Se rankean con los suelos más productivos
Santa Isabel es el segundo pueblo con mayor actividad agrícola y produce el 86% de las hortalizas cosechadas en la Isla
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 2 años.
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De las fincas santaisabelinas nace gran parte del alimento que nutre a nuestra patria con el sacrificio de decenas de agricultores que día a día labran la tierra con alegría y esperanza.
Basta con pasar por las principales vías de rodaje del sur para percibir las vistosas cosechas que en algún momento llegarán a la mesa de las familias puertorriqueñas.
Allí se cultiva mangó, melón, papaya, plátano, guineo, calabaza, pimiento, cebolla y un sinfín de frutos que convierten a Santa Isabel en el segundo municipio de mayor producción agrícola.
Sin embargo, el agrónomo y agricultor Eddie Noel Torres Torres está convencido de lo contrario, pues “pienso que es el primer municipio de producción agrícola”.
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Para validar su planteamiento, el propietario de la finca El Huerto enumeró las características del suelo santaisabelino, que también exporta productos hacia Europa y el este de los Estados Unidos.
“Santa Isabel tiene una producción bien grande de farináceos, como plátanos y guineos. Además, es el mayor productor de hortaliza porque tiene ciertas cualidades: terreno sumamente fértil, suficiente agua de los pozos y canales, no llueve mucho, que es bien importante en el caso de las hortalizas -porque no soportan agua, se pudren rápido, vienen los hongos y las enfermedades- y entonces, Santa Isabel cumple con esas características principalmente para hortalizas y (árboles) frutales”, aseguró tras destacar que en este municipio se produce el 86% de las hortalizas cosechadas en la Isla.
“Es el pueblo que más exporta mangó, principalmente a mercado de Europa y este de los Estados Unidos. Emplea mucha gente, de Santa Isabel y pueblos limítrofes. Además de eso, hay un sinnúmero de compañías de maíz que siembran en investigación, cuando Estados Unidos está frío, muchas de estas compañías para continuar su desarrollo de nuevas variedades, tienen tierras rentadas aquí y emplean a mucha gente”, reiteró.
La finca de Torres Torres cuenta con una extensión aproximada de 138 cuerdas en donde se cultivan frutas y hortalizas desde 1988. Próximamente, a su variedad de productos introducirán el repollo.
“Hay mucho mercado, tenemos para crecer mucho, pero creo no somos autosuficientes en la producción de hortalizas por diferentes razones. Ejemplo, la cebolla no se puede sembrar todo el año, sino que tiene unas épocas particulares, principalmente por la temperatura. Se siembran desde septiembre y en febrero. Luego de febrero, la cebolla se puede quedar pequeñita”, explicó.
“Hay cultivos que se pueden dar todo el año, por ejemplo, los plátanos, calabaza y pimientos, que a pesar de que hay unas épocas que son más riesgosas por la lluvia, lo podrías sembrar todo el año. Pero digamos septiembre y octubre que llueve muchísimo, la siembra de pimientos al igual que el tomate, son siembras muy costosas que se tomaría un riesgo demasiado grande. Para decirle un número, estamos hablando entre $8 mil a $12 mil en una cuerda”, agregó.
De otra parte, detalló que, además de las plagas, hay varios enemigos que afectan la agricultura puertorriqueña, sobre todo, las importaciones “a pesar de que son necesarias y de eso estamos bien conscientes”.
“Las importaciones son necesarias, porque el pueblo tiene que comer y si nosotros no podemos producir todo el alimento, pues, tenemos que importar, traer productos. Pero en muchas ocasiones, a veces tenemos productos y muy lamentablemente, algunos importadores a veces nos traen y el producto de nosotros se nos madura”, lamentó.
“Si usted tiene una producción de pimientos y tomates que están listos y no los cosecha, se maduran y se pierden porque se ponen blanditos. Eso tiene un periodo de tiempo específico. La calabaza aguanta un poquito, porque puede estar dos o tres semanas; la cebolla puede almacenarla un poco de tiempo, pero un pimiento, un tomate, un pepinillo necesita moverlo rápido, son productos perecederos al igual que la papaya, que se madura y si no la vendes pues, la pierdes”, acotó.
Otro de los retos que enfrentan los agricultores son los caballos realengos que se comen y dañan las cosechas. Para combatirlo, asegura que ha invertido miles de dólares en la construcción de una zanja que evite el paso de los equinos.
“Aquí se consideran una plaga, porque hay muchos agricultores que han tenido pérdidas por el problema de los caballos, un problema grande en Santa Isabel y muchos pueblos de la Isla. Estos animales provocan unos daños y a veces, los dueños no tienen idea del daño, por ejemplo, muerden una calabaza, luego otra, aparte de las que rompen con las patas”, manifestó.
Un cuarto enemigo de la agricultura, según el agroempresario, es el propio gobierno que arrastra los pies con los incentivos que ayudarían a salvar los cultivos.
“El gobierno a veces también podría resultar un enemigo, porque los incentivos son muy pocos y no llegan a tiempo. En el caso de las hortalizas y frutales, si yo necesito abonar hoy, es hoy. No puedo esperar tres semanas para comprar algún químico porque tengo una plaga, porque sino la fruta se me va a quedar pequeña, o la plaga, los gusanos me comieron la siembra”, denunció.
“La preparación de tierra tiene que ser cuando es, porque si usted tiene la plantita en invernadero y si no la saca a tiempo, creció más de la cuenta y cuando la trae acá, el viento que hace aquí y el sol, pierde la plantita y las semillas son sumamente caras, hablando de semillas buenas porque el puertorriqueño comemos casi con los ojos, le gusta el pimiento grande y si usted lleva un pimiento pequeño no lo quieren”, agregó.