En una cancha de baloncesto aledaña a la calle Guayanilla, en Río Piedras, en medio de la emergencia nacional por la interrupción de servicio eléctrico, un grupo de jóvenes parece que pensó que sería una buena idea hacer una fogata en medio del tabloncillo.

El olor a gas de BBQ se sentía a pies a la redonda –tal vez por la cantidad de combustible que usaron- y la fogata crecía peligrosamente cerca de la copa de unos árboles que rodean la cancha.

En medio de la oscuridad, un brillo anaranjado intenso subía y bajaba en intensidad, iluminando carros y casas.

La situación se sostuvo por al menos una hora, sin que nadie tomara medidas para detenerlo. Por un momento pareció apagarse, pero luego rugió a la vida con un nuevo chorro de gas. Se veían siluetas iluminadas por el fuego, en medio del silencio sepulcral de una noche sin acondicionadores de aire, abanicos ni una brisa que diera tregua al calor.

Finalmente, alguien reportó a la Policía lo sucedido, pero los causantes habían puesto pies en polvorosa. Los uniformados se limitaron a sacar un extintor y apagar el fuego con rostros de consternación.

Tras una breve ronda, se fueron.

El fuego no volvió a surgir, y aparentemente no hubo arrestos ni multas, pero hay que preguntarse, con tanto calor, ¿quién prende una fogata en medio de una cancha?