Sebastián Moisés: “Un guerrero” de tres meses que lucha en el hospital
El pequeño fue diagnosticado con hipoxia severa a nivel cerebral.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 3 años.
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Sebastián Moisés Sánchez Adón es un pequeño guerrero que, desde antes de llegar a este mundo, enfrentó una dura batalla que le ocasionó un severo daño cerebral y otras complicaciones que lo mantienen a sus tres meses en una cama de hospital.
Su madre, Solimar Sánchez, de 25 años de edad, relató cómo se dio la batalla de Sebastián justo al nacer.
“Tuve un embarazo normal, todo iba bien. Cuando llego al hospital y me toca pujar, el niño no salía, estaba estancado en el canal vaginal. Me dicen que así duré dos horas, porque no recuerdo mucho. El nene se viró en forma de canasta en el canal y eso provocó que se asfixiara, estuvo varios minutos sin oxígeno. Ahí deciden cortarme para poder sacarlo, pero al sacarlo el médico ve que el nene no llora, entonces llegaron todos los médicos y lograron revivirlo. Entonces, deciden transportarlo a Centro Médico porque aquí no había el tratamiento para él y ahí empieza mi calvario”, relató la joven madre acerca del evento que marcó su vida.
Ya en Centro Médico, Solimar asegura que tuvieron muchos problemas para controlarle el sodio y el bebe se hinchó demasiado. Entonces, al realizarle los análisis, encontraron que tristemente Sebastián tenía poca electricidad cerebral.
“Ahí es que lo diagnostican con hipoxia severa a nivel cerebral. Eso significa poco voltaje en el cerebro, lo que le impide poder levantarse como un niño regular, abrir sus ojos, llorar, hablar, mover su cuerpo. Ahora mismo mi hijo lo que él puede hacer es moverse, mover los deditos de las manos y de los pies y últimamente empezó a quejarse, poquito, pero lo hace. Levanta sus piernas y mueve su cabeza de lado a lado. También lo diagnosticaron con diabetes insípida y, por todas las condiciones el nene bebe sobre 11 o 12 medicamentos diarios”, explicó la joven madre soltera, quien dijo que en un principio al bebé no le funcionaban sus riñones, pero “actualmente y para la gloria de Dios, ya el niño tiene sus riñones al 100%”.
Según su madre, todos los estudios que le han hecho a Sebastián llegan a la misma conclusión, “el daño cerebral es irreversible”.
“En Centro Médico cuando le hicieron los primeros estudios, ellos esperaban la muerte del nene porque una persona no resiste tanto tiempo sin oxígeno. Mi mamá me dice que estuvo sin oxígeno de unos 10 a 15 minutos. Eso es muerte cerebral. Él tiene tejido muerto en su cerebro. Ellos decían ˈese niño no va a sobrevivirʾ. Según la ciencia, ese va a ser el estado de él. Más adelante puede que abra sus ojos, pero no es que vaya a caminar, vaya a hablar o a pestañar. El niño no traga por él mismo, yo tengo que succionarlo por la tráquea, la nariz y la boca”, detalló la joven.
No obstante, Solimar, quien describe a su pequeño hijo como “un guerrero”, afirma que tiene fe en que si Dios permitió que su hijo sobreviviera a estar sin oxígeno por tanto tiempo es porque tiene un propósito con él.
“Entiendo que mi hijo vino a este mundo con un propósito. Lo único que me cambia el estado de él es un milagro de Dios. Pero, no lo dudo porque cuando lo transfirieron a Auxilio Mutuo, le volvieron a hacer los estudios del cerebro y un estudio salió que tenía muerte cerebral y ya me estaban preparando para tomar la decisión, pero deciden hacerle otro estudio y, para la gloria de Dios, dio positivo a que tiene electricidad en el cerebro, descartando la muerte cerebral. La ciencia dice que no, pero Dios dispone y dice que sí”, comentó esperanzada la progenitora, quien dijo haber visto la mejoría en su bebé desde que lo trasladaron al Hospital Auxilio Mutuo.
Ahora, Sebastián debe librar otra batalla y es poder tolerar el ventilador que necesitará para salir por primera vez del hospital y poder vivir junto a su madre.
“El nene necesita ventiladores para la casa, pero los ventiladores que le trajeron no los tolera. Tuvieron que llevárselo y la doctora ponerse de acuerdo para ver si le traen otro”, dijo Sánchez.
Aparte de este duro proceso, Solimar se encuentra buscando un lugar tranquilo donde pueda comenzar una vida con su retoño, ya que a pesar de que tiene un apartamento en el Residencial Vista Hermosa, entiende que necesita buscar otra alternativa para poder iniciar su nueva vida.
“Estoy teniendo problemas con relación al estatus donde estoy viviendo. En medio de toda esta situación me tocó mudarme yo sola y ahora mismo estoy hablando con la administración del residencial para que me brinden un mejor acomodo para mi niño. Por eso no puedo sacarlo del hospital. Ellos me dieron un apartamento más grande, pero el niño merece un ambiente más sano para la paz de él, y para mi paz. Estoy moviéndome para poder conseguirle ese espacio donde estemos tranquilos. Ellos se han portado excelentes conmigo, no es que es malo, me han ayudado desde el día uno, pero entiendo que no es sano para la salud de mi bebe” explicó Sánchez.
En términos de ayudas, la madre, quien tuvo que dejar de trabajar para atender la situación de su hijo, dice que además de un hogar seguro, solo le resta algunas cosas para el cuidado de su bebé.
“El pueblo se ha movido, estoy bien agradecida. Realmente lo que estoy necesitando son las necesidades de él, los pañales, las toallas húmedas, jaboncito, esas cosas. Son bebes que necesitan mucho”.
“También, las cunas ahora son bien bajitas y no se le puede bajar la baranda, por lo que necesito una cuna de posición que no se consiguen aquí, y si la consiguen vale $4,000 dólares porque ya verifiqué. Yo estaba pensando más adelante comprar una cuna de esas de antes para que no sea tan complicado estar tan en el piso con las mangas y los monitores. Estaba buscando una cuna que bajara y subiera. Si apareciera una de posición, ¡gloria a Dios”, dijo la joven, quien también está a la espera de una persona que le prometió una planta eléctrica y de que le aprueben la cubierta catastrófica, “pero eso no es seguro”.
A pesar de las vicisitudes, Sánchez está esperanzada en seguir luchando día a día para que su hijo reciba lo necesario y pueda mejorar su estado, aunque reconoce que los cambios en su vida, en este corto tiempo, ha sido muy difícil de asimilar.
“Son tres meses y siento que ha pasado una vida, he tenido que estar aquí día y noche. Mi vida cambió completamente. Yo tengo 25 años, mis planes eran; ˈdoy a luz, tengo cuido, sigo trabajandoˈ. Yo tenía toda una vida hecha con él, pero Dios me sorprende con este angelito y mi vida toma un giro de 360 grados. Pero mi amor por él está ahí y si tengo que dejar el cielo y la tierra por él, lo voy a hacer”, concluyó.
Quien desee ayudar a Solimar y a Sebastián en esta batalla, puede aportar monetariamente a través de ATH Móvil al número 939-223-1642 o por GoFundMe. También pueden aportar con sus oraciones.