Recomiendan establecer estrategias proactivas para combatir el hambre en la Isla
La respuesta debe ir más allá la atención a los desastres naturales, según la presidenta de Feeding America.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 4 años.
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Para que Puerto Rico pueda superar la alta tasa de inseguridad alimentaria que se registra, de un 37%, es necesario establecer estrategias proactivas y no respuestas a desastres naturales, como ha estado ocurriendo en los pasados años.
La recomendación la planteó este miércoles Claire Babineaux Fontenot, presidenta de la segunda organización caritativa más grande de los Estados Unidos, Feeding America.
La ejecutiva de Luisiana, quien llegó a ostentar un alto rango en la empresa Walmart, está de visita en la Isla para participar de la inauguración del nuevo almacén del Banco de Alimentos. El depósito está localizado en la urbanización Country Club, de Carolina.
En su lucha por mitigar el hambre en Estados Unidos, Babineaux Fontenot ha estado en Puerto Rico en varias ocasiones. Ha podido conocer de primera mano que, “en las estadísticas de hambre en general, Puerto Rico está más alto que en Estados Unidos”.
Destacó que el porcentaje en la Isla es de un 37%, mientras que el de Estados Unidos en general es de un 10%. Hizo la salvedad que en algunos estados hay comunidades en condiciones igual de precarias.
Según contó, el mayor reto en general que se tiene en la lucha contra la inseguridad alimentaria es que las mismas personas no consideran que haya hambre tan cerca en sus comunidades. Pero, admitió que la dificultad es mayor para la Isla.
“Lo que pasa aquí en Puerto Rico es que las comunidades vulnerables que tienen mucha inseguridad alimentaria son menos resistentes a asuntos que se registran”, afirmó.
“Si estás en una comunidad que tiene mucha inseguridad alimentaria y eres golpeado por un huracán, las cosas que levantaste se vienen abajo más fácilmente. Si eres impactado por un segundo huracán, las cosas que levantaste entre el primer huracán y el segundo huracán se vienen abajo más fácilmente que las que habías levantado antes del primero. Si después del segundo huracán, tienes unos terremotos, eso suena familiar, uno de los más grandes retos que Puerto Rico tiene es que han tenido tantos desastres naturales que se han acumulado problemas sobre problemas… que es difícil respirar y levantar unos cimientos para que cuando otra cosa pase sean más resilientes”, expuso Babineaux Fontenot.
Añadió que “les recomiendo que en el medio encontremos el tiempo para establecer el diálogo para tener a todos los aliados en un mismo lugar que pueden ser de ayuda y que puedan implantar estrategias proactivas, más allá de trabajar a última hora. Vamos a trabajar para mirar hacia adelante y hacer de estas comunidades unas más resilientes para que puedan soportar las próximas cosas que puedan ocurrir”.
Por otro lado, la ejecutiva planteó que a nivel de todo Estados Unidos la cantidad de personas con hambre ha disminuido de 40 millones a 37 millones.
“Algo bueno estamos haciendo”, sostuvo.
Sin embargo, urgió a la comunidad a acercarse al Banco de Alimentos, a conocer su labor por Puerto Rico y ayudarles a combatir el hambre de manera conjunta y no con esfuerzos por separados.
El Banco de Alimento local, uno de los 200 que cuenta con el apoyo de Feeding America y que fue fundado hace 31 años, se dedica a vender o donar alimentos, productos y hasta ropa a unas 148 organizaciones sin fines de lucro, así como a varios proyectos enfocados en niños y envejecientes.
Allí, Sor Cecilia, del hogar para ancianos Nuestra Señora de la Providencia de Puerta de Tierra, acude a comprar arroz, habichuelas, carnes, jugos y hasta limpiadores.
“Siempre se encuentra lo que se necesita y productos en buen estado. Se compra por paleta”, explicó.
Al final, la mercancía que lleva la monja para nutrir o asistir a los ancianos les sale a solo 19 centavos la libra. Dijo que en una compra suele pagar entre $500 a $800, cuando en otro lado podría superar los $1,000.
“Es una ayuda grandísima”, expuso, por su parte, Sor Teresa.
“Nos favorece muchísimo para la alimentación de los ancianos, que tenemos 200”, añadió.
La encargada del servicio a las instituciones sin fines de lucro, Karen Colón, explicó que mensualmente ayudan a alimentar a 250,000 personas a través de varios programas que tienen, o con la venta de productos a las 148 organizaciones afiliadas.
Trascendió que anualmente, el Banco de Alimentos distribuye 35.5 millones de libras de víveres en la Isla a través de estas entidades sin fines de lucro. Ahora, con este nuevo almacén, la entidad podrá almacenar esta misma cantidad. El aumento en el volumen les ayudará, a su vez, a incrementar su impacto a las comunidades, explicó la presidente de la Junta de Directores del Banco de Alimentos, Denise Santos.