El profesor Luis Arnaldo Morell Cruz no se quedó de brazos cruzados al enterarse de que algunos estudiantes del Recinto de Mayagüez de la Universidad de Puerto Rico estaban pasando necesidades en medio de la pandemia del COVID-19 y decidió montar un punto de repartición de alimentos para mitigar el hambre.

Pero nunca imaginó que su acto de buena voluntad generaría una cadena solidaria que beneficiaría tanto a sus alumnos como a él, pues el agradecimiento de quienes recibieron mucho más que el pan de la enseñanza, se hizo viral y permitió alimentar a unas 500 personas al terminar el 2020.

Recientemente, el regreso a clases presenciales de una semana a otra hizo que Morell Cruz, profesor de química en esa institución, reactivara el proyecto a principios de febrero, pues muchos jóvenes tuvieron que continuar el semestre sin dinero para prepararse.

“He estado consciente de las vicisitudes que pasan estos muchachos para conseguir lo que aspiran y tengo un hijo universitario que estudia aquí también. Con la pandemia que se declaró en marzo de 2020, leí a través de las redes sociales que algunos estudiantes estaban pasando necesidad económica porque muchos de ellos eran estudiantes internacionales que no tenían ningún tipo de ingreso y con la pandemia se agravó la situación”, recordó el catedrático natural de Caguas.

“Entonces, decidí montar lo que llamé ‘El punto de repartición de alimentos’. El nombre, básicamente, empezó con miras a estudiantes extranjeros, pero después lo cambiamos para comida para todo estudiante. Empezamos con unas mesitas y unas cuantas cositas y luego siguió creciendo, se unieron vecinos y hasta les cocinábamos. Lo continuamos por todo el 2020″, relató el educador, quien lleva 25 años trabajando en ese recinto.

Mencionó que la situación cambió con el establecimiento de las clases virtuales, pero ante el anuncio de que volverían al recinto, quiso poner en marcha la iniciativa que a tantos ayudó.

“La situación cambió cuando ya las clases eran en línea, pero ahora volvimos, fue de repente porque empezamos el semestre en línea y de momento, de una semana para la siguiente volvemos presencial y algunos estudiantes, me consta que apenas tenían para pagar su hospedaje. Y bueno, ya lo hice una vez, ya no es tan difícil, es cuestión de volver a hacer lo que hicimos antes y así, empecé solito el lunes a repartir alimentos en el punto. Están empezando a llegar los muchachos, se sigue regando la voz”, destacó.

Esfuerzo que calma el hambre

En esta ocasión, Morell Cruz acudió al supermercado e hizo una compra de alimentos variados y llegó hasta la calle Larrañaga en la urbanización Mayagüez Terrace, para reiniciar esta gesta de amor.

Así estará los lunes y miércoles, de 5:00 p.m. a 6:30 p.m., tiempo en el que repartirá víveres a todo estudiante que allí llegue.

“En el 2020 llegué a hacerlo hasta tres veces por semana: lunes, miércoles y sábados. Entonces, conseguimos que la Iglesia Nuestra Señora de la Candelaria en Mayagüez, les trajera almuerzo y aprovechaban que ya tenían su almuercito listo los sábados y se repartían también alimentos. Ahora como estoy solo, (es solamente) lunes y miércoles”, esbozó.

Señaló que su interés es colaborar con los jóvenes mientras escucha sus peticiones, ya que antes de adquirir los suministros, les pregunta qué alimentos prefieren comer o algún menú que quisieran preparar.

“Los muchachos a veces me pedían alimentos listos, porque no tenían tiempo para preparárselos y buscaban algo que se cocinara rápido y les tenía alimentos de fácil preparación. Estaban muy agradecidos, gracias a Dios y se cumplió la misión que era darles una ayudita hasta donde se pudiera y creo que aprovecharon la oportunidad”, mencionó.

Les ayudaba con “todo tipo de alimentos: huevos, pan, pastas, arroz, habichuelas, a veces avena, productos frescos, huevos, verduras y una vez a la semana le hacíamos una pequeña compra para el fin de semana de cerca de $25 cada uno y ahí escogían a su gusto. A veces se llevaban para toda la semana y eso, gracias a las donaciones porque yo no esperaba que fuera tanto. Todo lo que se donó, se repartió”, recalcó.

De otra parte, advirtió que su proyecto no es el único esfuerzo que se realiza en el recinto, sino que surgió como complemento al trabajo de la organización “Come colegial”.

En cuanto al perfil de los estudiantes que llegan a “el punto”, detalló que son jóvenes de escasos recursos económicos, algunos de estos emancipados y otros trabajan a tiempo parcial para cubrir sus necesidades.

No obstante, el dinero que reciben de su paga no es suficiente para llenar el estómago, especialmente los estudiantes internacionales, quienes llegan a Mayagüez para completar su carrera universitaria.

“Di la manita con los estudiantes internacionales, los tengo ahí cerquita y son muchos. El perfil de estos estudiantes es de bajo ingreso y tuve muchos que eran emancipados, totalmente independientes y a veces, si tenían algún trabajito con eso resolvían su matrícula y buscaban esa economía en la alimentación que se proveían”, lamentó.

Pero la realidad detrás del velo social es que muchos estudiantes universitarios se acuestan sin comer y así salen en las mañanas, apresurados para cumplir con sus metas académicas.

Por eso, la gesta del profesor Morell, requiere de la colaboración ciudadana para poder alimentar mejor a quienes luchan por obtener una carrera universitaria, lejos de su familia.

“Ellos a veces me piden papas para hornear, lechuga, tomate y uno escucha lo que ellos quieren y trata de complacer mientras se puede”, señaló Morell al confesar que “es algo que me enseñó mi mamá, es dar la mano cuando pudiera y solo estoy haciendo lo que me enseñaron”.

“Ahora mismo, como estamos empezando de nuevo, hice una comprita y eso fue lo que empezamos a repartir, pero ya están llegando los donativos por ATH Móvil. Pueden llevar alimentos o donar el dinero para comprar la comida. Aquel que quiera unirse a este proyecto, es bienvenido, rieguen la voz porque esto es para los muchachos”, concluyó.

Para colaborar con esta buena causa, puede enviar un mensaje o donativo al 787-342-2029.