Salió humo blanco y se creó la histeria. Y no por la posibilidad de un incendio, sino porque anunciaba la selección de un nuevo papa.

La expectativa de quién sería el escogido se juntó con las profecías de Nostradamus y hubo hasta quienes temían que el sumo pontífice fuera negro, aunque no tuviesen claro por qué.

El ex basquetbolista estadounidense Dennis Rodman creó su propio equipo de apoyo –que consistía en él y únicamente él– y viajó a Roma para respaldar, precisamente, al cardenal negro Peter Turkson, de Ghana. Estaba tan informado del clérigo que apoyaba que, cuando le preguntaron sobre el religioso, su respuesta fue: “Es de África, ¿no es así?”.

Un punto para Rodman que, además, pretendió llegar al Vaticano con una especie de papamóvil. Ya saben, cosa de no llamar la atención.

Pero el escogido no fue el de Ghana ni el filipino carismático que tanto decían, ni el cardenal italiano que jugaba como local. El seleccionado fue un argentino que parece fusionar a Latinoamérica y Europa en una sola persona.

Con el ego que siempre les atribuyen a los argentinos, los chistes papales patrióticos no se hicieron esperar y, no bien se había asomado por la ventana el papa Francisco, ya se regaban como virus los memes del religioso. Algunos juntaban, en un mismo espacio, al nuevo papa y a Diego Armando Maradona. Y con razón porque, al conocer de la elección del cardenal Jorge Mario Bergoglio, el astro argentino proclamó que “el Dios del fútbol es argentino (o sea, él), y ahora también el papa”. ¿Qué suertudos, no?

Algunos dicen que el papa tiene humor, moderado pero lo tiene. Y, a lo mejor es verdad porque cuando se reunió con los cardenales que lo eligieron, les dijo: “Que Dios os perdone por lo que habéis hecho”. Debe ser un chiste porque si fue en serio... ay, ay, ay.

Y, como siempre pasa cuando alguien se vuelve famoso de repente, el pasado se torna más importante que el presente y al papa Francisco le ha salido hasta una novia que tuvo cuando tenía 12 años, Amalia Damonte, de 76 años.

“Recuerdo perfectamente que hizo un dibujo donde aparecía una casa que tenía el techo rojo, era blanca y abajo decía: ‘Esta es la casita que te voy a comprar cuando nos casemos. Si no me caso con vos, me hago cura’”, contó la mujer, con una impresionante claridad mental más de 60 años después.

Y bueno, la nueva casa de su amigo de la niñez es blanca. Pero no es comprada y, desde afuera, el techo no parece rojo. Además, Amalia se casó.

Entre las simpáticas extravagancias que se escucharon tras la selección del papa argentino, dos de las que más llaman la atención son la sugerencia de cambiar el pan por alfajores y declarar a las Malvinas argentinas.

Vamos, es muy temprano pa’ empezar a pedir milagros.