La curiosidad de conocer qué hay detrás de las famosas piedras que se avistan desde la autopista Luis A. Ferré, en dirección de Salinas a Cayey, ha motivado a cientos de personas que se allegan al imponente cerro para tratar de caminar por sus veredas.

Desde allí se observa a plenitud la despampanante belleza de la Reserva Natural Las Piedras del Collado que, por años, generó una discusión pública sobre la jurisdicción a la que pertenecen estos montículos, cuya elevación supera los 2,600 pies sobre el nivel del mar.

Así nació el proyecto del Cerro Las Tetas Finca Alberto, un interesante concepto ecoturístico implementado por el ingeniero mecánico Alberto Colón Mendoza y su esposa, Suehail Rivera Rodríguez, ubicado en el sector Jagüeyes del barrio Lapa en Salinas, “justo al lado de la teta izquierda”.

Según Alberto, el terreno de unas 114 cuerdas fue adquirido hace décadas por su familia -que es oriunda de Aibonito- y luego se subdividió entre su padre, Luis Alberto Colón Vázquez y sus tíos.

El interesante concepto ecoturístico es implementado por el ingeniero mecánico Alberto Colón Mendoza y su esposa, Suehail Rivera Rodríguez.
El interesante concepto ecoturístico es implementado por el ingeniero mecánico Alberto Colón Mendoza y su esposa, Suehail Rivera Rodríguez. (Sandra Torres Guzmán)

Al conocer el potencial que ofrece la zona, decidieron crear un proyecto que permitiera a otros disfrutar del refrescante espacio.

Esto lo comenzamos en 2019, cuando vimos la necesidad de mucha gente. Estábamos aquí trabajando en la finca, ofreciendo mantenimiento y la gente entraba preguntando por dónde llegar al Cerro Las Tetas, cómo llego a la teta, puedo entrar o cómo ir a tomarme una foto, cómo te visito, etcétera”, relató Colón Mendoza.

“Entonces, en un momento, dijimos para darle la oportunidad a la gente de que nos visite de una forma organizada y responsable con la comunidad. Hablé con mi papá sobre el proyecto y dijo que le diéramos para adelante”, recordó el hombre de 40 años.

De acuerdo con Suehail, al principio comenzaron con el campamento, en un concepto de “todo incluido”.

“Eso significa que llegas y nosotros nos encargamos de todo lo que es el campamento, desde la comida, prendemos fogata, hacemos malvaviscos y chocolate caliente. Al día siguiente, hacemos desayuno, un recorrido en la finca, le explicamos un poco lo que es la historia de cómo comenzamos”, sostuvo la contadora de profesión.

“Tuvimos una aceptación muy buena; a la gente le encantaba. Quien no necesariamente ha tenido experiencias acampando, pues este es el lugar. Entonces, lo hicimos de una forma que sea accesible a cualquier vehículo”, mencionó.

En el lugar cuentan con dos baños, duchas y “todas las facilidades que alguien necesita para estar aquí. Obviamente, la vista es lo que llama mucho la atención”.

Vista de las emblemáticas tetas de Salinas.
Vista de las emblemáticas tetas de Salinas. (Xavier Garcia)

“Luego hicimos colaboraciones con distintas entidades y fuimos añadiendo diferentes divisiones. Tenemos el campamento todo incluido y después le añadimos campamento regular”, acotó al mencionar que cuentan con caseta y colchones para aquellos que no tengan el equipo para acampar.

Mientras que Alberto, explicó que “para el campamento regular, estamos haciendo senderismo en colaboración con Veredas de mi Tierra. Hacemos una caminata en las dos montañas y hablamos de aspectos geológicos, flora y fauna”.

“Es una caminata que la trabajamos con el guía turístico Ray David, que tiene muchísimo conocimiento de la zona. En colaboración con él, recogemos a las personas en la curva del árbol. Luego llegamos aquí, vamos al tope de la teta izquierda, caminamos, bajamos y luego nos vamos por unas veredas hasta la teta derecha”, esbozó.

“Cuando regresamos al área principal, hablamos un poco de ambas rocas. Damos unos datos de la zona, de qué formación geológica, qué tipo de roca es, la altura; es una reserva natural que no todo el mundo sabe. Al terminar el recorrido, ofrecemos un almuerzo criollo de viandas, bacalao, guanimes, con jugos y frutas de temporada”, agregó.

Asimismo, expresó que la elevación de “la teta izquierda, que es la más alta, son 2,760 pies u 845 metros sobre el nivel del mar. La derecha debe estar en 2,600 pies, aproximadamente”.

“Es caminable, siempre y cuando la persona pueda subir la rodilla a nivel de su cintura y tenga una buena condición física. Pero la vereda está habilitada. El recorrido completo comenzamos a las 9:00 de la mañana y terminamos a las 2:00 de la tarde”, manifestó.

De otra parte, señaló que se trata de roca volcánica, específicamente del tipo ignea basalto. “Cuando vamos hacia la historia, relata que eso fue hace unos 70 o 90 millones de años que está esa roca ahí. Es del periodo cretáceo”.

“Las temperaturas son bastante frescas. Son 15 grados menos que en la costa. Durante el día es un rango de 70 a 85 grados y, durante las noches, unos 63 grados, aproximadamente. En tiempo de verano puede ser de 68 grados”, apuntó.

Sobre la controversia que originó la creación de una ley en el 2000, destacó que, “todos los días hay alguien que pregunta si esto es Cayey o Salinas”.

Alberto y Suehail ofrecen una diversidad de servicios al visitante, pero aseguran que su mayor atractivo es la vista que desde allí se disfruta.
Alberto y Suehail ofrecen una diversidad de servicios al visitante, pero aseguran que su mayor atractivo es la vista que desde allí se disfruta. (Sandra Torres Guzmán)

“Oficialmente, ambas rocas pertenecen a la jurisdicción de Salinas. Toda esta zona es la Sierra de Cayey. Según la Junta de Planificación, en el 2000 se convirtieron en Reserva Natural Las Piedras del Collado”, concluyó.

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