sido detectada en pacientes de la sala de cuidados intensivos y del quinto piso. Ha trascendido que hubo pacientes de otros pisos que se contagiaron con la bacteria.

A preguntas de los representantes, Ortiz Rijos reiteró que su grupo de trabajo siempre ha seguido el protocolo de limpieza y dijo que en los 10 años que ha trabajado en el hospital de Carolina nunca han tenido ningún señalamiento de la Administración de Salud y Seguridad Ocupacional (OSHA, por sus siglas en ingles) o de la Joint Commission, organización que acredita hospitales y programas de salud.

Asimismo, manifestó que las personas que emplean reciben un adiestramiento sobre riesgos en los hospitales y cómo manejar materiales de limpieza.

Denuncian problemas de limpieza

No empece lo señalado por Ortiz Rijos, la enfermera Caraballo Padilla, encargada del control de infecciones del hospital, indicó que sí había fallas en el proceso de limpieza y que ella se lo había comunicado al supervisor de la compañía destacado en el hospital, Otoniel Romero.

Asimismo, defendió su proceder ante esta emergencia salubrista que ha contagiado a 71 personas y se presume pudo haber causado la muerte de 32 de ellas.

Padilla defendió también el trabajo del renunciante administrador de esa instalación médica, el licenciado Domingo Nevárez. La enfermera dijo que el Departamento de Salud se acercó a ellos para ponerlos bajo vigilancia dado a los informes que ella sometía sobre el contagio de esta bacteria. El hospital está bajo vigilancia epidemiológica desde marzo.

Añadió que Nevárez fue la persona que decidió llamar a los Centros para el Control y la Prevención de las Enfermedades (CDC, por sus siglas en ingles) para que les ayudaran dado que no había logrado contener el contagio.

“Nosotros hicimos lo que teníamos que hacer”, expuso Caraballo Padilla.

En la vista trascendió que el Departamento de Salud comenzó a visitar el hospital universitario tan pronto los pusieron bajo vigilancia, pero esas visitas comenzaron a hacerse más escasas en junio cuando el número de infectados fue de siete, la cantidad más alta de las registrados durante el año. De hecho, a raíz de este hecho, la gerencia del hospital decide cerrar la sala de intensivo.