Reina la desinformación y preocupaciones en parte de la zona afectada por la construcción de la PR-5
Comunidades hablan del impacto que recibirán con esta obra.
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Bayamón. La construcción del tramo que falta para culminar la autopista Rafael Torres Ortega (PR-5), desde el Bayamón Soccer Complex (PR-199) hasta el Puente Atirantado en Naranjito, ha trastocado la vida de varias comunidades de la Ciudad del Chicharrón.
Lo que lamentan los residentes de dos de las urbanizaciones que se verán impactadas cuando inicie la obra en el próximo otoño, Royal Town y Cortijo, es la manera en la que el gobierno ha ejecutado todo el proceso para realizar las expropiaciones, con precios por debajo de lo que creen merecen, y la falta de orientación a aquellos cuyas viviendas quedarán sumidas entre medio de una construcción y, posteriormente, la vía.
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Esta es la primera zona donde se tiene previsto iniciar la construcción, cercana al complejo de soccer. Entre los casos afectados, los comerciantes y residentes destacan a don Luis A. Rodríguez Peña, quien lleva sobre 50 años en su casita de Royal Town. Allí vive con su esposa María y crió a sus dos hijos.
El adulto mayor, de 82 años, fue mencionado en varias ocasiones durante las entrevistas realizadas por este medio, por lo afectado que le ha dejado el proceso. Sus vecinos cuentan que a diario se pasea por la zona contando cómo van los trámites de expropiación.

Alexis Ramos Rodríguez, quien tendrá que sacar su negocio All Wheels del local que tiene alquilado, contó que don Luis “viene todos los días por ahí. ‘Mira, el cheque ya está‘. Lo tienen enfermo. Enfermo lo tienen, porque entonces (él) no sabe a dónde se va a ir”.
En entrevista con Primera Hora, Rodríguez Peña se mostró resignado. Resulta que una empleada de la Autoridad de Carretera y Transportación acababa de salir de su hogar para explicarle las gestiones que se hacían para conseguir donde mudarlo. Sin embargo, era visible cómo le temblaban los párpados y estaba a punto de llorar cuando relataba lo que acontecía.
Explicó que comenzó a levantar a su familia trabajando en las navieras y construyó una casita de campo en Trujillo Alto. Explicó que, como era de difícil el acceso, comenzó a buscar opciones para trasladar a su familia. Fue entonces cuando un vendedor de bienes raíces le mostró tres viviendas en Royal Town y escogió la que ahora está en proceso de expropiación, en la calle 13.
“Esta casa me costó a mí cuando yo la compré $19,500. Digo, yo le he hecho sus arreglos”, señaló, al contar que él mismo montó las tejas, hizo su terraza y sembró todas las matas.
Dijo que en su casita “somos felices, fíjate. Pero, el problema que estaba diciendo yo, de esto es que me siento bien triste, es que cuando yo vine aquí, esto era... Mira, en ese poste nos reuníamos los domingos a jugar dominó. Y ahí cocinaba la esposa mía, cocinaba la esposa de aquel. Pero ¿qué pasa? El único que queda aquí ya, el único de toda la raza de los varones, es este que está aquí. Todos se me han ido (fallecido)”.
El hombre relató que el gobierno le pagará unos $166,000 en este proceso de expropiación. En su zona, dijo, se construirá una salida de la nueva autopista.
“Yo no tengo problema (en mudarse). Lo único que yo quiero (mudarme a) Royal Town, Cortijo u Oller. Si no consigo aquí, me voy para Las Marías, que la esposa mía es de Las Marías… Pero, (la casa) la quiero aquí, la quiero terrera”, indicó.
Contó que ya tiene vista una casa cercana que le gusta, pero está opcionada por otra persona. Por ello, señaló que ha dejado en manos de la Autoridad de Carreteras la ayuda para conseguir otro lugar.
Aunque aceptó que se siente “mal” con todo este proceso de mudanza, dijo que ya está resignado.
“Como dicen, nos estamos poniendo viejos y, pues, hay que buscar nuevos horizontes”, soltó.

“Era mi retiro”
Otro que tendrá que dejar atrás el que ha sido su hogar por los pasados 16 años es Santiago García González, residente de la calle 21 de la urbanización Cortijo II.
“Este era mi retiro. Iba a ser mi casa para el retiro”, dijo resignado el hombre de 57 años.
Contó que está jubilado, ya que sufrió un accidente en su trabajo. Por ello, contaba pasar sus días en su peculiar casa de esquina, que cuenta con un terreno de 1,200 pies cuadrados, el cual colinda con una quebrada y un área de bambúas.
Compartió que en la comunidad lleva alrededor de 31 años, pues antes vivía en otra casa en la misma calle. Pero, aprovechó la oportunidad de adquirir la residencia que ahora será expropiada, porque contaba con un terreno, aspecto difícil de encontrar en la zona metropolitana.
García González aceptó que esta expropiación “no es una cosa que nos coja así como que de sorpresa, porque en los planos existe un texto donde dice que por ahí venía una carretera, pero no que nos iban a expropiar. Entonces, ahora después de 30 años viviendo aquí en este lugar, tener que mudarse, conocer gente nueva, costumbres nuevas, mañas nuevas de gente nueva”.
La pena que tiene el hombre es que por la propiedad le darán $123,000, de los cuales deberá pagar $80,000 al banco que todavía adeuda. Le restan $40,000 para conseguir un hogar.
“Este patio yo lo he mantenido limpio durante estos 16 años. Manteniendo mi casa pintada, limpia, arreglada, y por los chavos que le están dando a uno, uno lo que compra son escombros. No hay casas que usted pueda comprar y mudarse inmediatamente bajos las mismas condiciones que yo estoy dejando mi casa. Una casa que yo le he estado metiendo chavos desde que la compré y manteniéndola. Para, entonces, tener que mudarme a una casa, que me ponen mil condiciones, que para poderla ver tengo que perder dinero, dejar un dinero de pronto, que si pre-cualificas. Las condiciones que yo tenía cuando compré esta propiedad no son las mismas que yo tenía en aquel entonces… yo ganaba tal vez hasta $4,000 más por encima de mi sueldo. Pero, en estos momentos lo que recibo es el Seguro Social, que no va a ser lo mismo”, contó su pesar.
“Que sean justos”
Ángel Feliciano Méndez también tendrá que marcharse a comenzar de nuevo. El comerciante, de 73 años, ha ocupado una finca de la Autoridad de Tierras por los pasados 26 años, donde levantó el Vivero Finca Angelycar.
Al hombre le han prometido $53,000 para que se mude. Comentó que la agencia le ha señalado que eso fue lo que tasaron las edificaciones que ha levantado allí para ubicar su vivero, pero no le han presentado la prueba.

“Ellos habían quedado en buscarme un terreno para otro sitio para que yo tenga para dónde mudarme, pero ahora mismo en la actualidad yo no tengo dónde mudarme”, informó.
Señaló que ya a estas alturas, cuando el Departamento de Transportación y Obras Públicas está en medio de la subasta y se espera que para octubre ya haya empezado la construcción, lo deja todo “en las manos de Dios”. Pero, acepta que sus opciones están limitadas sin su negocio, pues dice que a su edad nadie le daría trabajo.
Al Gobierno, lo único que le dice es “que sean justos y que chequeen bien el tiempo que yo he trabajado aquí, las planillas mías, como yo lleno las planillas todo al día y que sean justos conmigo y me den lo que me merezco… Después que sean justos conmigo, que hagan carretera y si la quieren hacer por aquí o por donde ellos quieran. Pero, que sean justos conmigo y me paguen lo que es”.
Por su parte, el dueño de All Wheels relató que todavía no ha logrado una comunicación efectiva para salir del local de ocupa. Informó que le solicitó al personal de Carreteras una reunión con su abogado y su contable, pero le han cancelado la cita en varias ocasiones.
“Me ofrecieron un montón de cosas y no han venido a ofrecernos nada”, sostuvo.
Comentó que la situación lo tiene viviendo una incertidumbre, ya que no tiene dinero para mudarse, y debe hacerlo cerca para no perder la clientela y no ha recibido a la fecha una oferta concreta de Carreteras.
Por su parte, José Orlando Colón Quiñones, quien utiliza la marquesina de un familiar para arreglar autos en la calle 13 de Royal Town, dijo sentir la tristeza de perder buenos vecinos en este proceso de expropiación. Además, le preocupa que la carretera PR-5 es que se convierta en una igual de peligrosa que la avenida Román Baldorioty de Castro.
Se quejó por la falta de información que tienen aquellos vecinos que no serán expropiados, pero que quedarán en medio de la construcción.
“Estoy preocupado por lo que va a pasar, porque ahora mismo el carril va a pasar por aquí (en la calle frente a la residencia donde tiene su taller). La salida esa que van a hacer va a ser por aquí. Entonces, aquí me imagino que van a poner una pared o algo, no sé. Nosotros nos vemos un poquito más preocupados por esa situación”, expresó Colón Quiñones.
Los residentes entrevistados no cuestionaron la decisión de construir la vía, pues aceptan que en el área se forma mucha congestión vehicular. Lo que se busca con este nuevo tramo, que se prevé está en operaciones para el año 2028, es solucionar esta problemática.