“Puerto Rico no está perdido, no está muerto” -VÍDEO
Ayer culminó la Semana Santa de los cristianos con la llamada misa de Resurrección
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 11 años.
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Dorado. Ante la mirada de una gigantesca figura de Jesús ya resucitado, cientos de católicos dieron por terminada la Semana Mayor con la misa de Resurrección en el santuario Cristo de la Reconciliación, en esta ciudad.
Con una asistencia tres veces mayor a lo que aguanta el recinto, según algunos de los presentes, el párroco José A. Rodríguez Reyes, mejor conocido como padre “Jossie”, ofreció un animado servicio en el que predicó sobre la unión de las iglesias durante la pasada semana y un mensaje sobre el hijo de Dios, quien resucitó a los tres días de haber sido crucificado.
“La mayor noticia que hoy la iglesia comparte es que Jesús resucitó”, comenzó hablando el religioso.
“Saludos cordiales de Pascua, salude al hermano que está a su lado y dígale ‘felices Pascuas’. Hemos culminado el recorrido cuaresmal”, anunció antes de rociar a los feligreses con el agua que fue bendecida la noche anterior durante la vigilia de Sábado de Gloria.
En la ceremonia, en que dominaron los cánticos animados, muchos de los asistentes tuvieron que permanecer de pie en pasillos y en la puerta por la gran participación de creyentes en la tradicional misa.
El sermón era escuchado también por la comunidad fuera de la iglesia, pues bocinas exteriores diseminaron el sonido por los alrededores.
“Me siento emocionado. Me siento contento, pues la respuesta ha sido masiva. Puerto Rico no está perdido; Puerto Rico no está muerto; Puerto Rico está consagrado para Cristo. Somos más los cristianos, somos más los que creemos en Dios que los que no creen”, proclamó padre Jossie.
Ayer, Domingo de Resurrección, culminó la Cuaresma de los católicos, un periodo en el que los creyentes son convocados a realizar sacrificios para acercarse más a su Dios. La última semana de este periodo es conocida como la Semana Santa, cuando reviven la pasión del hijo de Dios, su muerte y luego su resurrección.
“En la Pascua no se cargan piedras, todo es alegría”, mencionó el sacerdote, quien pedía a la congregación que proclamara alabanzas.
Este habló, también, de “ milagros” que presenciaron los pasados siete días.
Luego de la misa, el padre bautizó a alrededor de una docena de bebés.