Caguas.- Una distancia de cinco minutos las separa, pero existe un abismo de diferencias entre sus realidades.

En la égida Jardín de Las Catalinas, los residentes se aglomeran en la entrada buscando un poco de aire fresco. No tienen servicio de agua potable y la planta eléctrica jadea. Solo tiene diésel para mantener el generador funcionando por unas horas. El ascensor permanece apagado en el edificio de seis pisos y el recorrido de basura es irregular. 

Las residentes también se quejan de las reglas “irrazonables” de una administradora ausente, quien no les permite ni tan siquiera calentar leche en el espacio colectivo que estableció para cargar los celulares.

A unas calles de distancia, en la égida Caguas Courtyard hay servicio de agua potable y la planta eléctrica opera el ascensor. Como no hay electricidad, la administradora Enid Acevedo organizó a los inquilinos en equipos que diariamente preparan almuerzo para su comunidad.

“Aquí se han portado muy bien. No tenemos quejas. Han bregado bien”, comentó Cruz García caminaba por el vestíbulo con un abanico recargable.

No siempre habitó el orden en la égida de cuatro pisos, que aloja a 115 residentes.

García, de 77 años, explicó que después de la embestida del huracán María el lugar quedó sin servicio de agua potable y de luz, pero que la administradora trabajó con las dificultades de los residentes.

Pese a la madeja de retos que dejó a su paso el ciclón, la empresa privada a cargo del recogido de basura reestableció el servicio con prontitud y ayer comenzó a correr el agua por las tuberías de la égida sin la ayuda de una cisterna.

Durante una visita que Primera Hora realizó al lugar, la administradora explicó que después del huracán se realizó un recogido de comida entre los residentes para establecer un almuerzo colectivo, que garantiza una comida diaria a los residentes.

“Cuando sobra comida del almuerzo, se reparta en la tarde”, interrumpió Carmen Pedraza, un septuagenaria que se encontraba en la oficina de administración realizando un trámite.

Justo al final del pasillo, en el salón de usos múltiples convertido en cocina colectiva, se observaban alimentos y botellas de agua sobre la mesa.

Pero en la égida Jardín de Las Catalinas se instalaba la desesperanza. La administradora Brendalis Roldán no se encontraba en el lugar. Había estado en la mañana cobrando el alquiler, aseguraron las vecinas que conversaron con este medio.

“El dueño vino una sola vez a tomar fotos de los daños del huracán para el seguro”, soltó molesta Ana Otero Hernández, de 66 años.

“Desde que pasó el huracán no recogían la basura. El truck de la basura vino hoy”, agregó.

Otero Hernández y María Meléndez, de 65 años, contaron que la cisterna se dañó antes del huracán y que los residentes tienen agua porque un vecino de la Barriada Morales les permite coger agua de un grifo que se encuentra frente a su casa. 

“Ahora mismo la planta se está quedando sin diésel y se nos va a ir la poca luz que tenemos”, afirmó Meléndez.

Las vecinas apuntaron que solicitaron ayuda al ayuntamiento y que funcionarios municipales han visitado el lugar en varias ocasiones.

“El municipio nos trajo alimento cuatro veces, pero por tratarse de un proyecto privado todo tiene que ser canalizado por la administración que no existe”, insistió Otero Hernández.

Para Josefina Rolón, de 76 años, la situación atenta contra su bienestar emocional y su independencia.

“No estamos pidiendo que nos cuiden, solo exigimos que nos ofrezcan los servicios básicos de forma adecuada”, afirmó.

“Busqué estar aquí porque soy una mujer independiente. Mi medicina son mis amigas, la comunidad que he creado. Me siento bien aquí, no me gustaría irme”, agregó Otero Hernández cuya familia la visita con frecuencia.

La directora de la Secretaría de Desarrollo Humano del Municipio de Caguas, Aida González Santiago, reconoció las realidades dispares en las seis égidas del ayuntamiento.

Explicó que ha visitado algunas residencias de adultos mayores tras recibir quejas de los residentes. En esas visitas se topó con administradores ausentes, que no contaban no contaban con un plan para responder al desastre causado por el huracán.

“Imagino que luego habrá un proceso de rendición de cuentas”, apuntó la funcionaria sobre las medidas que se podrían tomar contra los administradores que no cumplieron con su deber durante el desastre.

Mencionó que ante las carencias descubiertas el ayuntamiento coordinó para que los residentes de las égidas recibieran comida caliente del conocido chef español José Enrique, quien llegó al país a cocinar para miles de damnificados por el huracán María.

González Santiago indicó que también ha canalizado ayuda para los residentes de las égidas a través del Departamento de la Familia y que la Oficina de Manejo de Emergencias municipal ha suplido agua a estos complejos de viviendas.