Hace menos de cinco meses que Nélida de Jesús Andújar y Carlos Santiago Colón perdieron al segundo de sus cuatro hijos a consecuencia del COVID-19, tras 57 días batallando por su vida.

Mas la indescriptible sensación de ver fallecer a su retoño Ángel José a la edad de 16 años, solo ha sido asimilada por este matrimonio de policías estatales a través de la fe. Esto, ya que la crueldad de no poder acompañar al menor quien murió el 29 de octubre de 2020 en el Centro Cardiovascular de San Juan aumentaba la agonía de esperar una llamada para que les contaran cómo progresaba el cuadro clínico de una enfermedad inesperada.

Los padres de Ángel José narraron el viacrucis que viven desde que su familia se contagió con el coronavirus dos meses antes del triste desenlace. Según Santiago Colón, un teniente de la policía estatal, fue a través de su trabajo que llevó el virus a su hogar, donde resultaron infectados siete familiares.

“Siempre llegábamos a casa de madrugada, nos desvestíamos en el patio, nos bañábamos en el patio y así transcurrimos. Fueron seis meses caminando por el filo de la navaja, hasta que nos tocó. Fue en agosto, mientras nos preparábamos en la Oficina de Operaciones Conjuntas para reforzar las primarias, ahí explotó un segundo brote y ahí fuimos contaminados”, recordó el esposo de Nélida que también es policía.

Sin embargo, Nélida estaba de vacaciones cuando surgió el brote familiar que afectó tanto a su madre como a sus cuatro hijos, que tenían 18, 16, 14 y 10 años.

“Ángel era el más fuertecito de mis cuatro hijos, y según ese carácter, era demasiado amoroso, nos preparaba la comida, me cocinaba a mí para llevarme a mi trabajo, igual que a sus hermanos de quienes estaba pendiente”, resaltó sobre su fenecido hijo. “Era bien jocoso, tenía sus chistes, dentro de ese carácter fuerte que tenía siempre estaba alegre y hacía tantas bromas, era esa chispa… se daba a querer mi negrito”, agregó la mujer.

Ángel José quien no tenía condiciones de salud fue el último en contagiarse, al presentar síntomas de diarrea; algo distinto a sus hermanos Carlos Gabriel y Karelis.

“Ángel era el que no tenía condiciones médicas y Ángel fue el que se nos fue. Nosotros estuvimos monitoreando todo el tiempo y cuando la oxigenación, que era lo que los médicos nos dijeron, empezó a dar altas y bajas irregulares, corrimos al hospital”, recordó Santiago Colón.

“...cuando muere ya no tenía el virus, se fue solo, y aunque dio negativo a la prueba del SARS-CoV2, pero ya los estragos habían sido devastadores”, describió. “Lo cruel del virus es tú no poder estar con tu ser querido. Lo pasan a intensivo pediátrico en San Juan y se queda solo, él estaba todavía positivo al COVID y ese tiempo fue horrible porque nosotros teníamos que esperar una llamada durante la tarde o tal vez en la mañana, pero había ocasiones en que no nos llamaban y eso era un desespero”, agregó.

De Jesús Andújar contó que fue a través de un pediatra que pudieron ver a su hijo adolescente pues este consiguió unas tabletas para comunicarse vía Zoom, aunque el jovencito no respondiera como esperaban.

“Cuando le hablábamos al momento reflejaba que nos escuchaba y eso nos daba un momento de aliento. Fueron momentos difíciles porque al estar todavía positivo no nos permitían estar con él ni verlo. ¡Qué más hubiéramos querido nosotros estar con él todo el tiempo!”, afirmó Nélida.

“El sentimiento es una cosa indescriptible... Somos seres humanos, imperfectos, egoístas, porque yo sé que él está mejor en donde está, pero yo lo quiero conmigo. Son cosas que tienen propósito que a veces no lo entendemos, nos toma tiempo y si logramos descifrarlo, pero, estamos de pie, tengo tres hijos más. A mi hijo nunca lo voy a olvidar, nunca lo dejaré de llorar...”, expresó Santiago Colón.

“No le he cuestionado a Dios. No hay una respuesta… hoy estás saliendo del hoyo y mañana caes en el hoyo y es cuestión de pararnos otra vez. Estamos bien hoy y de momento viene esa sensación del pecho que se te quiere reventar. Solo de la mano de Dios podemos vivir esto”, confesó