El olor era  irresistible. El calor de la tarde se mezclaba con el humo que salía de decenas de calderos gigantes de donde salía ese olorcito a  guiso, garbanzo y grasa. La gente sudaba, pero a la vez, saboreaba con gusto  ese manjar boricua: Las patitas de cerdo guisá.

Cientos de personas se dieron cita hoy en Guaynabo City, donde se llevó a cabo el Festival de la Patita de Cerdo Guisá, como parte de los festejos de la trigésima tercera edición del Carnaval Mabó de dicho municipio. 

El  evento se celebró en la calle Cuesta del Río hasta donde llegaron personas de todas las edades  para disfrutar de este festival, donde se premia al barrio y restaurante que realice el  mejor guiso de patitas.  Cada participante monta un quiosco que debe decorar con esmero, ya que también se ofrece un premio por decoración. Desde ahí, cada concursante prepara su receta por un periodo de dos horas, tiempo límite que otorga el jurado para la confección del plato.   Luego, cada barrio y restaurante participante debe de servir al público las patitas guisadas para ser degustadas de forma gratuita. 

“Soy de aquí mismo, del pueblo, del barrio Camarones, y a mí me encantan las patitas. No solamente me gustan por lo salaítas, sino porque me puedo comer el huesito”, expresó  con gusto César Peña, mientras se saboreaba un plato de arroz blanco con patas de cerdo y garbanzo.

Otro fanático de  este delicatessen boricua lo es Alcides Cortés Colón, un electricista jubilado de San Juan,  quien repetía este año en el festival.

“Para mí esto es una gran actividad porque es de carácter familiar y todo el mundo viene a disfrutar en paz y armonía”, opinó.

¿Pero a usted le gustan las patitas?, se le preguntó.

-¡Qué si me gustan, qué si me gustan... Deja eso! 

¿Y cómo le gustan con o sin garbanzo?

-Como sean me las como.

Aunque eran muchos los amantes de este manjar en el festival, quizás  una de las personas que más se disfruta este plato es el alcalde de Guaynano, Héctor O'Neill, por quien, según la gente del pueblo, fue que se instauró este festival.

“Me encantan, me encantan. Soy un fanático de las patitas con garbanzo y, déjame decirte, que las patitas hay que saberlas hacer. Número uno, tienes que estar dos días quitándole la sal para que se limpien. Después, esa agua se bota (aunque mucha gente la usa) y coges  agua nueva con adobo. Entonces, las cocinas en una olla de presión y después  le pones los adobos adicionales”, explicó O'Neill, demostrando su expertise.

Y para usted, ¿quién las prepara mejor?, quiso saber este diario.  En ese momento, una señora  que estaba al lado del Alcalde, lo miró y le gritó  con picardía: ¡Usted, usted! 

“Jajaja, bueno, muchos dicen que soy yo, pero hay muchas personas que dicen que los muchachos de aquí, de la Cuesta del Río, los Albizu, hacen unas patitas extraordinarias. Yo las he probado todas”, abundó O'Neill. 

En un tono más serio, el Primer Ejecutivo Municipal, resaltó que el  Festival de la Patita de Cerdo Guisá es un evento que une a todo Guaynabo sin importar clases sociales. 

“Es un evento que une no solo a los barrios, sino que une también a la gente de urbanizaciones. Creo que una vez al año logramos que gente de distintas clases sociales y de distintas grupos sociales se unan  en este evento extraordinario”, puntualizó para luego despedirse porque lo estaban reclamando para mover el guiso de patitas de cerdo más grande del mundo.

1200 libras de patitas

Se trataba de un invento que hace ocho años ideó los organizadores del evento, con la ayuda de Carlos Nieves, quien donó una caldera gigante, en donde hoy se prepararon 1,200 libras de patitas, 500 libras de verduras y más de 100 libras de garbanzo.

“Fue un artefacto que me iba a llevar para mi casa para crear una caja china y hacer lechones en mi casa”, contó Carlos Nieves, con cuyo nombre está  bautizado el enorme “bowl”. 

“Cuando el comité vio este artefacto me dijeron actívalo con gas porque ahí vamos a hacer lo que hemos querido hacer siempre, un record guiness, y lo demás es historia”, agregó Nieves, quien espera el año que viene llegar a las 1500 libras de patitas. 

Este guaynabeño narró que el festival inició hace 25 años con varios residentes que vivían cerca de la calle Cuesta del Río y hacían patitas de cerdo. De ahí el evento fue creciendo, hasta convertirse en lo que es hoy: una gran competencia amistosa entre barrios y restaurantes.  

Sabor de barrio

En el quisco “Los sabrosos de Guaraguao” la bienvenida la dio Lizzette Santiago, quien rápido explicó que todos los que estaban allí eran residentes del barrio Guaraguao. Más allá del delicioso sabor que emanaba de la olla, este quiosco resaltaba entre los demás por su decoración. En un mesa, dos maniquíes vestidos de gala, simulaban cenar en un lujoso restaurante a la luz de las velas.

“Ellos, después de un día de paseo,  se fueron a un restaurante y disfrutaron de una suculenta receta que es arroz con tocino y patitas de cerdo”, informó Lizzette Santiago, mientras que a su alrededor el resto del equipo relajaba y se reía con la explicación. El alimento de “los enamorados” era de embuste, pero lo que salía de la olla era de verdad y olía delicioso. Los creadores eran Zulma Rivera y Osvaldo “Cholo” Guerra González. 

¿Cuál es la clave de su receta?

“Lo que pasa es que si te damos la receta, los demás se la copian y perdemos el sabor”, informó el “sous chef” Osvaldo “Cholo” Guerra González. 

Buscando quién podía dar la receta del sabor de las patitas de cerdo guisá, Primera Hora llegó hasta el quiosco de “La patita echá”,  a cargo  del barrio Los Frailes. Allí,  Luz Marie Santigo y Jorge Rosado, comentaron que ellos apostaban por la receta de la abuela: guiso criollo puertorriqueño con otros ingredientes adicionales, que prefirieron no revelar.

¿Por qué creen que al puertorriqueño  le gusta tanto las patitas de cerdo?

“Porque entiendo que antes era una comida regular que se conseguía y se preparaba fácil”, opinó Jorge Rosado, quien lucía una  nariz de un cerdito , como parte de su ajuar.

Otras que no quisieron soltar mucho de su receta fueron Lydia López y Alicia Vázquez del quisco “El sabor de la abuela”, que representaba al barrio Santa Rosa III.

“Lo único que te puedo decir es que el sofrito que le echamos es de acá, de la casa”, dijo  Lydia.

“Es homemade”, agregó Alicia, quien señaló que las patas gustan en Puerto Rico porque “somos comelones”.

El tiempo iba acabando y había que escoger un ganador del evento, pero antes,  quisimos conocer la opinión de Radamés y Carmencita Naveira, un matrimonio residente en Isla Verde que asistía por primera vez al evento.

“Es tremenda actividad, la verdad es que es algo que une a la gente y a todo el mundo. Nosotros pensamos que era pagando el servicio de patitas, pero nos dijeron que no, que es gratis, por la casa, así que mejor todavía”, señaló Radamés Naveira, mientras su esposa sonreía y se abanicaba del fuerte calor.

¿Y ya se hartaron de patitas?

“Todavía, pero espero que sean chiquitas porque si no...”, abundó Carmencita Naveira.

Luego de cocinar y comer, llegó el turno de escoger a los ganadores, que fueron  el quisco “El gusto de Yayas”, del barrio Mamey, y el restaurante  Downtown. El premio por la decoración más original se lo llevó la gente de Los Frailes con el quisco de “La patita echá”.

Pero al final,  todos  fueron ganadores de una actividad en la que el pueblo sudó, gozó, pero ante todo, se unió, gracias al guiso y a la grasa.