Relatan cómo fue el dramático rescate de 23 personas en Levittown
En la terrible noche del pasado miércoles 20, Marcos Liendo y sus hijos trabajaron arduamente para salvar personas que estaban a punto de morir ahogadas.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 7 años.
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Toa Baja. Marcos Liendo llegó a Levittown en agosto junto a su esposa a visitar a sus dos hijos, pero el paso inminente del huracán María no le permitió regresar a su natal Venezuela, según previsto.
Sin embargo, el profesor retirado junto a sus hijos Marcos Jesús y Marcos José Liendo, en la terrible noche del pasado miércoles 20, cuando las aguas embravecidas arrastraban todo a su paso en Toa Baja, trabajaron arduamente para rescatar a una veintena de personas que estaban a punto de morir ahogadas.
Muchos sectores de Toa Baja, incluyendo el pueblo, quedaron inundados luego de la apertura de las compuertas de la represa del lago La Plata, y tras el paso de María, lo que provocó la muerte de casi una decena de personas según ha pronunciado el propio alcalde, Bernardo “Betito” Márquez.
“Había un señor en silla de ruedas, lo cogimos entre cuatro y lo subimos, lo levantamos y lo llevamos hacia la casa”, recuerda Marcos José, de 23 años y becado en la Universidad Interamericana de San Germán, donde estudia tecnología deportiva.
La familia iba a pasar el huracán en casa de Marcos Jesús, líbero de los Capitanes de Arecibo en el Voleibol Superior Masculino, ubicada en la segunda planta.
“Es la primera vez que paso algo como eso (el azote del huracán María); fue demasiado fuerte, demasiado increíble. El día de la inundación yo estaba con mi familia en la casa de mi hermano… Eso, (la inundación) como fue de noche, papá se dio cuenta de repente y como que toda mi familia fuimos a buscar a los vecinos; como son ya ancianos de más de 70 años”, explicó el joven.
Los rescatados fueron 23 personas.
“Yo me di cuenta porque no estaba lloviendo, pero observo el agua y entonces se me ocurre bajar. Cuando bajo se está metiendo el agua. Inmediatamente buscó a Luis y le digo, ‘mira se está metiendo el agua’. No pensamos en nada sino en buscar a la gente y ahí dos vecinos más (se unieron), porque vinieron todos, porque allí hay mucha gente que está sola”, narró, por su parte, el progenitor de los Liendo.
Recordó que “como a las dos horas o tres horas otra gente empieza a gritar por allá, ‘que necesitamos ayuda’. Había mucho nerviosismo de parte de muchas personas. Bueno, yo como he tenido experiencia anteriormente en parte de terremotos pues había que hacerlo con calma poco a poco”, reflexionó el profesor universitario retirado.
“Nosotros hemos tenido muchas catástrofes en Venezuela; inundaciones, terremotos, el huracán Hugo, Andrew, pero hemos salido adelante, porque mientras el pueblo se una y uno colabore uno sale adelante”, sostuvo.
Tras lograr todos los rescates, al final, por tres días y en lo que bajaba el agua, las personas que se albergaron en ese segundo piso fueron casi 30.
“Mi esposa rápido cocino de todo”, agrega el también dirigente y entrenador.
“Ayudamos a sacar escombros y barrer las calles, a ayudar a todo el mundo, porque para eso somos los seres humanos, y no me voy todavía hasta que vea que hay un poco de tranquilidad en la gente”, confesó.
Agregó entusiasmado que “todos somos seres humanos, no hay clases sociales. Estamos ayudando a la gente de Puerto Rico”.
El atleta aseguró que la Isla sí puede echar hacia adelante.
“Es el ímpetu del ser humano, la voluntad de la gente de reconstruir un Puerto Rico que se puede mejorar”, indicó.
Dijo que no hay que esperar por el gobierno para “retirar escombros y barrer calles; también lo pueden hacer ellos, nosotros como comunidad. Uno está aquí para ayudar y nosotros venimos a este mundo para servir no a ser servido”, reflexionó.
En par de ocasiones advirtió que “no nos consideramos héroes, es nuestro deber”.
Mientras, Marcos José espera ansioso que inicien las clases en San Germán.
La pareja se sigue quedando en la quinta sesión de Levittown, junto a sus hijos, donde pasaron el impacto feroz del huracán María.