Ciales. Más de un centenar de alumnos de la escuela Concepción Pérez Hernández en Ciales, participa de un proyecto agrícola bautizado como “Sembrando Regresamos”, en un plantel rescatado por la comunidad del barrio Jagua Santa Clara.

Allí reciben el pan de la enseñanza bajo la metodología Montessori, que integra actividades extracurriculares con el propósito de desarrollar conciencia ambiental desde edades tempranas, a través de un huerto donde han cultivado frutas, vegetales, plantas aromáticas y medicinales.

El programa, que cuenta con la colaboración del Instituto Nueva Escuela (INE) y Para la Naturaleza, nació en el 2017, pero un año después, el Departamento de Educación (DE) cerró la estructura que no tardó en convertirse en establo y vertedero clandestino.

Sin embargo, con la unión de voluntades, la comunidad se empoderó y le puso candado al plantel para que nadie más dañara el lugar que pretendían rescatar para que sus hijos pudieran aspirar a un proceso de aprendizaje en armonía con la naturaleza que les rodea.

Gabriela Sofía Figueroa Calderón y Valeria Angelie Santiago Vélez, ambas de 9 años, muestran orgullosas un comedero para pájaros que hicieron los estudiantes.
Gabriela Sofía Figueroa Calderón y Valeria Angelie Santiago Vélez, ambas de 9 años, muestran orgullosas un comedero para pájaros que hicieron los estudiantes. (Isabel Ferré Sadurní)

Karla Orriols, directora del Programa de Transformación Escolar del INE, estableció que “este es un modelo para la autogestión de las comunidades que identifican sus necesidades y ellos mismos deciden abrir la escuela”.

“Esta es una estructura levantada propiamente por las familias, en pintura, diseño de mural, mudanza de materiales, acondicionamiento de los espacios verdes y la colaboración con Para la Naturaleza. La voluntad que se veía en este espacio es algo que maravilla”, sostuvo la fémina de 33 años.

La comunidad recibió el permiso del DE para reabrir el plantel de grados elementales en noviembre de 2021, luego de luchar para mover a sus hijos de la escuela urbana a donde se les dificultaba mantener el proyecto agrícola.

“Atendemos a estudiantes de un año y medio hasta los 12 años. Así que, para los padres, estar en esa estructura era una preocupación, aparte de que ellos querían otro tipo de calidad de enseñanza. Todo se une: colectivos, comunidad y familia. Entonces, deciden volver a nuestras raíces que es nuestra escuela y deciden rescatarla”, manifestó la directora escolar Cynthia Archilla Chimelis.

La matrícula alcanza unos 154 estudiantes provenientes de Ciales, Arecibo, Barceloneta, Morovis y Orocovis, quienes trabajan con el huerto en horario extracurricular.

“Ahora estamos incluyendo a los niños de edad preescolar, porque es importante empezar a crear conciencia desde edad temprana sobre la importancia de la naturaleza, el amor por la naturaleza y la siembra”, destacó la directora de 43 años.

“Nuestra meta es convertirla en una escuela ecológica. Tenemos una maestra de agricultura de escuela elemental que colabora desde el tiempo lectivo en integración con el proyecto ‘Sembrando Regresamos’, para hacer crecer este proyecto, una escuela que sea totalmente sustentable, donde los niños puedan tener libertad, que tengan el contacto con la naturaleza y dentro del currículo se fomente la agricultura”, agregó.

Cosechan diferentes frutas y vegetales.
Cosechan diferentes frutas y vegetales. (Isabel Ferré Sadurní)

Entre los frutos sembrados en mesas, hay “albahacas moradas, hierbas medicinales, aromáticas, espinacas, pimientos, ajíes dulces, habichuelas, entre otros”, que luego comparten con la comunidad.

Therel Santos Díaz, de la organización Para la Naturaleza, explicó que “aquí, lo más importante es trabajar la relación que tienen los estudiantes con el suelo, con el huerto, con la naturaleza. Que vean esto como algo real, practicable, replicable y lo pueden llevar a sus hogares”.

“Estamos empoderando a estas comunidades escolares a que definan estos proyectos que realmente están buscando solución para la crisis climática y educativa y que involucra a todos”, sostuvo.

Niños manifiestan su felicidad

Nathan Figueroa Pomales, de 9 años, aseguró que la experiencia del huerto agrícola “ha sido magnífica. Me ha encantado estar sembrando y es muy importante para mí”.

“Lo más que me gustó sembrar fueron las habichuelas. Es la primera vez que siembro y siento felicidad”, expuso Dylan Pérez Otero, de 8 años.

Los estudiantes disfrutan de todo el proceso.
Los estudiantes disfrutan de todo el proceso. (Isabel Ferré Sadurní)

Mientras que Jedaiel Bernaola Torres también admitió su fascinación por sembrar habichuelas.

“Me gustó sacar el pasto. A veces, sembramos adentro del salón. También me gusta escribir sobre las plantas, hacemos pinturas. Sembré unos plátanos (en la casa), están creciendo. No me gustan los plátanos, pero los voy a probar”, confesó Bernaola Torres, de 9 años.

Afortunadamente, el huracán Fiona no ocasionó daños en la comunidad ni en el proyecto de siembra, aunque sus directivos reconocieron la necesidad de servir a las familias del sector que se quedó sin el servicio de agua y luz.

Hace un año que la escuela Concepción Pérez Hernández implementó 
con éxito el proyecto “Sembrando Regresamos”, según  explicaron Therel Santos Díaz, Cynthia Archilla Chimelis y Karla Orriols.
Hace un año que la escuela Concepción Pérez Hernández implementó con éxito el proyecto “Sembrando Regresamos”, según explicaron Therel Santos Díaz, Cynthia Archilla Chimelis y Karla Orriols. (Isabel Ferré Sadurní)

“No tenemos un código como escuela independiente, porque somos un anexo de la Escuela Nueva Urbana, pero pudiéramos dar un mejor servicio si estuviéramos separados. Gracias a las alianzas que nos han apoyado para dar un servicio a la comunidad post huracán”, concluyó la directora escolar.