Se disparan el tarjetazo y las casas de empeño
Confianza, ese es el requisito indispensable para el fiao, antes y ahora.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 9 años.
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El fiao sobrevive en algunos de los sectores más pobres de la zona metropolitana de San Juan y en áreas rurales de la Isla, dijo el economista José Caraballo Cueto.
El profesor de la Universidad de Puerto Rico en Cayey señaló que mientras este tipo de modalidad de venta va en desuso, la que sí proliferan son los préstamos en las casas de empeño, con intereses de verdadera usura, de hasta el 20%.
En la Isla hay 146 casas de empeño y los préstamos generalmente se dan poniendo de garantía la licencia de un auto.
El fiao -una práctica antiquísima en Puerto Rico- tuvo un repunte en la década del 70 con la llegada de los cupones de alimentos, una época en que literalmente los beneficiarios de esa ayuda federal compraban con un cupón.
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Con los cheques y con la tarjeta de la Familia, que llegaron después, el fiao decayó de manera estrepitosa, relató la economista Martha Quiñones.
El fiao fue reemplazado, hasta cierto punto, por la tarjeta de crédito, que permite comprar a plazos, pero pagando intereses.
Ayuda... o truco
El fiao tiene ahora mismo otras vertientes nada agradables.
Según Quiñones, algunos comerciantes inescrupulosos lo están utilizando como mera ficción; como un subterfugio para no pagarle al Departamento de Hacienda la totalidad del impuesto al consumo que se supone que adeuden. La excusa: que no han cobrado todavía el impuesto, porque fiaron el producto.
El presidente del Centro Unido de Detallistas (CUD), Rubén Piñero, coincidió ayer en que el fiao se da en la Isla de forma limitada.
Dijo que prevalece en comunidades donde la gente se conoce bien; que se utiliza en algunos colmados, en tiendas de conveniencia y farmacias de la comunidad pequeñas.
El fiao se usa también para compras “menudas”, como las que se hacen a través de los catálogos de cosméticos que se llevan a las casas.
El fiao no abunda porque hay temor a que no se cumplan los pagos, subrayó Piñero, quien sostuvo que en las transacciones entre negocios también permea el miedo al crédito, por las quiebras.
Según dijo, hasta en la venta de gasolina para flotas de automóviles ahora se está exigiendo un depósito.
Los márgenes de ganancia tan estrechos y los costos tan altos de hacer negocios obligan a este tipo de medidas, sostuvo.
Ambos economistas destacaron que tradicionalmente el fiao no contempla el pago de ningún interés, pero eso va a depender del acuerdo a que lleguen las partes.
La práctica -atractiva en tiempos de crisis- también implica riesgos para el consumidor.
Estos también tienen que estar seguros de que lo que les están cobrando es justo lo que deben.
Después de todo, se trata de un entendido sin controles legales, en que el honor -ese principio tan extraño para algunos en tiempos modernos- lo es todo, sostuvieron los expertos.
Optar por el fiao parece ser una manifestación más de la crisis económica por la que atraviesa Puerto Rico. Concederlo es en muchas instancias una manifestación de compasión con el necesitado, pero denegarlo parece ser producto de las múltiples dificultades que enfrenta el sector comercial del País, concluyeron los economistas.