El Rey de España, Felipe VI, recibió el pasado viernes al alcalde de San Juan, Miguel Romero Lugo, en audiencia privada en el Palacio de la Zarzuela, residencia oficial del monarca en Madrid. La presencia de Romero Lugo en la capital española se dio en el contexto de la reunión de la Unión de Ciudades Capitales Iberoamericanas (“UCCI”).

Durante su reunión privada, el Rey de España y el alcalde de San Juan conversaron sobre varios temas de interés público, incluyendo la celebración este año del Quinto Centenario de la fundación de la ciudad de San Juan Bautista, capital de Puerto Rico. Romero le reiteró al monarca español la invitación que le hiciera por escrito hace unos meses y Don Felipe, por su parte, le confirmó al alcalde de San Juan su interés de viajar a Puerto Rico en algún momento propicio durante el periodo de celebración de los 500 años.

El pasado 11 de septiembre en San Juan, precisamente en ocasión de la celebración del Quinto Centenario de la Fundación de la Ciudad Capital, el alcalde Romero Lugo fue anfitrión de la reunión anual de los alcaldes miembros de la sección de Centroamérica, México y el Caribe de la UCCI.

Por casi 40 años, la UCCI se ha dedicado a trabajar por la convivencia pacífica, el desarrollo solidario, el entendimiento y la cooperación de los pueblos de la Península Ibérica y Latinoamérica, fomentando la paz en las ciudades, la solidaridad con los más vulnerables, el entendimiento entre los ciudadanos y la cooperación entre los ayuntamientos miembros de la organización.

Aunque los primeros exploradores españoles llegaron a las costas de Puerto Rico en 1493, no fue hasta el 1521 que el primer Gobernador de la Isla, Juan Ponce de León, relocalizó la ciudad capital—una de las primeras fundadas por europeos en América y la más antigua en los Estados Unidos—de su asentamiento original en Caparra a la isleta del Viejo San Juan.

En este Quinto Centenario de su fundación, San Juan celebra su herencia histórica, cultural, musical, arquitectónica, social y étnica, cinco veces centenaria al tiempo que reafirma también la contribución y el legado de millones de puertorriqueños—tanto en la Isla como en el resto de la nación americana y el mundo—en todos los órdenes de su vida de pueblo, incluyendo el deporte, la economía, la ciencia, el arte, la música y todas las otras manifestaciones del ingenio humano.