Restaurantes ofrecen atractivos incentivos ante falta de empleados
Negocios de comida no cuentan con el personal suficiente para poder atender la demanda.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 3 años.
PUBLICIDAD
Aumentar el salario mínimo, ofrecer bonificaciones de productividad, asistencia perfecta o referido, incentivar con “gift cards” a empleados sobresalientes o leales al negocio, entre otras estrategias atractivas, son parte de los esfuerzos que hacen los dueños de restaurantes en Puerto Rico para intentar retener y reclutar empleados durante la crisis de la pandemia.
Un análisis comisionado por la Asociación de Restaurantes de Puerto Rico (ASORE) estimó que este sector tuvo una caída en ventas de un 19.9% debido al cierre económico provocado por la pandemia del COVID-19. Aunque la apertura gradual de los comercios mejoraron el escenario, en los primeros tres meses del 2021, todavía un 62% de los restaurantes (cafeterías, panaderías, fine dining, casual dining y restaurantes de servicio rápido) reportaron bajas en ventas relativo al 2020, según reveló la encuesta realizada para ASORE por la compañía Inteligencia Económica.
Según datos de ASORE, antes de la pandemia la industria tenía cerca de 4,000 establecimientos y generaba 62 mil empleos directos. “Ahora mismo, se estima que unos 1,000 han cerrado y no lo digo yo ni ASORE, esos fueron datos expresados por el Departamento de Hacienda, que encontró un déficit de mil y pico de negocios cuando analizaron las planillas. Eso es un 20% menos de negocios. El impacto ha sido grande... en negocios cerrados se han perdido unos 12,000 empleos”, indicó el presidente de la asociación, José Vázquez.
Sin embargo, actualmente, dos meses después de que el gobernador Pedro Pierluisi flexibilizara las restricciones de horarios y aforo en los comercios y que se esté recibiendo en la Isla una gran cantidad de turistas, en lugar de ver una amplia mejoría para los restaurantes, el sector confronta un nuevo reto: “el reclutamiento de empleados”.
“Diría que ese es nuestro problema principal ahora mismo. A la medida que la economía empieza a reabrir estamos teniendo problemas para llenar las plazas que tenemos disponibles. La situación varía entre restaurantes y pueblos, pero el área metro se ha convertido en la peor para conseguir empleados en comparación con otras regiones. Sí, hay carencias en otras zonas, pero no al extremo que tenemos aquí en el área metro”, dijo Vázquez.
Explicó que un análisis interno realizado entre los socios de ASORE identificó tres razones principales que están generando la problemática.
“Tenemos en primer lugar las ayudas federales que son sustanciosas y cuando la gente hace la matemática piensan que salen mejor quedándose en sus casas que trabajando. Y no solo estamos hablando de ayudas de desempleo o de PUA (Asistencia de Desempleo por Pandemia), hay otras ayudas como el PAN, entre otras que se les está ofreciendo de manera adicional. En segundo lugar hemos identificado que hay muchas féminas que no tienen dónde dejar a sus hijos porque las escuelas están cerradas y muchas tienen que optar por quedarse cuidándolos. Eso nos afecta porque entre el 75% y 80% de nuestros empleados son féminas. Esto viene siendo ocho de cada 10. Y en tercer lugar está la inseguridad ante el COVID. Muchos empleados piensan que salir a trabajar es arriesgado y pueden contagiarse. Pueden haber otras razones, pero hemos notado que estas son las tres que inciden principalmente”, manifestó.
“Hay que enfatizar que las personas que reciben una oferta de trabajo y cogen desempleo no pueden rechazar las ofertas que se le hacen porque ese programa está diseñado para personas que perdieron su empleo. Si no lo aceptan, se atienen a ser penalizados”, agregó el portavoz de ASORE. La fecha establecida para el fin de las ayudas federales es el 6 de septiembre.
El secretario del Departamento de Trabajo, Carlos Rivera, anunció a principios de año una iniciativa digital para que los patronos denuncien a aquellos empleados que se niegan a regresar a sus trabajos con el fin de continuar recibiendo su cheque de fondos federales desde su hogar. Se trata de un portal al que se accede a través de Departamento del Trabajo.
De otra parte también está el correo electrónico declinooferta@trabajo.pr.gov en la que los patronos pueden denunciar a cualquier persona que hayan entrevistado para un empleo y que haya rechazado la misma.
Según explicó Rivera a Primera Hora, entre ambas vías se han recibido 214 denuncias por parte de 31 patronos.
“Es un número bajo y contrasta con lo que escuchamos en la calle o con lo que dicen los patronos que está ocurriendo. Es importante que hagan los reportes y tienen estas herramientas para hacerlo porque es la única forma de fiscalizar y asegurarnos que los que reciben el beneficio de desempleo son los que realmente lo necesitan”, expresó el secretario del Trabajo.
Se las ingenian para atraer empleados
Vázquez aludió que el problema de reclutamiento ha llevado a muchos negociantes a trabajar hasta con un 60% menos de su plantilla, aún cuando el volumen de trabajo ha aumentado. Otros han recurrido a reducir el horario de sus operaciones o cerrar algunos días para mitigar el golpe y permitir que sus empleados descansen.
Según Vázquez hay otros lugares que han optado por atender solo por servicarro, pues no tienen empleados para atender el comedor.
“Los empleados que están trabajando están haciendo un gran esfuerzo y muchos de nosotros estamos agradecidos con ellos y le estamos dando bonificaciones como agradecimiento. Es también una estrategia para retenerlos, que no se desanimen e intentar atraer a gente nueva. Cada cual tiene sus estrategias, nosotros utilizamos la flexibilidad de horarios y los bonos con nuestros más leales asociados. Les regalamos tickets de cenas. A una empleada destacada le estoy pagando un fin de semana en un hotel de la Isla. Son ideas innovadoras para reconocerlos, recompensarlos y agradecerles el esfuerzo que muchos están haciendo porque están sobrecargados”, detalló al mencionar que también hay comerciantes que están ofreciendo bonos de reclutamiento, buena asistencia y productividad.
“Incluso hay hasta bonos de referido para aquellos empleados que logren traer a otros al lugar de trabajo”, agregó.
Entre los que ha utilizado ingeniosas medidas para retener a sus empleados se encuentra Héctor Morales, dueño del restaurante Terruño en los kioscos de Luquillo, quien asegura que durante la pandemia ha tenido “más fuga de empleados que los que he logrado reclutar”.
Describió que ha visto una merma de un 40% de empleados, “aun cuando tengo más flujo de gente entrando que en 2019, cuando no había pandemia”.
“He puesto anuncios buscando meseros, bartenders, empleados de cocina y no ha venido nadie... Si he empleado a dos personas en ocho meses es mucho”, sostuvo quien prevé una mejoría en el panorama durante el verano, a medida que se acerca la añorada inmunización de rebaño.
Mientras, la estrategia de Morales ha sido retener e incentivar a los empleados que tiene, en su gran mayoría madres solteras.
“Tengo un plan de compensación todos los lunes que se establece de acuerdo a las ventas generadas en la semana. Además, este año por primera vez voy a dar un bono de verano el 1 de junio para todos los empleados... además, de ingreso también me gusta hacerles una actividad de agradecimiento. Ese día cierro el negocio y cada empleado con un acompañante participa de un viaje en catamarán y luego vamos a comer a algún restaurante”, manifestó.
Otra medida para disipar la falta de empleados es cerrar Terruño una vez a la semana. “Y estoy considerando cerrar un día más para maximizar las energías y la productividad de los empleados. No podemos seguir forzándolos a trabajar siete días porque se van a rajar. Llega el momento en que no pueden. Y tengo que decir que estas son medidas que estoy tomando yo y otros restaurantes de la zona, aún cuando estamos en high season y están entrando turistas como nunca antes”, añadió.
¿Qué hay con el salario mínimo?
Tanto Vázquez como Morales aseguraron que hace mucho tiempo que no pagan el salario mínimo de $7.25 a sus empleados. “Aquí los salarios varían de acuerdo a la posición y empiezan en $8 para un dishwasher. Además, yo los evalúo dos veces al año y eso siempre corre con un aumento”, acotó Morales.
Por su parte, Vázquez también subrayó pagar más del salario mínimo y dijo estar a favor de que el mismo se suba, tal como lo propicia el gobernador Pedro Pierluisi.
“Han pasado 12 años desde que en el 2009 se determinó que el salario mínimo en Puerto Rico sería de $7.25 la hora... los costos de vida han incrementado y ya es hora de que nuestros trabajadores tengan un salario justo y de acuerdo con los tiempos”, expresó el gobernador cuando hizo el anuncio.