Justo a las 4:00 de la tarde de hoy, sábado, los restos del líder popular Rafael Hernández Colón fueron colocados en el Cementerio Católico San Vicente de Paúl en su amado pueblo de Ponce.

El solemne momento, como fue el deseo del recordado Cuchin, fue realizado en la privacidad de sus familiares y amigos más cercanos.

El mausoleo fue rodeado por sus hijos, su esposa, sus nietos, desde los más adultos hasta los más pequeños y en cada uno de sus rostros se pudo observar la pena por su partida.

Hace más de ocho décadas que la Catedral Nuestra Señora de la Guadalupe de Ponce recibió a Rafael Hernández Colón como hijo de la iglesia católica mediante el sacramento del bautismo, y hoy acogió su cuerpo para despedirlo de la vida terrenal.

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El féretro del exgobernador entró a la casi centenaria estructura cargado por sus hijos y nietos pasado el mediodía, quienes acompañaron a su ser querido en un emotivo recorrido que inició en la Fundación Biblioteca RHC ubicada en la calle Mayor hasta caminar por toda la calle Isabel en ruta hacia la catedral, adonde tantas veces acudió el exmandatario para recibir la santa misa.

Durante el traslado de la comitiva fúnebre, presidida por la Banda de la Congregación Mita, decenas de ciudadanos lo esperaban apostados a orillas de la vía pública con banderas de Puerto Rico, Ponce y del Partido Popular Democrático (PPD). A su paso, grandes y pequeños lloraban la partida del exgobernador, al cual aplaudían con respeto.

Grandes y pequeños lloraron la muerte del exgobernador durante el traslado de la comitiva fúnebre por las calles ponceñas.

Una de las que llegó a Ponce fue Ivette Flores, que viajó desde Las Piedras con su familia para despedir “al gallito que no se juye, a mi gobernador, porque lo queremos un montón. Esta pérdida significa mucho para nosotros. No hay palabras para describir esta tristeza”.

Otro de los que esperó en la Plaza Federico Degetau, en el traslado de la comitiva fúnebre hacia la catedral, fue el ponceño Juan Vázquez, el cual conoció a Hernández Colón “desde antes de entrar a la política”.

Al recibirlo, Vázquez portaba una gigantesca bandera del PPD junto a una bocina que sonaba el himno oficial de la colectividad.

Para el funerario Jackie Oliver, el cual lleva más de medio siglo ejerciendo el oficio, “ha sido el funeral más grande que yo he tenido en mi vida y el de más gente. El otro fue el de Churumba Cordero y el de Andrés Grillasca, que lo atendimos nosotros, también fue un funeral numeroso con mucha gente y muchas flores”.

A la misa de funeral asistieron los exgobernadores Alejandro García Padilla y Aníbal Acevedo Vilá, la comisionada residente Jenniffer González, alcaldes, la presidenta y el expresidente del Tribunal Supremo de Puerto Rico, Maite Oronoz Rodríguez y Federico Hernández Denton, respectivamente.

También se personaron reconocidas figuras, entre estas, la cantante ponceña Ednita Nazario, Felito Félix y Luisito Vigoreaux, con quienes Hernández Colón sostuvo una gran amistad. De igual manera estaba el presidente de la Pontificia Universidad Católica, Jorge Iván Vélez Arocho y el expresidente de la Universidad de Puerto Rico, Antonio García Padilla, entre otros.

“Estamos aquí en este templo, en esta catedral, donde lo hemos traído ya muerto, a quien trajeron sus padres, vivo, a bautizar en la sangre de Cristo y estamos hablando de este lugar sagrado de una persona que fue abrazado por Dios en el bautismo de su hijo”, expresó el obispo de Mayagüez, Álvaro Corrada del Río en la homilía.

“Puerto Rico se alegra de haber tenido un gobernador de su altura y lo podemos decir, lo que es igual no es ventaja. Fue un gran gobernador, gran padre, gran cristiano; él luchó, trabajó y pudo haber tomado otras decisiones, pero tomo las que él en su conciencia, delante de Dios y delante del pueblo de Puerto Rico, pensó que era lo mejor”, afirmó el obispo católico.

Mientras se dirigía a una iglesia repleta de representantes de distintos sectores sociales, Corrada del Río aprovechó para recordarles lo que debe ser un político.

Los restos fueron expuestos en la Fundación Biblioteca que fundó.

“¿Qué es un político? Es la persona que sabe de sí mismo y va a otros para el bien común. Él salía de sí mismo para encontrarse con otros y otras. Nosotros al traerlo aquí caminando, con unos funerales tan solemnes, nosotros nunca olvidemos y aprendamos que el político es el emisario de sí mismo y va a otros para el bien común, y eso lo hizo Rafael Hernández Colón”, afirmó el obispo de Mayagüez.

La misa de funeral fue presidida por el obispo de Ponce, Rubén Antonio González, a donde también estuvo el obispo emérito de Ponce, Félix Lázaro. Curiosamente, los actos fúnebres de Hernández Colón coincidieron con la fiesta litúrgica de Carlos Manuel Cecilio Rodríguez, único beato puertorriqueño.

En tanto, la alcaldesa de Ponce, María E. Meléndez Altieri, extendió su más sentido pésame a la familia de Hernández Colón al dirigirse a los presentes en la catedral.

Lo describió como “un ciudadano ejemplar, cuya gallardía, elocuencia, fino intelecto e incólume carácter lo convirtieron en portaestandarte que cualquier hombre de estado debe seguir”.

"Cuando las diferencias se manejan dentro de un marco de respeto, de sinceridad, honestidad, sirven de espejo de nuestra humanidad cristiana”, manifestó Meléndez Altieri.

“Rafael Hernández Colón construyó a fuerza de mucho empeño una escuela de vida forjada con su especial sentido del deber, sus principios, su visión y sus acciones para hacerlos realidad. Sus grandes logros deben recordarse, pues cada uno representó un gran esfuerzo donde sus cualidades de profundidad y pensamiento estratégico fueron decisivas”, expuso el expresidente del PPD, Héctor Luis Acevedo, al enumerar proyectos que impulsó el exgobernador.

“La vida y obra de Rafael Hernández Colón son semillas para el entendimiento. Pasará el tiempo y al leer sus escritos, recordar sus ejemplos y emular sus legados vivirá en nosotros para siempre; los buenos maestros nunca dejan de enseñar”, describió Acevedo en un mensaje que ofreció en la catedral de Ponce.

Cabe destacar que la misa de funeral duró poco más de dos horas y media, y al culminar, los presentes despidieron al exmandatario con fuertes aplausos.