Proponen establecer en la Isla el cambio de horario que aplica en EE.UU.
Si prospera, la ley entraría en vigor el primer domingo de abril siguiente al decimoctavo mes desde su aprobación.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 12 años.
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A pesar de que en Puerto Rico los cambios estacionales no son marcados, y tampoco hay gran diferencia en la duración de los días, un proyecto de la senadora novoprogresista Margarita Nolasco busca establecer el sistema de ahorro de luz solar que existe en Estados Unidos y otros países nórdicos.
La medida que propone adoptar el cambio de horario en primavera y otoño revive el debate en torno a si se justifica o no que se implemente en la Isla el sistema conocido como "Daylight Saving Time" que busca maximizar las horas con luz solar en aras de promover mayor productividad y menor consumo energético.
“El ajuste de hora... es un mecanismo facilitador del quehacer socioeconómico que beneficia tanto a los patronos como a los empleados. Los patronos que necesitan la presencia de la luz solar para llevar a cabo sus actividades pueden aumentar la cantidad de horas de operación diaria... y los empleados, ya sea antes o después de su jornada diaria de trabajo, disfrutan del beneficio de tener tiempo libre”, destaca la exposición de motivos del proyecto.
“Con esta iniciativa, se fomenta un aumento en la productividad diaria de los empleados, algo que debe ser bien visto por inversionistas locales, nacionales e internacionales. Establecer el sistema de ajustes de horarios 'Daylight Saving Time' colocará a Puerto Rico en mejor posición para competir comercial e industrialmente, y tanto los ciudadanos como los empresarios se beneficiarían de las horas de operación extendidas”, añade.
La pieza radicada el 18 de noviembre pasado dispone que a Puerto Rico le aplicaría el Tiempo Estándar del Atlántico ("Atlantic Standard Time"), y establece que desde el primer domingo de abril hasta el último sábado de octubre estará en efecto el horario de verano del Atlántico ("Atlantic Daylight Time").
“El patrón será el siguiente: a las dos de la madrugada del primer domingo del mes de abril de cada año, el horario será adelantado una hora. A las dos de la madrugada del último domingo del mes de octubre el horario será atrasado una hora”, indica la medida.
De convertirse en ley esta propuesta, el Departamento de Estado estaría a cargo de divulgar su contenido entre las agencias federales, los gobiernos estatales en Estados Unidos y gobiernos del extranjero, así como a las empresas que realizan trámites de negocio desde y hacia Puerto Rico.
Si prospera, la ley entraría en vigor el primer domingo de abril siguiente al decimoctavo mes desde su aprobación.
Esta no es la primera que vez que se intenta establecer en Puerto Rico el sistema de cambio de horario que impera en Estados Unidos. Durante su último año en La Fortaleza, el exgobernador del Partido Nuevo Progresista (PNP) Pedro Rosselló firmó la Ley 243 del 2000 con el fin de establecer el mismo sistema de ahorro de luz solar.
La iniciativa nunca se materializó, pues al año siguiente, la exgobernadora Sila M. Calderón asumió el poder, y firmó en marzo la Ley 5 del 2001 para derogar el estatuto aprobado por su antecesor.
Esa ley ordenaba a la Oficina de la Gobernadora a crear una comisión especial para realizar un estudio sobre la viabilidad de adoptar en Puerto Rico ese mecanismo de cambio de horario, y afirmaba que la ley del 2000 carecía de estudio suficiente que justificara su implementación.
“No parece haber un estudio que refleje cuántos millones de dólares se ahorrarían los puertorriqueños en el consumo de energía, ni el impacto del cambio de horario en la economía y la sociedad puertorriqueña. Estudiosos ambientales han concluido que un cambio de hora en Puerto Rico implicaría costos que no han sido debidamente evaluados, procesos complejos industriales de producción que requerirían ajustes en programas de computadoras, algo que es sumamente costoso”, señala la ley firmada por la exmandataria.
“Aun cuando la legislación de cambio de horario es bien intencionada, no es menos cierto que todos los factores apuntan a que se habría de lograr lo opuesto a aquello que se intenta con la medida”, concluye.