Ruth Santiago: su lucha se escucha en Casa Blanca
Ha dedicado tres décadas a defender comunidades aledañas a proyectos que atentan contra la salud y el ambiente.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 1 año.
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El derecho a la educación en un ambiente digno fue la primera batalla que libró Ruth “Tata” Santiago Quiñones, cuando apenas cursaba la escuela intermedia Román Baldorioty de Castro en Salinas, sin imaginar que esa lucha marcaría su vida.
Así comenzó el compromiso de esta abogada de profesión, quien -durante tres décadas- ha dedicado su prestigiosa carrera a defender las comunidades aledañas a proyectos que atentan contra la salud y el ambiente, por más de tres décadas, principalmente en la zona sur.
Eso le ha ganado el respeto en distintas esferas, entre estas, el gobierno del presidente estadounidense Joe Biden que, hace unos meses, la nombró al Consejo Asesor de Justicia Ambiental de la Casa Blanca, cuya misión es abordar la crisis climática.
Santiago Quiñones contó que nació en el Bronx, Nueva York y, vivió en Pensilvania, pero sus padres, José Ángel Santiago Merced e Irma Quiñones Rivera, regresaron al sureste de Puerto Rico cuando ella tenía 12 años.
“Cuando estaba en escuela intermedia, conocí (al líder comunitario) Nelson Santos y empezamos con el activismo estudiantil. Las condiciones de nuestra escuela eran pésimas. Nosotros cogíamos clases en unas casetas fuera de la escuela intermedia y no cabíamos, no había suficientes pupitres y los grupos era muy grandes”, recordó la abogada de 64 años.
De esa manera, “empecé en el activismo comunitario, el derecho a la educación y a los servicios más elementales en el pueblo”.
“Tenía una cuñada que era maestra federada que, me guiaba mucho en términos de seguir estudiando, me regalaba muchos libros, me llevaba a la Universidad de Puerto Rico en Cayey y, todo eso, aportó a mi formación como persona consciente y luchadora por nuestras comunidades, por nuestra educación, nuestro entorno”, resaltó la egresada de la Universidad de Columbia en Nueva York a donde estudió Derecho.
“Más tarde vino el activismo ambiental como tal. Nelson me invitó a unos talleres en la Reserva Nacional de Investigación Estuarina de Bahía de Jobos. En el periódico Salinas Hoy que se publicó desde 1986 hasta 1996, ahí cubríamos mucho el tema ambiental”, acotó.
Para “Tata”, “era inevitable” su integración a la lucha ambiental, debido a las situaciones que amenazan la calidad de vida de la gente pobre.
“Tenemos las chimeneas del Complejo Eléctrico Aguirre; eso no es una planta sino dos plantas en un lugar y, luego pusieron la carbonera AES (en Guayama). Para nosotros era
inevitable atender el ambiente porque nos afecta por aire, por agua, por tierra y el recurso marino y, la salud de la gente se afecta con la operación de esas plantas”, confesó la integrante de la junta directiva de Earthjustice.
“Esto pasa con otras comunidades cercanas a las plantas grandes que están bajo una orden por consentimiento desde 1999 que, luego se modificó en 2004, porque emiten contaminantes que tienden a quedarse en el área donde se emiten: óxido de azufre, óxido de nitrógeno, material particulado, etcétera”, expresó la madre de dos hijos varones.
Santiago Quiñones quien colabora con diversas organizaciones, entre estas, el Comité Diálogo Ambiental en Salinas y el Campamento contra las Cenizas de Carbón en Peñuelas, llamó a la atención el sufrimiento en que viven estas comunidades que, “están sobrecargadas con estas fuentes de contaminación”.
“AES está en Guayama, pero han regado, entre Salinas, Guayama, Arroyo y Santa Isabel, dos millones de toneladas sobre el Acuífero del Sur que, es un cuerpo de agua subterráneo. Las semilleras, sacan agua de nuestro acuífero. Se han hecho pruebas, en conjunto con el Colegio de Químicos y los metales pesados de las cenizas están en el agua”, lamentó.
“Durante varios años, hemos tenido racionamiento de agua; personas mayores viviendo dos y tres días sin agua en pleno verano y, todo eso sigue operando. La Ley de Aguas de Puerto Rico, supuestamente dice que, la prioridad, es el suministro público y esa ley no aplica aquí, ese el problema y por eso es comunidad de injusticia ambiental clásica”, agregó.
Entretanto, Santiago Quiñones admitió que, a pesar de la intensa lucha que ha representado durante varias décadas, “falta mucho para que se oiga. Hacemos el intento y ha habido algunas ocasiones que, aparentemente se ha escuchado”.
“Creo que a nivel del gobierno federal tienen claro que, la gente en Puerto Rico, hay una gran aceptación social para que el desarrollo de nuestro sistema eléctrico sea a base de sistemas solares en techo y no ocupar terrenos, no sacrificar terrenos. Ese mensaje, creo que está llegando a los federales”, manifestó la también abuela.
“Sabemos que, con la crisis climática, vamos a seguir experimentando huracanes más intensos. Con la reestructuración de la deuda, no va a haber quien pueda acceder a energía eléctrica a un precio razonable. Las comunidades pueden producir”, concluyó.