Protege a perritos abandonados con collares y chalecos iluminados
La rescatista Lydia “Cucha” Maldonado se ha dado a la tarea de salvar la vida de muchos animales que están en las calles.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 4 años.
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Lydia Maldonado, a quienes muchos llaman cariñosamente “Cucha”, no duerme tranquila cuando sabe que un perrito abandonado pasa hambre, que su pelaje es carcomido por la sarna o que el indefenso animalito sea maltratado o esté en peligro de ser arrollado por un conductor irresponsable.
Desde hace varios años la sencilla mujer se ha convertido en rescatista y protectora de perros y gatos en la barriada La Puntilla, en Cataño, donde su labor voluntaria ha logrado salvar la vida de muchos animales, algunos abandonados a su suerte por sus dueños.
En días recientes su desinteresada labor ha llamado la atención de los catañenses, pues comenzó con una iniciativa de colocar collares con luces y chalequitos reflectores a varios perritos abandonados en un intento por evitar que los carros los golpeen y queden malheridos.
“Lo que quiero es que haya más conciencia hacia nuestros animales, ellos no hablan, pero con la mirada te dicen muchas cosas”, dijo Maldonado en entrevista con Primera Hora.
Indicó que se trata de tres perritos, una chihuahua, un pitbull mezclado y otro sato que eran de unos vecinos en la barriada La Puntilla que se marcharon del lugar y dejaron a los animales solos. Añadió que los canes son alimentados por otra vecina y como se pasan correteando en la calle, tienen miedo de que un automóvil les dé un cantazo.
“Por allí pasan muchos carros a las millas y se está tratando de poner unos muertos (reductores de velocidad), pero mientras tanto, primero les puse un chalequito reflector, pero ellos jugando, se los quitan. Hace como dos semanas conseguí los collares con lucecitas y todo el mundo está bien contento”, relató Maldonado.
Dijo que cuando la gente ve los perros con las luces muchos se paran y dicen: ‘mira, parecen arbolitos de Navidad’ y yo les digo: ‘eso es para que los carros los vean’. Entonces me dicen ojalá que en otros pueblos lo hagan también", narró.
Ante la acogida que ha tenido la iniciativa dijo que con la ayuda de vecinas está tratando de conseguir más collares, pero cuestan más de $7. “Estamos tratando de ponerle esos collares a otros perros que hay en otras calles. Yo trato de ponerle collares para identificarlos”, indicó.
"No pensé que esto iba a ser un ‘boom’. Todo el mundo lo ha comentado, hasta el alcalde (Félix “El Cano” Delgado)", sostuvo la mujer, quien dijo que tiene a cargo más de una veintena de perros y gatos en distintos sitios de la barriada Puntilla. Añadió que las rescatistas Beatriz Rodríguez y Norma Cruz, de la Alianza Comunitaria, trabajan con la vacunación y esterilización de los animales.
“En mi casa ahora tengo siete perros. Siempre he tenido muchos perritos. También tengo varios gatos. A veces es cansón y cuesta arriba, pero la satisfacción, es grande”, expresó.
Contó que en la calle mucha gente se le acerca para hacerle consultas y pedirle consejos sobre sus mascotas. “Siempre me buscan y me preguntan. Yo les sugiero cosas, pero enseguida les digo que no soy veterinaria. Trato de resolver, pues he curado muchos perros que han dejado en las calles con sarna. En casa tengo un perro bello que estaba lleno de sarna y que yo curé. Ese es Nene”, sostuvo “Cucha”, quien prefirió no ser fotografiada para este reportaje.
Dijo que desde muy niña le gustaban los animales, especialmente, los perros. “Ahora les he cogido más cariño. He aprendido a estar más pendiente de ellos cuando están enfermos. Me gusta ayudar mucho a los que están con condiciones de la piel, los que están abandonados. A los que he curado es algo bien bonito porque no les ha vuelto a dar la sarna”, detalló.
Dijo que la última perra que rescató y a quien llama Negri, era bien arisca y le tiraba a morder. "Poco a poco fui negociando con ella. Era tan arisca que no se dejaba tocar y ahora va donde mí y me lame la cara. Yo le hablo y le digo: ‘ves que no es tan difícil, ahora tienes un techo donde comer y no tienes que ir por ahí buscando qué comer en la calle'’', narró Maldonado.
“Mientras pueda ayudarlos los ayudo, no tengo la salud muy buena, pero le pido a Dios que me de muchos años de vida para seguir bregando con estos animales indefensos. Para mí es una terapia”, expresó la encomiable mujer.
Hizo un llamado a los conductores a ser más conscientes. “Para guiar uno no tiene que ir a exceso de velocidad porque uno se puede tropezar con un animalito y con una persona. Hay alguna gente que no tiene conciencia cuando atropella a un perro o un gato, como si la vida de los animales no valiera nada”, reprochó.
También exhortó a las madres y padres a que enseñen a sus hijos el valor que tienen los animales como seres vivientes.
“Que los cuiden porque los animalitos tienen un valor en la vida y en la comunidad. Que cuando los vean en la calle les den comida y los protejan, que no los abandonen, los maltraten y que los hagan parte de la comunidad. Ellos te pueden brindar mucho amor, sin nada a cambio”, afirmó “Cucha”.