La Reserva Marina Arrecife de Isla Verde celebró su duodécimo aniversario con la satisfacción de probar día tras día que ese espacio protegido se ha convertido en un santuario donde se refugian y proliferan un sinnúmero de especies, incluyendo algunas amenazadas y en peligro de extinción.

De igual forma, según expresó Paco López Mújica, presidente de la organización sin fines de lucro Arrecifes Pro-Ciudad, que se encarga del comanejo de la Reserva junto al Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA) y el Municipio de Carolina, la Reserva celebra este nuevo aniversario con el propósito de continuar sirviendo de ejemplo para que otras entidades se den a la tarea de proteger los espacios naturales que existan en sus respectivos entornos.

López Mújica repasó que la Reserva, ese “relativamente pequeño espacio en medio de dos playas de Isla Verde”, se designó como “área marina protegida en el 2012, a través de la Ley 274 de ese año, como resultado de un esfuerzo que salió de la comunidad”.

Algunos años antes, en el 2009, se había fraguado Arrecifes Pro-Ciudad, cuando “se organizó un comité para la designación de la reserva marina”, compuesto por científicos, comerciantes del área, vecinos y otras personas “que nos envolvimos para lograr esa designación”, que luego se convirtió “en la organización sin fines de lucro que tiene el acuerdo de colaboración para el manejo de la Reserva Marina”.

“Lo que tratamos de buscar en todo este proceso es que haya mucha participación de la comunidad, pero acompañada y guiada por los científicos. Porque la base de toda conservación, de todo esfuerzo ambiental, está basada en la ciencia. O sea, son los científicos los que nos van a decir cómo se van a hacer las cosas, cómo se debe proceder, qué temas hay que atender prioritarios y todo ese tipo de cosas”, afirmó López Mújica.

Resaltó la importancia de contar con un plan de manejo para la Reserva, pues eso comprende “un estudio exhaustivo de la zona, quiénes usan el espacio, quiénes vienen a nadar, quiénes son surfers, todo un análisis de la gente que vivimos en la costa aquí en Isla Verde, montones de estudios de diferentes aspectos, que nos van a llevar a entonces decir, estas actividades se deben realizar, estas otras actividades no se deben realizar”.

Y aunque todavía “está en un borrador”, ya han estado usando ese plan, pues es “un estudio ya realizado” que identifica como problema principal de la zona “la mala calidad del agua”. Esa revelación llevó a la creación de un programa para monitorear la calidad del agua, y “todas las semanas, los miércoles, hacemos un muestreo y monitoreo de calidad de agua”, que se ha convertido en una de las tareas más importantes que lleva a cabo la organización, y que actualmente incluye el muestreo para bacterias de enterococos.

Por otro lado, con el programa de Vigilantes del Arrecife, se aseguran “que las cosas estén marchando como debe ser y se observen los reglamentos que hay en el área”.

“El programa de Vigilantes del Arrecife no es otra cosa que vecinos, usuarios, que están pendientes que no se pesque en la zona, cualquier cosa que vean, que si una tortuga apareció muerta en la playa, embarcaciones metiéndose en la zona, cualquier cosa, están pendientes. Y ya sabemos a dónde tenemos que llamar, la unidad marítima del Municipio de Carolina, que son los que nos ayudan principalmente y vienen y atienden la situación”, comentó.

Actualmente el área de la Reserva está vedada a la pesca y el paso de embarcaciones de motor. Su perímetro está delimitado por boyas y también hay letreros en las rampas de acceso de jetskis y botes, de manera que se sepa que esa zona es un área protegida.

“Y el resultado de esa protección lo hemos visto en la cantidad de peces que hay, en la cantidad de vida marina que tenemos en general. Así que eso es algo muy importante que se ha logrado con la designación de la Reserva Marina, aquí están proliferando las especies”, afirmó.

Agregó que, a través del programa de tortugas marinas, “estamos probando que es un hábitat crítico para las tortugas carey y peje blanco o tortuga verde. Esas dos especies de tortuga viven aquí en este lugar, y lo hemos estado corroborando con el biólogo Carlos Diez, que el DRNA se encarga de las tortugas”.

Detalló que desde 2016 llevan un censo de las tortugas en la Reserva, fotografiándolas e identificándolas con marca, y tomando regularmente su peso y medidas, “y así estamos corroborando que esas tortugas se quedan aquí, año tras año. Y son tortugas juveniles, o sea, son tortugas pequeñas que utilizan este espacio mientras van creciendo para alimentarse, y cuando ya están más grandes pues se van a otras aguas”.

López Mújica agradeció el respaldo que han recibido de la ciudadanía en general que, aseguró, “está muy entusiasmada con este espacio protegido”. Agregó que “la clave para lograr esa participación ciudadana ha sido probar que esa protección está funcionando, y que cualquier esfuerzo que haga él o ella para ayudar, va a tener resultados”.

“Nosotros tenemos que demostrar que esto de verdad funciona, y que esto debe ser, sobre todo, reproducible, porque eso es lo que queremos. De nada sirve que tú tengas un espacio protegido y allá en Ocean Park estén pescando por todos lados, porque estas especies se mueven, no se quedan en un perímetro, ellos no saben que este perímetro está protegido. Así que tienes que entusiasmar a otros grupos comunitarios, otros ciudadanos, otros usuarios de la playa, para que sigan protegiendo”, insistió.

“Y eso es lo más importante, que nosotros los ciudadanos nos demos cuenta que es nuestra responsabilidad proteger este espacio y no pensar que, ah, el gobierno se encarga de eso, el gobierno tiene que estar protegiendo ese espacio. No, no, no. Somos nosotros. El gobierno nos va a ayudar. Pero la clave de todo este asunto es que el ciudadano entienda que este es nuestro patrimonio, si no lo hacemos nosotros, no lo va a hacer nadie, así que mejor que nos movamos”.

Para más información y conocer cómo puede aportar a la labor de Arrecifes Pro-Ciudad puede visitar el portal www.arrecifeislaverde.com.