Residentes del suroeste no bajan la guardia con la actividad sísmica
Alcaldes de Yauco y Peñuelas denuncian que las ayudan no llegan, a un año de los movimientos telúricos que, de hecho, no cesan.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 4 años.
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Yauco. A casi un año del terremoto de 6.4, la tranquilidad no ha regresado a los pueblos del suroeste, donde los incesantes temblores de tierra mantienen en vela a los residentes, mientras los alcaldes denuncian que sus municipios han quedado en el olvido del gobierno central y la Junta de Supervisión Fiscal (JSF).
Los alcaldes, Ángel “Luiggy” Torres Ortiz, de Yauco y Gregory Gonsález Souchet, de Peñuelas, quienes pernoctaron con los refugiados en los campamentos, consignaron a Primera Hora, que entre la gente es palpable la ansiedad y el temor de que otro sismo fuerte impacte sus comunidades, cuando todavía no se han recuperado del golpe que recibieron el pasado año.
En Yauco, unas trece familias viven todavía bajo toldos y en campamentos improvisados, pues sus residencias estaban enclavadas en una falla geológica que se extiende por los sectores Ciénega, Lima, La Joya y Media Quijá, en el barrio Barinas.
El alcalde dijo que en febrero próximo espera comenzar la subasta pública para la construcción de unas 30 casas resistentes a terremotos en la Urbanización Alturas de Barinas en las que serían reubicadas estas familias. El proyecto, detalló, sería sufragado mediante un pareo de fondos, con un superávit de $1.2 millones que en medio de la quiebra el municipio logró este año y con las ayudas que FEMA (Agencia Federal para el Manejo de Emergencias) les otorgó a las familias afectadas.
“Estas familias no solo perdieron sus hogares, sino que en los terrenos donde están sus viviendas no pueden volver a construir porque fueron declarados inseguros por el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales”, sostuvo Torres Ortiz, para explicar que los terrenos ubican en una zona montañosa, que colinda con Guánica por un lado y con el barrio Indios de Guayanilla, por el otro y son parte del epicentro del terremoto.
En términos del gobierno y la JSF, el alcalde novoprogresista sentenció que en tiempos de desastres, no todo puede ser visto en dólares y centavos. “Nosotros aún tenemos batallas junto a la Junta y Vivienda estatal para que asistan a las familias que aún viven en campamentos, que no todo tiene que ser asignaciones de fondos para demolición de estructuras”, manifestó.
“En términos de construcción de viviendas nuevas, dijo que las asignaciones de FEMA en ocasiones han sido mínimas y en otras, el máximo que ellos dan no es suficiente para que las familias puedan rehabilitar sus hogares. “Siempre entendimos que lo que es demolición de estructuras y ayuda para rehabilitar viviendas debía ir a la par en las asignaciones de fondos del Estado y eso no sucedió. Nos otorgaron para demoler viviendas, pero para rehabilitar estructuras o desarrollo económico, no”, resumió.
También dijo que la Alcaldía, que sufrió daños graves, igual que otros edificios del casco del pueblo, sigue funcionando desde un vagón en el estacionamiento del coliseo Raúl “Pipote” Morales, donde también funcionan otras dependencias municipales.
Detalló que de las 14 escuelas que tiene Yauco, tres fueron declaradas inseguras y una debe ser demolida, mientras que otras dos, sufrieron daños parciales .
- ¿Ninguna se ha reparado?
“Ni una sola”, dijo el alcalde, quien agregó que ninguno de los edificios históricos tampoco, “se ha logrado restaurar”.
“Hay escuelas que todavía no se han tocado y eso va a afectar emocionalmente y académicamente a los niños”, subrayó Torres Ortiz, quien pernoctó por cuatro meses con su esposa, Arlene Roig y su pequeño hijo Julián, en uno de los vagones que ubicaron en el coliseo.
“Para nosotros como familia fue un proceso difícil el poder vivir lo que nuestros compueblanos estaban padeciendo al perder sus hogares que con muchos sacrificios los pudieron levantar durante toda su vida y aparte de eso, la incertidumbre de que continuaba temblando”, sostuvo el alcalde. Agregó que las personas comenzaron a afectarse emocionalmente desde que comenzaron los temblores el 28 de diciembre de 2019.
“Esperamos que ahora al cumplirse un año de este desastre no se quede en el olvido que hay que seguir trabajando para ayudar a esta gente, echar a caminar nuestra economía y a nuestros estudiantes”, afirmó.
Por su parte, el alcalde de Peñuelas también reclamó que “todavía hay personas” en el municipio que no han recibido ayudas ni del gobierno central ni de FEMA.
“Puedo resumir todo el manejo de la emergencia de parte del gobierno central en una sola palabra: nefasta”, sostuvo el alcalde popular.
“Hay muchas personas durmiendo en los sillones en las salas porque ha seguido temblando y por las noches se escuchan ruidos. Tiembla constantemente y la tierra está como si estuviera rugiendo. La gente está a la expectativa como el primer día. Estamos viendo como si se estuviera repitiendo el patrón del año pasado de temblores más pequeños en diciembre y el grande en enero. Las personas están con eso en la mente”, dijo Gonsález Souchet.
“Todavía espero por el Departamento de la Vivienda para firmar los contratos y proceder con la reparación de las viviendas afectadas”, indicó para detallar que sobre 500 casas fueron marcadas en rojo (pérdida total) y otras 1,200 en amarillo (necesitan reparación). Dijo que los daños a las estructuras municipales fueron pocos y que solo la antigua Plaza del Mercado, debe ser demolida. “El COR-3 que se supone nos iba a dar la mano y lo que ha hecho es atrasar el proceso con más burocracia y más lentitud en los procedimientos”, agregó.
Sobre la experiencia de pernoctar con los refugiados dijo que de primera intención fue fuerte “porque teníamos los sentimientos a flor de piel y estábamos todos viviendo la misma experiencia juntos”.
“No había unos que estuviesen bien y otros más tranquilos, todos estábamos en el mismo barco. A su vez dentro de lo malo, lo bueno es que pude estar con la gente y esas mismas palabras de apoyo que nos daban, eran las que nos permitían seguir adelante”, afirmó Gonsález Souchet.
Recordó que en las madrugadas cuando temblaba “todo el mundo se levantaba nervioso a la expecativa de lo que pudiera pasar, algunos lloraban e incluso gritaban”.
“Recuerdo que cuando el Departamento de la Vivienda instaló las carpas para los encamados durante la noche hubo un episodio de fuertes lluvias y junto a dos o tres empleados y algunos voluntarios, bajo la lluvia tuvimos que ponerle toldos a las carpas porque estaban llenas de agujeros y las personas se estaban mojando adentro”, relató el alcalde peñolano.
Esa misma noche, dijo, “fuimos hasta el refugio de Guánica porque con esas mismas lluvias se inundó el campamento y junto al director de manejo de emergencias municipal le llevamos bombas de agua para bajar un poco la inundación”.